El precioso pueblo medieval escondido en las montañas de Cataluña: un almacén de sal y una catedral del siglo XII

Esta preciosa villa se incrusta en un impresionante entorno natural y en sus calles se oculta un rico patrimonio cultural

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Gerri de la Sal, Lleida
Gerri de la Sal, Lleida (Shutterstok).

La provincia de Lleida, la única de Cataluña que carece de playa, es conocida por sus impresionantes parajes. En ellos, las montañas y valles asombran al viajero con paisajes de escándalo donde pequeños pueblos medievales salpican todos los rincones, dando lugar a un conjunto rural único. Todas estas villas esconden secretos donde la arquitectura y sus monumentos son los mayores testigos de la historia que allí aconteció.

Así, en la parte meridional de la comarca del Pallars Sobirá, se ubica uno de los municipios más pintorescos de la provincia. Se trata de Gerri de la Sal, un pequeño núcleo que se incrusta en un estrecho ensanchamiento entre dos congostos (Arboló y Collegats) y que está bañado por el río Noguera Pallaresa. La villa cuenta con un patrimonio único, pues a día de hoy todavía conserva su recinto amurallado y un rico conjunto arquitectónico e industrial.

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La sal como pilar

Catedral de Gerri de la
Catedral de Gerri de la Sal, Lleida (Shutterstok).

Históricamente, la sal ha sido el pilar económico de la localidad, de hecho el nombre de la localidad proviene de este mineral. La extracción del producto se hace mediante el método tradicional de evaporación. En este proceso, el agua salada se deposita en grandes piscinas para que repose. Luego, se traslada a piscinas más pequeñas y el sol desempeña su papel. El calor provoca la evaporación del agua, dejando la sal en la superficie, lista para su recolección y secado.

Así, vestigios de esta actividad son las dos torres que se ubican en casco antiguo y que servían para vigilar las salinas, aunque la joya la encontramos en el Almacén de la Sal o Real Alfolí. Se trata del edificio civil más grande de la comarca y en el pasado albergaba las reservas de sal. A día de hoy, sus muros acogen el Museo de la Sal, parte integral de la red de museos del Museo de la Ciencia y la Técnica de Cataluña.

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Por si fuera poco, los encantos de Gerri de la Sal no se quedan aquí, pues su precioso trazado medieval guarda encantos únicos. Así, sus calles descubren un precioso patrimonio arquitectónico que tiene su máximo exponente en el monasterio de Santa María. El edificio se construyó en el siglo XII y destaca por su imponente arquitectura románica,

Gerri de la Sal, Lleida
Gerri de la Sal, Lleida (Shutterstock).

De ella se puede apreciar un imponente campanario dividido en tres pisos, así como un interior maravilloso. Pues en él, se recoge una colección de curiosidades de la época y valiosas pinturas góticas. A este monumento se le suma una antigua torre que era utilizada como prisión.

Naturaleza y tradición

Esta villa medieval es también un destino ideal para los amantes de la naturaleza, pues se incrusta en un entorno que no deja indiferente a nadie. De hecho, Gerri de la Sal cuenta con un vivero que funciona como centro de interpretación de los Espacios Naturales de las Sierras Prepirenaicas Pallaresas. El vivero se divide en tres áreas, cada una enfocada en diferentes aspectos del entorno natural de la región.

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A su vez, la tradición también se puede palpar en este pueblo de la mano de celebraciones como el Baile de la Morisca, que tiene lugar en el tercer domingo de agosto. Asimismo, la Pascua de Pentecostés es uno de los acontecimientos más esperados, pues se celebra la romería de Esplá, donde los vecinos se reúnen en la montaña de Pentina para compartir comidas y danzas, seguidas de una merienda en la fuente de Comacalent.

El pueblo más antiguo de Cataluña que tiene un yacimiento íbero declarado Patrimonio de la Humanidad.

Cómo llegar a Gerri de la Sal

Desde Lleida, el viaje hasta el pueblo es de alrededor de 1 hora y 30 minutos por las vías C-12 y C-13. Por su parte, desde Aínsa, el trayecto tiene una duración estimada de 2 horas por las carreteras Eix Pirinenc/N-260.

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