Novak Djokovic, como todas las estrellas del deporte, se pasa todo el año hablando pero rara vez se para a expresarse. En su día a día entra y sale de salas de prensa, responde tres o cuatro partidos sobre el partido, sonríe y se va a seguir su vida. Como ocurre con frecuencia en el deporte moderno, concede pocas entrevistas en profundidad, de esas en las que con calma puede desgranar sus polémicas, su infancia, su presente o su futuro. La primera de 2024, de las no muchas que dará, la ha concedido al rotativo británico The Times.
En ella trata su posición sobre las vacunas, recuerda los bombardeos que vivió de niño en Belgrado, se hace un recorrido por su carrera, la del tenista más victorioso de todos los tiempos y, por descontado, se habla también de Carlos Alcaraz. Al fin y al cabo, hoy en día parece el único tenista que realmente puede ser capaz de ganarle un gran torneo. Ya lo hizo el pasado año, en Wimbledon, en una final memorable.
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“Normalmente, ese tipo de partidos, como la final de Wimbledon, despiertan algo en mí. Alimentan mi deseo de ser más exitoso. Las grandes derrotas son como una llamada para despertarme, un impulso. Bien, ahora voy a saltar incluso más alto. Voy a hacer lo que hago incluso mejor. ¿Qué pasó después de Wimbledon? Gané cada torneo que jugué, en Estados Unidos, incluido el US Open, en pista cubierta, en Europa. De algún modo se podría decir que me alegró perder esa final de Wimbledon, porque me hizo seguir adelante”, explica el jugador serbio.
No cabe duda de que a Djokovic le gusta Carlos Alcaraz. Como jugador y como persona. No tiene ningún interés en demostrar lo contrario, si su admiración y cariño no son reales lo disimula muy bien. “Como jugador es realmente único, no he jugado nunca contra nadie como él. He jugado contra Federer y Nadal, por supuesto, todos ellos son diferentes, pero Alcaraz es muy maduro para ser tan joven, muy impresionante”, relata el número 1 que se ríe al recordar que él le saca más edad al murciano de lo que hace este a su hijo mayor, Stefan, que tiene 9 años.
La rivalidad con Nadal
El periodista le pregunta si se siente como ese hombre mayor que redescubre su energía emparejándose con una mujer más joven. Djokovic se ríe hasta casi la lágrima: “No sé si a Carlos le va a gustar eso demasiado, creo que no le va a gustar, pero tenemos una buena relación, así que se lo diré. Se lo diré para molestarle un poco, es gracioso. Y de algún modo, sí, es así”.
A Djokovic le gusta que Alcaraz diga que ha aprendido su juego de los tres grandes del tenis. “Ha tomado la derecha y el movimiento de Nadal, la finura y el toque de Roger y mi revés cortado defensivo. Tiene mucho carisma, sonríe mucho en la pista y es un chico muy agradable. Con él, Holger Rune y Jannik Sinner, que tienen todos alrededor de la misma edad, va a haber grandes rivalidades los próximos años”, predice Djokovic
En la entrevista también se habla, como no puede ser de otro modo, de Rafa Nadal. Su relación es distinta, Djokovic piensa que de algún modo él llegó al tenis para estropear un duelo clásico, el del español con Federer. “Sí, no había espacio para tres”, dice entre risas. “En todas las grandes rivalidades del deporte, como en las novelas románticas, siempre hay dos personas, no tres. En el fútbol es Ronaldo y Messi. Entiendo que esa es una de las razones. Yo no venía de un país occidental, no venía de ese mundo y no tenía problema en decir que les quería ganar, que quería ser el número 1, era algo que decía desde que era adolescente y creo que eso es algo que no le gustó a mucha gente, incluso a ellos, así que se me dejó fuera y se me juzgó mucho, quizá yo no gustaba tanto como ellos. También estaba mi actitud, diciendo que era mejor que ellos y que sería el mejor. Sé que eso es algo que puede ser polarizante, a gente le puede gustar esa confianza, pero otros van a decir que soy un idiota arrogante”, remata el jugador sobre este tema.