“¿No es verdad que en Madrid se respira mejor?”, decía Jose Luis Martínez-Almeida, alcalde de la ciudad de Madrid, durante un acto oficial para celebrar la reducción de dióxido de nitrógeno en el aire capitalino. El líder del Partido Popular advertía de la mejora de los niveles contaminantes de la ciudad, que se ha quedado al límite por debajo de los microgramos por metro cúbico de dióxido de nitrógeno anuales que deben respirarse en la ciudad, limitado por la legislación europea en 40 microgramos por metro cúbico.
Cabe destacar que Madrid, como otras grandes ciudades, se queda al límite en muchos baremos (y en otros supera) que ponen límite al aire insalubre que respirar antes de que pueda provocar problemas de salud. Llevado a otros campos, sería similar a bordear el límite el máximo de alcohol permitido para poder conducir, siempre cerca del máximo legal, pero lejos, muy lejos, de los recomendados y responsables.
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La legislación europea es clara, pero se ha quedado por cumplir a lo largo de los años. Este es el segundo curso en el que Madrid alcanza los estándares diseñados en 2010, hasta ahora había sido incapaz de reducir la contaminación de dióxido de nitrógeno (NO2), una normativa que, aun así, es muy flexible respecto a los límites que marca la Organización Mundial de la Salud (OMS) respecto al aire que se debe respirar sin que cause perjuicios para la salud.
El último informe de la calidad del aire de Ecologistas en Acción deja en muy mal lugar la contaminación de Madrid. Respecto al dióxido de nitrógeno, cuya fuente principal son las emisiones originadas en los motores de combustión de los automóviles, su consumo puede afectar a los pulmones e inhibir algunas de sus funciones y respuesta inmunológica, un problema que se agudiza en niños y personas con asma. Para Ecologistas en Acción, “cualquier intento serio de reducir los niveles de contaminación pasa por disminuir el uso del automóvil en la ciudad”.
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La directiva actual establece un valor límite horario: ninguna estación debe superar el valor de 200 µg/m3 más de 18 horas al año. “La ciudad de Madrid incumplía sistemáticamente dicho valor límite, hasta el año 2020 y a partir de entonces ya no se ha vuelto a incumplir”, sostiene el informe de Ecologistas en Acción, que identifica un único incumplimiento puntual en 2022 en la estación Ramón y Cajal. En 2023, ninguna de las 24 estaciones de la red tuvo superaciones del valor límite horario de NO2. Desde 2010, la reducción ha sido paulatina en todos los medidores que el Ayuntamiento tiene por Madrid.