La muralla más larga de Europa está en Badajoz: más de seis kilómetros de longitud en la frontera con Portugal

Esta construcción cuenta con bastiones, revellines y fortificaciones auxiliares que datan del siglo XVII. A su vez, constituye uno de los principales monumentos de la ciudad

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Puerta de Palmas, en Badajoz (Shutterstock).
Puerta de Palmas, en Badajoz (Shutterstock).

A lo largo de la historia, España ha sido un territorio de conquistas, reconquistas, invasiones y conflictos que han dado lugar a una serie de fortificaciones que a día de hoy conforman un patrimonio único en el mundo. Así, los castillos son el reflejo de lo que hace siglos aconteció, pero no solo eso, pues las murallas también conforman un rico legado que se puede contemplar a través de sus almenas. Estas muestran la importancia estratégica y militar que tuvieron.

En este sentido, nuestro país alberga la muralla más larga de Europa. Algunos pueden pensar que este título no ostentan recintos tan emblemáticos como los de Lugo, Ávila o Pamplona, pero nada más lejos de la realidad. La muralla más larga del continente corresponde al recinto de Badajoz, algo que no es de extrañar, pues esta ciudad ha sido históricamente un punto de enfrentamiento con Portugal, pues se encuentra justo en la frontera con el país vecino.

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Más de seis kilómetros de muralla

La muralla de Badajoz (ShutterStock).
La muralla de Badajoz (ShutterStock).

La muralla de Badajoz constituye una de las piezas arquitectónicas de carácter defensivo más destacadas de Extremadura. Su origen se remonta a la época almohade del siglo XII, aunque la construcción de los actuales lienzos y baluartes se desarrolló principalmente durante el siglo XVII, en el contexto de las luchas por el control de la frontera entre España y Portugal.

Este imponente recinto amurallado hoy se erige como testigo mudo de los múltiples avatares históricos que la ciudad ha enfrentado. La muralla no solo delimitaba el espacio urbano y protegía a los habitantes de ataques externos, sino que también representaba el poder y la influencia de Badajoz en la región. Así, la muralla se extiende por la ciudad más de seis kilómetros, 6.541 metros para ser exactos, y están jalonadas de bastiones, revellines y fortificaciones auxiliares que revelan la evolución de las técnicas militares de la época.

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A lo largo de los siglos, la muralla ha sufrido numerosas reconstrucciones y modificaciones, motivadas tanto por la necesidad defensiva como por la ampliación y modernización del espacio urbano. De hecho, partes de la muralla han sido derruidas para adaptarse al crecimiento de la ciudad. No obstante, la conservación del patrimonio histórico ha cobrado cada vez más importancia en las últimas décadas, lo que ha llevado a la restauración de varios tramos de la muralla.

La Puerta de Palmas

Puerta de Palmas, en Badajoz (Shutterstock).
Puerta de Palmas, en Badajoz (Shutterstock).

Así, uno de sus puntos destacados es la Puerta de Palmas, con su imponente doble arco construido en 1551, que es uno de los accesos más emblemáticos y conserva todavía su puente original sobre el río Rivillas, aunque este fue reconstruido en el siglo XIX. Además, la muralla conecta con otros puntos de interés como la Alcazaba, un antiguo alcázar musulmán que se alza sobre el punto más alto de la ciudad, o el Casco Antiguo, donde la historia parece cobrar vida entre sus estrechas calles y edificios de épocas pasadas.

Asimismo, el entorno de la muralla también ofrece espacios naturales y áreas recreativas, como el Parque de la Legión, un área verde que brinda a los ciudadanos y visitantes un lugar para el descanso y el disfrute al aire libre, a la sombra del legado histórico de Badajoz.

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Un paseo por Badajoz

Más allá de la muralla, la Puerta de Palmas y espacios como la Alcazaba, Badajoz esconde infinidad de secretos y rincones que son dignos de visitar. La mejor forma de conocerlos es a través de sus calles empedradas, pues conducen a lugares tan impresionantes como la Plaza España, donde se ubica la construcción más importante de la ciudad: la catedral de San Juan Bautista. Este templo se comenzó a levantar en el siglo XIII y finalizó en el XVIII, lo que hace que cuente con múltiples estilos que van del románico al gótico.

A su vez, en la misma plaza se puede contemplar el Palacio Municipal, un edificio que preside el lugar y cuya construcción se inició en el año 1852. Otros de los monumentos imperdibles es la casa Buiza, la cual se engloba dentro de los monumentos de estilo regionalista que alberga la ciudad. Hoy en día es la sede del Colegio de Aparejadores.

Por su parte, la plaza de la Soledad es otro de los espacios que hay que visitar, pues en ella se ubican monumentos como La Giraldilla o el edificio de Las Tres Campanas, el monumento a Porrina de Badajoz o la iglesia de la Soledad, con la imagen de la Virgen de la Soledad, patrona de Badajoz. Por último, la plaza Alta, con sus icónicas fachadas blancas y rojas, el parque del Guadiana o el fuerte de San Cristóbal, son otras paradas obligatorias.

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Cómo llegar

Desde Cáceres, el viaje hasta Badajoz es de alrededor de 1 hora y 15 minutos por la carretera N-523. Por su parte, desde Elvas (Portugal), el trayecto tiene una duración estimada de 25 minutos por la vía A6.

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