La literatura de terror está de enhorabuena gracias a Grady Hendrix, autor norteamericano que, en menos de diez años, ha conseguido hacerse un nombre dentro del género gracias a su capacidad para conectar con las nuevas generaciones utilizando los códigos clásicos, pero mezclándolos con buenas dosis de cultura popular y un imaginario propio en el que encontramos casas encantadas, posesiones ‘teenagers’, ‘matavampiros’ e Ikea como escenario de pesadilla.
Horrorstör fue la novela que lo catapultó a la fama en 2014, que se desarrolla precisamente en una tienda de la franquicia de muebles nórdica en la que ocurren extraños fenómenos durante la noche. Un grupo de empleados decidirá quedarse para saber qué es lo que pasa cuando se apagan las luces dentro de ese espacio aparentemente aséptico y minimalista que esconde misterios aterradores.
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A partir de ese momento, el aura de genio contemporáneo del terror de Hendrix no ha parado de crecer, acumulando toda una serie de hits, como El exorcismo de mi mejor amiga, de espíritu ochentero y protagonizada por dos adolescentes que salen de juerga y, a partir de que se vayan a nadar desnudas a un lago, una de ellas empezará a comportarse de manera extraña.
La novela fue adaptada por Damon Thomas, uno de los creadores de Killing Eve, en una producción para Prime Video en la que se recuperaba la esencia de la obra original, mezclando el thriller con el terror demoníaco, el humor gamberro y las ansiedades propias de la edad adolescente.
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En Guía del club de lectura para matar vampiros continuó un poco en la misma estela a la hora de combinar texturas, alta y baja cultura y literatura ‘pulp’. En ella, una mujer de mediana edad, aburrida de su cotidianeidad, solo encuentra satisfacción en su club de lectura, un pequeño grupo de mujeres sureñas a las que les apasionan las historias de crímenes reales. En sus reuniones hablan de la familia Manson y de sus propias miserias familiares hasta que, un día, la protagonista comience a vivir su propio relato de terror.
Nuevos bestseller de terror
Todo el imaginario creativo de Hendrix no surge de la nada, el autor se ha encargado de reflexionar sobre sus inquietudes y sus preferencias en un ensayo en el que demuestra que es un gran conocedor del tema, titulado Paperbacks From Hell: The Twisted History of ‘70 y ‘80 Horror Fiction, en el que, por supuesto, se reverenciaba a Stephen King.
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Todo esa erudición de los códigos del géneros en clave contemporánea podían también encontrarse en Grupo de apoyo para Final Girls, un calificativo que se utiliza para nombrar a aquellas chicas que sobreviven a los psicópatas en los ‘slashers’, como Leatherface o Michael Myers. En él seguimos a varias de estas ‘final girls’ que acuden a un terapeuta para superar sus traumas hasta que alguien decida eliminarlas.
El año pasado, la editorial Minotauro, que ha publicado la mayor parte de su obra, lanzó Cómo vender una casa encantada. En ella, dos hermanos que acaban de perder a sus padres se embarcarán en la tarea de, como bien dice el título, vender la casa donde crecieron. Pero no lo tendrán nada fácil, porque desde pequeños convivieron con una marioneta que tenía vida propia. Su nombre, Pupkin, un ‘muppet’ siniestro que ya forma parte de uno de los mejores personajes de horror de la literatura de terror y que podría formar un tándem perfecto con Chucky, el muñeco diabólico.
Ahora, se recupera una novela anterior del escritor, Vendimos nuestras almas, en este caso, ambientada dentro del ámbito del heavy metal a través de la historia de la guitarrista de un grupo que se enfrenta a la ruina económica y personal cuando un acto de violencia inesperada la sacudirá por completo y la embarcará en un viaje catártico en el que hay satanismo y pactos mefistofélicos, centros de rehabilitación y muchas dosis de paranoia.