El islote abandonado durante 100 años donde ahora se puede visitar un castillo

En el año 2010 se llevó a cabo una ambiciosa restauración que transformó por completo su aspecto ruinoso original

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Castillo de Sancti Petri (Captura de pantalla)
Castillo de Sancti Petri (Captura de pantalla)

El islote de Sancti Petri, situado en la costa suroeste de España, en la provincia de Cádiz, es un lugar de gran relevancia histórica y arqueológica. Este pequeño trozo de tierra ha sido testigo de diversas civilizaciones a lo largo de los siglos y ha desempeñado un papel destacado en la región.

Su fundación se remonta al siglo XII a.C. Por aquel entonces, ejerció como asentamiento humano y lugar religioso. En el pasado su extensión era mucho mayor que la actual. Esta reducción se debe, por un lado, a la erosión costera causada por la acción del mar y, por otro, a su explotación como cantera de piedra ostionera, que se utilizó en la construcción de viviendas. Además, en su día contó con un santuario a Hércules. Por ello, la historia y lo divino se entremezclan en este lugar.

Por su parte, los arqueólogos aún tratan de dar sentido a los registros que vinculan al Templo de Hércules con este territorio. Según la nueva teoría, contraria a lo que se ha dicho hasta ahora, los restos de este lugar no reposarían en las aguas de Petri. Ahora bien, esto no hacer perder la magia que tanto caracteriza al islote. La realidad está escrita. Documentos y vestigios de todo tipo constatan la importancia social, cultural e histórica de Sancti Petri. Además, los restos marítimos hablan por sí solos. Los hallazgos el las profundidades de Sancti Petri no han dejado de sucederse.

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El acceso al islote: una labor compleja

El islote de Sancti Petri se encuentra en la desembocadura del caño del mismo nombre, aproximadamente a 2,5 millas de la costa de Chiclana. Se ubica sobre un afloramiento rocoso que se extiende parcialmente sumergido hacia el norte. El acceso a este islote es exclusivamente marítimo y se realiza mediante embarcaciones de poco calado. Además, llegar a él no siempre es posible, hay días que las precipitaciones lo impiden. No obstante, en otras ocasiones, cuando la marea está muy baja, existe la posibilidad de llegar a él en kayak o incluso nadando.

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El castillo de Sancti Petri

El actual Castillo de Sancti Petri, con su torre construida en el siglo XVI y su posterior ampliación en el siglo XVIII, se erige como un testimonio de gran importancia estratégica y militar en su época. Formando parte de una serie de fortificaciones a lo largo de la costa, desempeñó un papel crucial en la defensa de la zona costera y la entrada del caño de Sancti Petri. Destacó como un excelente baluarte defensivo ante los ataques de piratas ingleses y sufrió el impacto de las bombas francesas durante la Guerra de la Independencia, destacando su relevancia histórica en la protección de la región.

Pero el paso del tiempo le hizo caer en el olvido. El islote estuvo abandonado durante más de 100 años. En este tiempo sufrió los efectos de la erosión y vivió grandes daños. Finalmente, pasó a formar parte del Ministerio de Defensa.

En 1918, se erigió un modesto faro en la torre, elevándose a 20 metros sobre el nivel del mar. Hoy en día, este enclave, catalogado como Bien de Interés Cultural, está bajo la tutela de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía y se encuentra dentro del Parque Natural Bahía de Cádiz, formando parte del Dominio Público Marítimo Terrestre. Después de una serie de disputas legales, se incorporó oficialmente al término municipal del Ayuntamiento de San Fernando.

La isla habitada desde hace 5.000 años con senderos entre acantilados.

En el año 2010, se llevó a cabo una ambiciosa restauración que transformó por completo su aspecto ruinoso original. La piedra original de su construcción quedó oculta tras una capa de mortero de cal natural, otorgándole un tono blanquecino que no pasa desapercibido para quienes lo contemplan desde la costa. Esta restauración resaltó las murallas, la entrada principal, las renovadas estancias interiores y, por supuesto, la imponente torre, devolviendo al islote su esplendor y su

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