El 8 de diciembre, el buque “Tucana” perdió seis contenedores de pellets cerca de aguas gallegas. Los plásticos se han esparcido por las costas gallegas y también han llegado a las asturianas, cántabras y vascas. Las regiones han activado la alerta medioambiental y ahora tratan de limpiar todos esos microplásticos.
Esas pequeñas perlas de plástico ya llegaron a otra costa causando un desastre medioambiental de grandes dimensiones. Todo comenzó el 20 de mayo de 2021, cuando un buque cargado con unos 1.500 contenedores cargados con ácido nítrico y otros químicos como sosa cáustica, además de 1.680 toneladas de pellets, de empezó a arder frente a las cosas de Sri Lanka. El MV X-Press Pearl, con bandera de Singapur, comenzó a hundirse un día después de que las autoridades extinguieron el fuego que azotó el barco durante 12 días.
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En ese momento se desató el que fue catalogado como uno de los desastres marítimos más devastadores de los últimos años, y no lo fue solo por los vertidos químicos, sino por esas diminutas lentejas de plástico que inundaron la cosa. “El mayor impacto no fue causado por el fueloil pesado. Tampoco lo eran los productos químicos peligrosos a bordo, que incluían ácido nítrico, sosa cáustica y metanol. El daño más “significativo”, según la ONU, provino del derrame de 87 contenedores llenos de gránulos de plástico del tamaño de una lenteja: los pellets”, conforme recoge un artículo de The Guardian.
200 animales muertos y plástico en sus entrañas
Además del daño medioambiental, que causó la muerte de más de 200 animales, entre ellos cuatro ballenas y 20 delfines, el suceso afectó a un gran número de familias residentes en las zonas costeras que subsistían gracias a la pesca, según recoge EFE.
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En un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), publicado medio año después del desastre ecológico, informó de que el plástico apareció en las vísceras de los peces. Hemantha Withanage, directora de un grupo de actuación llamado Centro de Justicia Ambiental de Sri Lanka, denunció que estas partículas también se han encontrado en un santuario de tortugas a 300 kilómetros al norte de Colombo, la playa frente a la que se produjo el hundimiento.
“Con el tiempo, los gránulos, que tardarán hasta 1.000 años en desintegrarse, pueden acumularse en la cadena alimentaria y enfermar a los peces y potencialmente a los humanos”, explicó Withanage, que añadió en sus declaraciones que “en lo que respecta al medio ambiente, cada gránulo de plástico es un desastre en sí mismo”.