Ir al supermercado es la prueba latente de que todo cuesta más. Mucho más. Los precios de los alimentos se han disparado, la gasolina y la electricidad marcaron récords históricos y las hipotecas y alquileres siguen al alza tras la subida de los tipos de interés. Por este motivo, los hogares españoles tienen que gastar 2.275 euros más para poder mantener el mismo consumo que realizaban antes de la pandemia. El Gobierno ha puesto en marcha diferentes paquetes de medidas para frenar la espiral inflacionista que se viene produciendo en los últimos años, pero, a la luz de los datos, parece no ser suficiente.
El hogar medio gasta 1.696 euros más en 2022 que en 2018 para comprar bienes y servicios. Sin embargo, el poder de compra derivado de tal desembolso no solo no aumenta, sino que se reduce. Y es que, a lo largo del citado periodo, el español medio ha pasado a gastar 1.696 euros más cada año, pero ha obtenido a cambio unos bienes y servicios que en 2018 le habrían costado 579 euros menos, según el último análisis del think thank Instituto Juan de Mariana. Esto significa que, en la práctica, igualar el consumo de 2018 en 2023 requiere gastar 2.275 euros más.
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Gastar más para comprar menos
En el caso de los alimentos y las bebidas, el aumento del gasto observado entre 2018 y 2022 ha sido de 827 euros. Sin embargo, como los precios de estos productos han subido con fuerza, la inflación se ha “comido” el grueso de esa subida, hasta el punto de que, frente a un aumento del gasto nominal de 827 euros, la subida real se ha quedado en apenas 61 euros.
En cuanto a los gastos en concepto de vivienda y suministros, los desembolsos crecen en 1.062 euros pero el valor real de tal aumento se queda en apenas 159 euros cuando se considera la inflación, de modo que la escalada de precios explica el 85% del encarecimiento. En cuanto al transporte, las familias prácticamente han “congelado” el gasto total, que apenas sube en 4 euros de 2018 a 2022; no obstante, debido a la subida de precios de los carburantes, el valor real de estas compras se ha reducido hasta el punto que equivalen a los mismos bienes y servicios que en 2018 costaban 403 euros menos.
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Por otro lado, si teniendo en cuenta el gasto en restaurantes y hoteles, el presupuesto familiar también sigue prácticamente constante (solo crece en 6 euros) pero, ajustando el dato a la inflación, vemos que la caída del poder adquisitivo equivale a 235 euros. Para adquirir a finales de 2023 los mismos bienes y servicios que 2018, los españoles pagan ahora un 17,3% más.
Hay, eso sí, diferencias notables por tipos de bienes y servicios. Por ejemplo, realizar la misma compra que en julio de 2018 suponía un desembolso de 100 euros en el supermercado, se ha convertido en noviembre de 2023 en una operación valorada en 135 euros. De igual modo, si nos fijamos en el coste del vestido y el calzado, el incremento observado implica que hace falta gastarse cerca de 128 euros para comprar lo que en 2018 suponía apenas 100 euros.
Pérdida de poder adquisitivo
El mandato de Pedro Sánchez tras la moción de censura no ha sido sencillo. La crisis sanitaria del Covid-19, sus consecuentes restricciones que paralizaron o recortaron la actividad de muchos negocios, los problemas en las cadenas de suministro, la espiral inflacionista derivada de la guerra en Ucrania son algunos de los retos a los que se ha tenido que enfrentar el Ejecutivo durante los últimos años. Pese a las medidas llevadas a cabo para frenar el alza de precios y proteger a los trabajadores, los españoles han perdido más de 600 euros de poder de compra en los últimos años, dado que la subida de los salarios se ha quedado en agua de borrajas en comparación con el alza de los precios desde 2018.
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En términos de días de salario perdidos, esto supone que los sueldos de los españoles medidos en términos reales se han reducido en una cantidad equivalente a siete días de trabajo o, lo que es lo mismo, los españoles deben trabajar siete días más para ganar lo mismo que antes. Aunque los salarios han crecido un 5,2% en términos nominales desde 2018 hasta 2022, si se tiene en cuenta la evolución de la inflación, los salarios registran una caída del 3,6% en términos reales.