Entre las montañas de la abrupta orografía que alberga Gran Canaria, se ubica uno de los pueblos más mágicos de España. Su visita despierta los sentidos de cualquier viajero gracias a las vistas que ofrece de uno de los entornos más impresionantes de Canarias: Reserva Mundial de la Biosfera de Gran Canaria. Tanto es así que ha cautivado a personalidades tan importantes como Miguel de Unamuno, el cual denominó el paisaje como una “tempestad petrificada”.
Pero esto no se queda aquí, pues esta villa permite tocar casi el cielo con las manos, pues se incrusta en el punto más alto de la isla. Esto la convierte en la localidad más alta de Gran Canaria, otorgándole un valor natural y rural que es único en España. Así, Artenara guarda un rico patrimonio que hace disfrutar al viajero gracias a todos sus encantos.
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Desde sus impresionantes monumentos a sus rutas de senderismo, pasando por unas vistas inmejorables de dos símbolos señeros grancanarios: el Roque Nublo y el roque Bentayga. Igualmente, la historia que guarda la villa es antológica, pues en la zona se asentaron los aborígenes canarios. Muestra de ello son los restos arqueológicos que se pueden apreciar, así como uno de los atractivos más característicos que incluye: las casas-cueva.
Las cuevas de Artenara
Las casas-cueva de Artenara son el testigo viviente de una población que hace miles de años habitó esta región. Así, albergan una historia única de la que el viajero puede impregnarse, pues muchas de ellas han sido reconvertidas en alojamientos rurales. De esta forma, son tres las casas cueva que guarda la localidad, las cuales fueron “heredadas en 1962 por Santiago Aranda, quien las rehabilita manteniendo las características de la vivienda típica tradicional de este pueblo”, cuentan desde Turismo de Artenara.
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Tras su adquisición por el Ayuntamiento en 1993, este las destina al Museo de Etnografía doméstica, donde se puede apreciar su interior, dotado del mobiliario típico de la zona y de su época (referencia entre 50 a 150 años). Pero estas cuevas no son las únicas que se ubican en la villa y sus alrededores, pues si se visita, el turista no se puede ir sin contemplar el Complejo Arqueológico de Acusa, uno de los conjuntos arqueológicos más importantes del lugar, constituido por cuevas habitacionales y funerarias.
A este se le suman las Cuevas del Caballero, una zona de refugio de pastores aborígenes y un significativo yacimiento arqueológico donde las cuevas ofrecen una singular simbología de los aborígenes canarios. Por si fuera poco, la Cueva de los Candiles es uno de los tesoros del pueblo. Incrustada en la Montaña de Artenara, su interior destaca por la impresionante decoración de sus paredes, donde se aprecian grabados rupestres.
Un rico patrimonio monumental
Más allá de las cuevas, Artenara guarda un rico patrimonio que se traduce en las numerosas iglesias y ermitas que se distribuyen por la localidad. Así, destaca la iglesia parroquial de San Matías, la cual fue construida inicialmente a comienzos del siglo XVII. No obstante, tras numerosos conflictos y negligencias por parte de las autoridades, el nuevo templo comienza su construcción en la segunda mitad del siglo XIX. En su interior se pueden contemplar las imágenes de la Virgen del Rosario, la Virgen de los Dolores, San Matías y San Juan.
Este edificio se localiza en la plaza con el mismo nombre, la cual es el centro neurálgico de la localidad. En ella se ubica la mencionada iglesia, el edificio del Ayuntamiento, la Casa Parroquial, así como una serie de bares y restaurantes. Destaca también la Ermita de la Candelaria en Acusa, que en el siglo XVII se asentaba en una cueva, hasta que se sustituyó por la actual ermita en 1679. Posee un conjunto de imágenes de gran valor: la Virgen de la Candelaria, la Imagen del Santo Cristo Crucificado, recientemente restaurado, San Antonio de Padua, el Niño Jesús y San Blas.
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Aunque sí hay que destacar una construcción esa es la Ermita de la Virgen de La Cuevita, una joya arquitectónica excavada en la roca y ubicada a unos 400 metros del pueblo. Se fundó en el siglo XVIII y en ella se puede apreciar un altar, un púlpito, un confesionario y un coro: todos labrados en la misma roca. La imagen de la Virgen de la Cuevita es la que preside este templo y la cual tiene una gran devoción en toda la isla.
Para disfrutar de todos estos rincones, el viajero nada más tiene que pasear por sus calles y alrededores, aunque desde Turismo de Artenara, ofrecen la posibilidad de hacer visitas guiadas por la localidad. Para ello hay que reservar en la página web con antelación y seguir las directrices que solicitan.
Mar y montaña
A todo este conjunto monumental, hay que sumar el impresionante patrimonio natural que alberga. Entre las montañas Canarias, Artenara brinda la oportunidad de realizar infinidad de actividades al aire libre, lo que la convierte en un destino perfecto para los amantes del senderismo. Así, el Pinar de Tamadaba, enmarcado dentro del Parque Natural de Tamadaba, ofrece todo tipo de encantos a lo largo de sus ocho kilómetros cuadrados de extensión.
En él se pueden realizar infinidad de rutas de senderismo que descubren algunos de los paisajes más bellos de la isla. Igualmente, los miradores son una delicia, pues ofrecen panorámicas difíciles de olvidar. En este sentido, destacan algunos como el de La Atalaya, el de Unamuno o el de Los Alisios.
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Para completar esta increíble oferta turística, Artenara, pese a ser un pueblo de interior, linda al oeste con una pequeña zona de costa en donde es posible localizar la única playa del municipio: Punta Góngora o Punta de Las Arenas. “Es una playa poco conocida en la Isla, a la que es posible llegar a pie debido a que no dispone de accesos para coche. Es de arena rubia y localizada en una zona ventosa, por lo que normalmente es una playa de fuertes oleajes. Muchos visitantes practican el nudismo en ella”, explican desde Turismo de Gran Canaria.