En el año 2004, hacer pellas implicaba ir a un Claire’s a hacerse un piercing en el ombligo. El castigo podía ser aún peor si el metal incluía un accesorio con forma de delfín. La moda dosmilera ha tenido un regreso faraónico en los últimos años (potenciado por la fama de plataformas como Vinted o tiendas como Humana) y no sólo en los escaparates de las tiendas más cotizadas de las grandes urbes. Veinte años después del estreno de Chicas Malas, la película que convirtió en bullying en una actividad glamurosa, la cinta dirigida por Mark Waters ha recibido un lavado de cara.
La película original fue un equilibro perfecto entre la comedia icónica, los looks atemporales y las actitudes canónicas que conforman el perfil de sus protagonistas. ‘Las plásticas’, a excepción del personaje de Cady Heron (interpretado por Lindsay Lohan) en sus inicios, son bimbos: mujeres únicamente interesadas en su porvenir, su rédito y su apariencia. La comida es un Godzilla a abatir y la talla 38 es la ordinariez a evitar. Regina George (McAdams), Gretchen Wieners (Chabert) y Karen Smith (Seyfried) conformaban el tridente más peligroso desde el ‘MSN’ (Messi, Suárez y Neymar) o la ‘BBC’ (Benzema, Bale y Cristiano).
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Las nuevas Chicas Malas llegan a las salas de cine españolas este viernes con una nueva premisa: la música. Samantha Jayne y Arturo Perez Jr. dirigen esta nueva entrega que se inspira en el musical basado en la cinta original. No sólo hay nuevas reinas en el instituto, sino que éstas también cantan. La nueva versión del largometraje combina las escenas míticas del primer filme con las canciones originales que perfilan a Regina George (interpretada por Reneé Rapp) como la reina de la jungla adolescente.
Con música de Jeff Richmond, letras de Nell Benjamin y guion de Tina Fey (que retoma su rol como la profesora Norbury), la nueva Chicas Malas pretende adaptarse a los tiempos coyunturales a través de unas partituras que le dan una vuelta de tuerca al relato original. Ahora, la maldad reina en TikTok, en las redes sociales y en las cafeterías de especialidad.
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Con un nuevo reparto (Angourie Rice como Cady Heron, Rapp como Regina George, Avantika como la nueva Karen, Bebe Wood interpreta a Gretchen Wieners, Auli’i Cravalho es Janis Ian y Jaquel Spivey interpreta a Damian), este grupo de adolescentes consumidos por los vídeos de alta definición que alimentan al cerebro tenía una complicada tarea: evitar las comparaciones con una de las películas clásicas de los años 2000, un monumento de memes, bromas y diálogos capaces de llevar a cualquier filósofo a revolverse en su tumba.
¡Por favor, dejad de cantar!
Sorprendentemente, la Chicas Malas de 2024 no es tan catastrófica como muchos anticipaban. Los chistes están ahí, las bromas calan como en la original, eso sí, adaptadas a un público que ha intercambiado las humillaciones en público por aquellas que se hacen a través de comentarios en Instagram. La sala de cine reía a carcajada limpia con las bromas que se incorporan del filme que Lohan protagonizó y con aquellas que apelan a todo aquello que ha cambiado en la sociedad, y en la adolescencia, en estas dos décadas que han transcurrido.
Todo lo anterior confirma que la cinta dirigida por Waters es una estatua de oro visitada por los peregrinos más mamarrachos. La versión sonora, al más puro estilo High School Musical, es un ejercicio visual que comienza a resentirse conforme avanza la película, siendo el elemento menos destacado de una cinta que, precisamente, se adapta para convertirse en una versión cantada de las vicisitudes de la vida adolescente.
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Avantika es la intérprete que más fidelidad presenta con respecto al personaje que en su momento canonizó Amanda Seyfried, convirtiendo su inocencia en la dinamita que la convierte en el papel más divertido de Chicas Malas. Reneé Rapp es una versión pasivo-agresiva de la diva George y Auli’i Cravalho y Jaquel Spivey mantienen completamente vivo el espíritu de Janis y Damian, el dúo clave de la cinta original, portadores de algunas de las mejores frases.
Referencias a Ariana Grande y su Thank you, next (canción y videoclip en el que referenció el icónico baile de Navidad de ‘Las plásticas’), a iCarly y a los emblemas culturales que marcaron a la generación que, cuando Chicas Malas estuvo disponible en el videoclub más cercano, todavía desconocía qué era un condón.
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Aunque en ocasiones chirría, Chicas Malas ha demostrado que un clásico siempre es bienvenido en cualquier tipo de formato. Risas aseguradas, bromas bien hiladas y una trama que, pase el tiempo que pase, seguirá perteneciendo a las estanterías históricas del mundo audiovisual.