Qué es una hipoteca bonificada: ventajas, riesgos y requisitos

Entre las bonificaciones más habituales se encuentran la domiciliación de la nómina o la contratación de un seguro

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Una calculadora y una escritura de compraventa de una hipoteca.
Una calculadora y una escritura de compraventa de una hipoteca.

A la hora de comprar una casa, lo habitual es recurrir a una hipoteca, que puede ser de tipo fijo o variable, para hacer frente a su coste, la cual tendrá unas condiciones determinadas, en función de lo negociado con el banco, que afectan, por ejemplo, al tipo de interés. Los bancos ofrecen unas hipotecas con un tipo de interés reducido si contratas adicionalmente otros productos: son las conocidas como hipotecas bonificadas.

Una hipoteca bonificada, como hemos avanzado en la introducción, es aquella que ofrece un descuento o bonificación en el tipo de interés en función de los productos asociados o combinados que se contraten en la misma entidad bancaria. Entre las bonificaciones más habituales se encuentran la domiciliación de la nómina o la contratación de un seguro. En este último caso, puede tratarse de:

  • Seguro de vida: cubre el riesgo de fallecimiento del tomador del préstamo, siendo la aseguradora la encargada de cancelar el capital pendiente de pago.
  • Seguro de hogar: cubre el continente o el contenido de tu vivienda.
  • Seguro de protección de pagos: garantiza el pago de un número de cuotas mensuales y/o un determinado capital si se produce una pérdida de ingresos y/o el fallecimiento del deudor.

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Dependiendo de cuál sea el producto adicional que se contrate, se aplicará una rebaja u otra en el tipo de interés nominal de la hipoteca bonificada. También hay que tener en cuenta que habitualmente, aunque no siempre, cuantos más productos se adquieran, mayor será la bonificación -siempre con un límite-.

Las bonificaciones de una hipoteca suelen ser intereses más bajos. Lo más habitual es que estos intereses más bajos se presenten en forma de un tipo de interés nominal (TIN) más reducido. De esta forma, aunque tengamos que pagar más por los productos asociados que contratamos de forma conjunta, ahorramos algo de dinero en los intereses que pagamos por el préstamo.

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Aunque muchas hipotecas bonificadas nos ofrecen un TIN más reducido, antes de contratar una hipoteca bonificada deberíamos fijarnos en la TAE bonificada. ¿Por qué? Porque la TAE (Tasa Anual Equivalente) es la que refleja con mayor exactitud lo que vamos a pagar por una hipoteca. La principal diferencia entre TIN y TAE consiste en que la primera solo hace referencia a los intereses que pagamos por el préstamo, mientras que la segunda contempla otros aspectos que también suponen un coste en la hipoteca.

De hecho, la TAE se utiliza principalmente para comparar diferentes hipotecas entre sí. Esto permite saber de forma fácil y rápida qué hipoteca es más barata. O sea, qué préstamo nos cobrará más dinero y cuál menos teniendo en cuenta tanto los intereses como el resto de factores que afectan al precio del préstamo. De esta forma, la TAE bonificada es el índice que nos va a indicar mejor lo que pagaremos por la hipoteca bonificada. Comparando la TAE y la TAE bonificadas de una misma hipoteca, podemos valorar si las bonificaciones que nos ofrece el banco realmente nos interesan o no.

¿Son recomendables las hipotecas bonificadas?

Las hipotecas bonificadas tienen el objetivo de aumentar la fidelidad del cliente con el banco. Al tener más productos contratados con el mismo banco, es menos probable que el cliente se vaya a otra entidad. Por ejemplo, si en el futuro queremos hacer una subrogación de la hipoteca (llevar nuestra hipoteca a otro banco), es menos probable que lo hagamos si tenemos diversos productos contratados con el mismo banco.

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En este sentido, una hipoteca bonificada supone menor libertad para el cliente, pero también es cierto que puede suponer un ahorro mayor en la hipoteca. De esta forma, las hipotecas bonificadas son recomendables o no dependiendo de muchos factores, tanto respecto a la propia oferta individual de cada hipoteca como a las condiciones personales de cada cliente. Para ello hay que tener en cuenta varios aspectos importantes:

  • El ahorro merece la pena: si lo que vamos a ahorrar contratando una hipoteca bonificada es muy poco, puede que no nos interese acceder a las bonificaciones y disponer de mayor libertad financiera.
  • Uso de los productos asociados: si para acceder a las bonificaciones tenemos que contratar un seguro que no vamos a utilizar, no tiene mucho sentido hacerlo. Si, por el contrario, se trata de un seguro del que vamos a obtener ventajas considerables, puede ser una buena idea contratar la hipoteca bonificada. Lo mismo ocurre con el resto de productos asociados que el banco nos ofrece.
  • Cambios de entidad bancaria: si crees que es posible que lleves tu hipoteca a otro banco en el futuro es mejor que evites las hipotecas bonificadas, ya que implican más ataduras con la entidad. Si, por el contrario, crees que es muy probable que te quedes en ese mismo banco durante todo el tiempo que dure la vida del préstamo, puede ser una buena idea contratar una hipoteca bonificada.
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