Italia es para muchos una especie de tierra prometida. Sus paisajes, monumentos y patrimonio histórico-cultural la sitúan como uno de los destinos predilectos para los turistas. Así, Cerdeña es tan sólo una de sus joyas. La llegada a la isla, ya sea por aire o por mar, esconde un particular toque mágico. La impresionante costa rocosa del norte de la isla se perfila en el horizonte, anticipando las numerosas y encantadoras sorpresas que aguardan en este viaje.
En este contexto, Porto Flavia se convierte en uno de los indispensables del viaje. Se encuentra al suroeste de la isla y es conocida por ser una de las mayores rarezas de ingeniería mundial: un puerto marítimo colgado de un acantilado.
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Historia de Porto Flavia
Durante los siglos XIX y XX, la isla de Cerdeña experimentó un notable auge en su actividad minera, con un enfoque particular en la extracción de carbón. En los terrenos del pueblo de Iglesias, donde se encuentra Porto Flavia, todavía se pueden apreciar los vestigios de aquella época en forma de túneles, pozos e instalaciones de lavado. La región respira historia industrial, y Porto Flavia se alza como un monumento que conmemora aquel periodo.
Fue entre los años 1923 y 1924 cuando el ingeniero Cesare Vecelli construyó este puerto marítimo para dar salida a la producción minera de la zona, rica en carbón, azufre, bario, zinc, plomo, plata y otros metales. La situación geográfica era perfecta, ya que tenía la profundidad suficiente para que los barcos de vapor pudieses amarrar. Por su parte, el artífice propuso erigir el puerto directamente en la cara del acantilado, enlazándolo con la cima mediante intrincados túneles. Además, la elección del nombre, Porto Flavia, no fue casualidad, pues fue un emotivo tributo a la hija del ingeniero, Flavia. Es por ello que lo personal y la efectividad se fusionan en una construcción única.
Además, a pesar de no ser un requisito indispensable, el propietario de la empresa del puerto solicitó que en el extremo de los túneles que se abría hacia el mar se erigieran torres y arcos de hormigón. Seguidamente, también pidió colocar placas decorativas con la fecha y el nombre del puerto, una decisión que ha dado al paraje el distintivo aspecto del que goza a día de hoy.
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Así era el funcionamiento en el antiguo puerto
Se construyeron dos túneles superpuestos, cada uno con una longitud aproximada de 600 metros, y se interconectaron mediante nueve grandes depósitos verticales. El mineral era transportado en un tren eléctrico y se descargaba en los depósitos a través de escotillas.
Posteriormente, se habilitaban compartimentos que permitían la caída del mineral deseado hacia el túnel inferior. Allí, una cinta transportadora de alrededor de 16 metros se encargaba de cargar los barcos que estaban atracados en la base del acantilado. Este proceso completo solía llevar alrededor de dos días.
Cómo visitar Porto Flavia
A día de hoy es posible realizar una visita a la mina en un recorrido guiado de 10 euros por persona. Esta oferta permite contemplar de cerca los ferrocarriles utilizados en el transporte de minerales, así como su eficaz sistema de cintas transportadoras.
No obstante, para contemplar la impresionante estructura desde el exterior, se recomienda reservar un recorrido en barco o lancha. Esto no solo te permite disfrutar de un refrescante baño en las aguas cristalinas de Cerdeña, sino también admirar el imponente acantilado de 132 metros de altura frente a Porto Flavia. También existen diversas excursiones que van desde 1 hasta 8 horas de duración.