Carla Toscano, la diputada que tildó los piropos machistas de “ingenio popular” y pidió “lágrimas de feministas” un 25N

La dirigente ha renunciado esta semana a su acta de diputada pero seguirá como concejala en el Ayuntamiento de Madrid

Carla Toscano atiende a los medios de comunicación (Carlos Luján / Europa Press).

A Carla Toscano le toca intervenir: sube las escaleras hasta la tribuna de oradores. El Congreso de los Diputados está debatido la ley del ‘solo sí es sí'. Toscano es diputada de Vox desde 2019, entró en la lista del partido ultraderechista gracias a la Ley Cremallera. Cuando toma la palabra reconoce que lo echará de menos, que “le da pena no poder volver a escuchar ciertas cosas por la calle”. La diputada recuerda cuando a las mujeres les gritaban “dime como te llamas y te pido para los Reyes”, o “ese es un cuerpo y no la Guardia Civil”, lo califica de “ingenio popular”

Número siete por Madrid en las elecciones generales de 2023, Carla Toscano ha renunciado a su acta de diputada. La hasta ahora imagen y voz de Vox del negacionismo de la violencia de género, abandona el Parlamento. Su puesto lo asumirá la hermana de Esperanza Aguirre. Licenciada en Derecho y, según su currículo, Toscano es “especialista en ayuda humanitaria”. La hasta ahora diputada se marcha de la Cámara Baja con varias polémicas a sus espaldas.

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Para Toscano el Ministerio de Igualdad es “un macro-chiringuito”, un departamento “inútil e ideológico” que no ha hecho otra cosa que criminalizar a los hombres. Más allá de los calificativos habituales de los dirigentes de Vox, su declaración más polémica fue contra Irene Montero. En un ataque machista sin precedentes, con reprimenda de todo el arco parlamentario, Toscano acusó a la exministra de Igualdad de que “su único mérito ha sido estudiar en profundidad a Pablo Iglesias”, haciendo referencia a la relación sentimental que mantiene con el exlíder de Podemos.

Son más que conocidas sus provocaciones, tanto en redes, donde cuenta con miles de seguidores, como en el Congreso de los Diputados. El 25 de noviembre de 2020, día Internacional contra la Violencia de Género, se presentó en el Parlamento con una camiseta con el mensaje “Feminist tears” (lágrimas de feminista).

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En el debate de la ley de libertad sexual intervino con otro mensaje en la camisa: “#NotMeToo”, fue entonces cuando se registró en el libro de sesiones otro de sus discursos más controvertidos: “Señor Simancas, ¿me está mirando? ¿Señor Guijarro? Es que a lo mejor no me gusta cómo me miran. Si fuera otro tipo de mujer, por esa mirada les podría denunciar por acoso y violación, y habría que creerme porque soy mujer”.

Carla Toscano evita condenar un asesinato machista como violencia de género, condena "todas las violencias" (Carlos Luján / Europa Press)

En X tampoco se ha cortado nunca. Para describir a las activistas de Femen fue “breve”: “Feministas; voy a ser breve: dais asco”, escribió. Durante la noche de reyes, Toscano criticó que “hoy muchos niños lo que pedían a los Reyes era estar con sus padres. Hoy muchos padres lo que pedían a los Reyes era estar con sus hijos”, decía, pero “no ha podido ser, porque el sistema, con PP y PSOE a la cabeza, amparan las denuncias falsas y la misandria institucional”, escribía, amparándose en la idea clásica de la ultraderecha: las supuestas denuncias falsas de las mujeres víctimas de violencia de género. Para ellos, la ley perjudica al hombre, lo criminaliza.

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A pesar de que su principal batalla ha sido la lucha contra “las feminiazis”, no han faltado tampoco ataques contra el colectivo LGTBI. En el marco de la estrategia de protección contra el VIH y las ITS, en la campaña #SiemprePreservativo, la exdiputada ultraderechista apuntó: “14.900 euros para compra de lubricante y empaquetado de preservativos extrafuerte para sexo anal en el orgullo LGTBI. Esto es lo que hacen con nuestro dinero”, escribió. María Luisa Carcedo, entonces ministra, tan solo impulsó una medida que hasta 2012, cuando Rajoy la eliminó, el ministerio ejecutaba como parte de su estrategia para prevenir la transmisión de infecciones de transmisión sexual.

Toscano, uno de los tres jinetes ‘antifeminazis’

Corría el año 2019, Vox había logrado en tan solo unos meses -entre abril y noviembre- duplicar sus escaños en el Congreso. Fue entonces cuando Abascal designó a Macarena Olona, Carla Toscano y a Rosa Méndez Monasterio, los tres jinetes para combatir la “ideología de género de la izquierda”. Las tres juristas. El objetivo era diseñar una estrategia que permitiera escenificar una la lucha contra el feminismo, los derechos del colectivo LGTBI y las asociaciones que trabajan con objetivos relacionados. Ellas, durante la anterior legislatura, fueron seleccionadas para desplegar las tesis negacionistas sobre el machismo tanto en sede parlamentaria, como en las redes sociales.

Carla Toscano toma la palabra en el Congreso de los Diputados (Alberto Ortega / Europa Press)

Más allá de sus objetivos ideológicos, estaban también aplicar un abanico de oposición mordaz contra Irene Montero. Se emplearon a fondo para “desmontar” lo que acuñaron como “feminismo supremacista”, sus “postulados liberticidas” y también en combatir la ley de la Violencia de Género, que exigen derogar y sustituir por otra de “violencia intrafamiliar”, porque “criminaliza a los hombres”, sostienen.

Toscano, una renuncia más

Vox, con la salida de Toscano, suma una renuncia más a sus filas. Al comienzo de la legislatura fue Iván Espinosa de los Monteros. Según él, renunciaba por “motivos personales”. Sin embargo, su salida también tenía relación por el aumento de poder y protagonismo de Jorge Buxadé, en detrimento a la facción de Espinosa de los Monteros, el alma ultraliberal.

Con la caída de Espinosa de los Monteros corrió la lista, el siguiente en la lista era Juan Luis Steegman, que ni siquiera recogió el acta. Esta nueva renuncia hizo que Toscano pudiera volver a ser diputada por Madrid.

La hasta ahora diputada sale en un momento clave para la ultraderecha española, en plena recomposición después de la pérdida de un buen número de diputados, con tensiones internas más que evidentes y con la facción más ultra tomando paulatinamente el control de la organización.

No obstante, es importante subrayar que no ha renunciado a su acta como concejal en Madrid, donde Ortega Smith dirige el grupo, frente a Abascal, que hace lo propio en el Congreso. Toscano renuncia la semana en la que se conocía que Ortega Smith tiene -o tenía- la intención de disputarle a Abascal el liderazgo del partido.

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