En el continente africano se pueden encontrar algunos de los lugares más maravillosos de la Tierra. Estos descubren al viajero destinos inimaginables que se ubican en las regiones más insospechadas, de hecho, la gran mayoría se mantienen ocultos y escondidos esperando ser visitados. Así, mantienen su historia y cultura intacta, la cual, en ocasiones, permanece durante miles de años hasta nuestros días.
En este sentido, en Etiopía se ubica uno de los mayores tesoros de África: la ciudad sagrada de Lalibela. Este rincón africano es conocido por su conjunto único de iglesias talladas en la roca, consideradas una de las maravillas construidas más sorprendentes del África cristiana. Tanto es así, que ha sido catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco gracias a su extraordinario patrimonio arquitectónico y religioso, representativo del apogeo de la civilización etíope medieval.
Un conjunto único en el mundo
Descubrir Lalibela es viajar por el pasado de Etiopía y descubrir como vivían allí hace miles de años. Así, las once iglesias monolíticas, esculpidas en el siglo XII durante el reinado del rey Gebre Mesqel Lalibela de la dinastía Zagwe, no son solo monumentos históricos, sino lugares de peregrinaje activo para los fieles de la Iglesia Ortodoxa Etíope. Estas estructuras fueron talladas tanto interna como externamente desde la roca viva, lo cual es una hazaña de ingeniería y una obra arte que hasta el día de hoy sigue despertando asombro y admiración.
El conjunto se divide en dos grupos principales y una iglesia aislada, conectándose unas con otras mediante una compleja red de túneles y pasadizos tallados en la roca. Recorrerlos es una experiencia única, pues conducen a los diferentes templos y descubren infinidad de secretos. “Cada iglesia es única, tanto en estilo como en tamaño: Bet Medhane Alem, el templo tallado en roca más grande del mundo, está rodeado por 34 altísimas columnas; mientras que Bet Giyorgis es un plinto de 15 metros y tres pisos en forma de cruz”, explica la guía de viajes Lonely Planet.
Igualmente, destaca Bete Maryam, que es considerada más antigua de todas. Aun así, las iglesias no solo resaltan por su construcción, sino también por sus elementos decorativos, que incluyen delicados tallados y pinturas que representan escenas bíblicas y de los santos. Estas decoraciones son un testamento de la habilidad de los artesanos de la época y de la profunda espiritualidad que impregna el lugar.
Un lugar de peregrinación
Lalibela es uno de los principales centros de peregrinación en África. Durante las principales festividades religiosas, como la Semana Santa y Timkat (Epifanía), fieles de todo el país se congregan en allí para rezar y participar en liturgias que se llevan a cabo tanto en el interior como en los alrededores de las iglesias. Así, la atmósfera durante estas celebraciones es de lo más especial, atrayendo a miles de turistas de todo el mundo.
Así, el turismo en Lalibela también es un eje crucial para la economía local y la preservación del sitio. Los fondos recaudados a través del turismo contribuyen a proyectos de conservación para proteger las iglesias de los daños causados por factores naturales, como la erosión y el desgaste producido por el clima.
Sin embargo, factores como la presión turística y las condiciones climáticas extremas han puesto en riesgo la integridad de las estructuras, lo que ha llevado a una colaboración continua entre organismos internacionales, el gobierno etíope y la comunidad local para garantizar su preservación.