Uno de los pueblos más bonitos de Francia que está a cinco minutos de España y por donde pasa el Camino de Santiago

El sur de Francia ofrece una variedad de destinos ideales para los viajeros interesados en enriquecer su experiencia cultural y disfrutar de parajes de ensueño. A lo largo de la costa mediterránea y en la región de los Pirineos, se encuentran numerosos pueblos que destacan por su belleza y su valor patrimonial, y que gracias a su cercanía con España se convierten en destinos perfectos para un viaje de fin de semana. Así, el viajero puede contemplar una arquitectura medieval única, además de disfrutar un patrimonio natural impresionante.

En este sentido, de todas las hermosas villas que se pueden encontrar, destaca uno que se localiza apenas a cinco minutos de la frontera con España. Se trata de Ainhoa, un pueblo situado al norte de Zugarramurdi, en el País Vasco, y que se distingue por ser una bastide, un modelo de población medieval característico de las regiones de Aquitania y Occitania, edificadas entre los siglos X y XIII. A esto se le suma que gracias a todos sus encantos está considerada como uno de los pueblos más bonitos del país galo.

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Ainhoa tiene su origen en el siglo XIII, cuando se levantó como vicaría del monasterio navarro de Urdazubi-Urdax. Así, históricamente ha sido un lugar de descanso y hospedaje para aquellos peregrinos que hacía el Camino de Santiago. Se caracteriza por tener todos los ingredientes de un típico pueblo vasco, pero con algunos toques propios. Su disposición, además, es de lo más peculiar, pues solo cuenta con una calle principal donde se puede apreciar una pintoresca arquitectura.

Así, paseando por ella, uno queda asombrado con las blancas fachadas de las casas, las cuales combinan a la perfección con el color rojo de las puertas y ventanas. Una arquitectura típica del siglo XVI y XVIII, que es uno de los aspectos más destacados de la localidad. Pero esto no es todo, pues cuenta con bonitos monumentos como es la iglesia del pueblo, que es de estilo románico y cuenta con un campanario pórtico en la entrada.

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En su interior destacan el bonito artesonado del techo, las boiseries doradas del coro, la nave de doble galería y la cúpula de cielo estrellado. Este templo se ubica en la plaza del pueblo, la cual se organiza en torno al frontón y junto a la iglesia.

Igualmente, un aspecto curioso de la localidad es la disposición de las casas, pues como fue construida en torno a la calle principal, “todas las fachadas de las casas de uno de los laterales de la calle están orientadas hacia el oeste. Esa es la razón por la cual, si se da un paseo por ella, se observa como las fachadas de madera que miran hacia el este son mucho más coloridas y están más decoradas que las de orientación oeste. Estas presentan formas mucho más discretas y ventanas más estrechas para protegerse de las inclemencias del tiempo”, explican desde la oficina de turismo.

Por si fuera poco, las preciosas casas de la calle principal acogen en su seno comercios dedicados a la venta de productos locales o de artesanía. Además, si el viajero se sumerge en la parte de atrás de las casas, puede descubrir bonitos jardines y huertas.

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La distancia desde Ainhoa a la frontera con España es de apenas de cinco minutos. Así, a pueblos como Zugarramurdi, el viaje es de alrededor de 10 minutos por las carreteras NA-4401 y D20. Por su parte, desde Hendaya (Francia) el trayecto tiene una duración estimada de 45 minutos por la vía A63 (hay peajes).