Horas aciagas para el medioambiente en España. El desastre ecológico que se inició en diciembre, cuando millares de pellets llegaron a las costas gallegas, no ha dejado de acrecentarse y ya se han notificado microplásticos en Asturias y Cantabria, con riesgo incluso de que alcance País Vasco, después de que el buque Toconao volcara seis contenedores con miles de sacos en el océano.
Al menos, desde este martes las comunidades autónomas afectadas ya trabajan con el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico (Miteco). Asturias elevó su Plan Territorial de Contingencia por Contaminación Marina Accidental en el Principado de Asturias (Placampa) al nivel 2 ni 24 horas después de identificar microplásticos en sus playas procedentes del barco holandés, cuestión que llevó a Galicia, más reticente a tomar la medida, a aplicarla más de 20 días después de tener constancia de que estos restos alcanzaran sus costas. Incluso Cantabria, que en palabras de su consejero había identificado “ocho o diez pellets”en las costas, también ha activado el nivel 2. Euskadi, la próxima potencial afectada, ha puesto en marcha el plan Itsasertza, aunque las simulaciones que ha llevado a cabo prevén que los microplásticos no lleguen a sus playas.
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La cuestión fundamental para alcanzar el nivel 2 de sus alertas estaba relacionada con que, a partir de ese nivel, el Gobierno podía interceder y ayudar a gestionar la crisis. La ayuda consistirá en poner “medios humanos y materiales a su disposición”, aseguran fuentes del Miteco. Galicia, con su Plan territorial de contingencia por contaminación marina accidental (Camgal) al nivel 2, ya puede coordinarse con el equipo de Teresa Ribera. El Ministerio cuenta con cinco bases logísticas, una de ellas en Pontevedra, desde donde se podrá enviar material para trabajar en la limpieza de las playas.
Irónicamente, el mismo día en el que se elevaba la emergencia al nivel 2, la Xunta de Galicia hacía público un informe técnico sobre la llegada de pellets, un escrito que apenas ocupa un folio y está firmado por un único profesional, en el que aseguraba que los microplásticos no supone un peligro. Sin embargo, activar el nivel 2 lleva implícito reconocer que se ha de afrontar un desastre ecológico, puesto que esta fase solo se activa “cuando el episodio de contaminación sea de gravedad o extensión media”.
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Oscar Esparza, especialista en áreas marinas protegidas de la organización WWF en España, asegura que el principal problema contaminante de los pellets se genera a través de su química y los agregados que se le añaden para elaborar productos: “Tiene impacto demostrado sobre organismos a diferentes niveles, la contaminación es evidente y tiene repercusiones importantes. Genera problemas de ingesta, de asfixia y diferentes problemas asociados. Ingerirlas puede producir heridas internas y graves complicaciones en la fauna”, declara a Infobae.
La exposición de los pellets a rayos ultravioleta
Además, los pellets están claramente identificados como un problema en el mar. La cantidad vertida a diario en las aguas del mundo es de “millones de toneladas”, apunta este experto, que además hace hincapié en que “la exposición a rayos ultravioleta hace que estos microplásticos se hagan cada vez más pequeños hasta volverse nanoplásticos, imposibles de extraer del agua. Se vuelven tan pequeños que penetran dentro del tejido celular y se acumulan en la cadena alimentaria. Incluso el plancton puede verse afectado”, afirma Esparza.
Las organizaciones como Ecologistas en Acción ya han denunciado a la empresa propietaria del buque Toconao y le piden 10 millones de euros en calidad de reparación por los daños medioambientales que va a causar en las playas y aguas de España. Los pellets, asevera Esparza, son ineludibles de la presencia humana. “En aquellas zonas donde más ruta marítima hay es donde mayor foco de pellets se encuentran. La distribución no es homogénea, depende del paso del hombre, así que el daño y perjuicio es evidente”.