Pocos saben lo tedioso que puede llegar a ser vivir encima de un bar. En especial si los clientes son irrespetuosos y si los dueños no son capaces de calmarlos. Para acabar con los ruidos que le asolaban cada noche, este vecino de Sevilla encontró la manera de aguarles la fiesta de una vez por todas (literalmente). En la imágenes que se han vuelto virales, puede verse cómo el hombre comienza a empapar con la alcachofa de la ducha a todo aquel que pasase por debajo de su balcón.
Los avisos que cuelgan de su terraza llevan allí dos años: “No se quiere bar, se quiere descanso, se respeta el sueño o se llama al 092″, reza un cartel que puede verse en la vivienda del señor. El vecino lleva ya tiempo aguantando los ruidos, que le mantienen en vela hasta altas horas de la madrugada.
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Así que, el día de la Cabalgada de Los Remedios, este vecino decidió tomarse la justicia por su mano y regar a todas las personas que interrumpían su descanso. Los clientes intentaron seguir con su fiesta bajo la lluvia, pero no estaban especialmente contentos con el vecino. En los vídeos que recogen el incidente, pueden escucharse numerosos insultos (”calvo cabrón”) entre los cantos de las personas que están en la calle bebiendo y fumando.
La dueña del bar quedó muy molesta con la actuación de este hombre. En el programa Cuatro al día, aseguró que la situación del ruido era puntual y los hechos del vídeo, sucedidos en la Noche de Reyes, eran algo fortuito y extraordinario. De hecho, asegura que las imágenes se grabaron a las 21:00 horas (aunque admitiría después que era “algo más tarde”) y que su bar cumple con todas las normativas necesarias.
Mujer condenada por tirar agua a un bar que le molestaba por el ruido
La extrema medida de este sevillano podría acarrear medidas legales. En 2015, la Audiencia de Málaga condenó a una mujer por los daños ocasionados al tirar colillas y agua a la terraza de un bar que estaba situado debajo de su casa. Los motivos para ella eran los mismos: le molestaba el ruido.
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En este caso de 2012, la acusada, molesta por los ruidos del establecimiento que tenía justo debajo de su piso, arrojó en al menos tres ocasiones colillas encendidas a los toldos de la terraza. Esto provocó pequeñas quemaduras en la tela, desperfectos tasados en 920 euros. Otro día, se decantó por la medida opuesta: tiró un cubo de agua sucia en la terraza del local. El agua dejó inservible el teléfono de un cliente, que estaba consumiendo con un grupo de gente. Los daños en este caso fueron valorados en 423 euros.
Por estos hechos, la mujer fue condenada por un delito continuado de daños y se le impuso una multa de 6.000 euros, que tendría que pagar en 20 meses a razón de 10 euros por día. Además, debía indemnizar por el dinero tasado tanto a la dueña del bar como al propietario del teléfono inutilizado.