La cuenta atrás estudiantil ha empezado. El alumnado que se presenta este año a la prueba de acceso a la universidad reconoce el crepitar del reloj y tiene una serie de cifras grabadas en su mente, las de las notas de corte del curso anterior para las carreras y las universidades en las que están interesados. La historia se repite cada año y condiciona el día a día de muchos alumnos de segundo de bachillerato durante su último curso en el instituto.
El 2019, con el cambio de Gobierno, trajo la LOMLOE y sustituyó la LOMCE, aprobada por Mariano Rajoy. La LOMLOE, también conocida como ‘ley Celaá’, es la octava en 40 años de democracia y añade cambios que afectan al sistema de acceso a la universidad. Se aprobó a finales de 2020, y su implantación ha sido paulatina. De hecho, los cambios que afectan a la prueba de acceso no entrarán en vigor hasta el próximo curso, el de 2024/2025, aunque el Ministerio de Educación tenía previsto que los actuales alumnos de segundo de Bachillerato fueran los que estrenaran el nuevo formato.
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La nueva Prueba de Acceso a la Universidad (PAU) se ha pospuesto un año más porque, conforme explican desde el ministerio de Pilar Alegría, el Gobierno se encontraba en funciones antes del inicio de curso y no podía llevar a cabo los cambios pertinentes. Por este motivo, en este curso 2023-24 se mantiene la EBAU que se venía realizando en los últimos años con una serie de adaptaciones mínimas “necesarias para ajustarla a la ordenación y al currículo que se ha derivado de la LOMLOE”.
¿Cuáles son los cambios de la EBAU para el curso 2023-24?
Entre las adaptaciones que se han introducido en el sistema de exámenes de este último curso con la Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU) destaca el cambio de las materias obligatorias. De esta manera, se mantienen los exámenes de Lengua Castellana y Literatura II, Lengua Extranjera II y la materia específica obligatoria de la modalidad. En las comunidades autónomas con lengua cooficial, también lo harán de esa materia. Y la novedad es que, en cumplimiento de la nueva ley, deberán elegir si examinarse de Historia de España o Historia de la Filosofía, algo que no hicieron los compañeros de cursos anteriores. Desde Educación indican que el objetivo de este cambio “ha sido transmitir tranquilidad, certidumbre y confianza al alumnado que se tienen que examinar en junio de 2024″.
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Se ha previsto, además, que la prueba se ajuste a los criterios de evaluación del currículo actual de 2º de Bachillerato que está cursando el alumnado, ya que este año, por primera vez, se presentarán a los exámenes los estudiantes que han cursado la nueva modalidad de Bachillerato general, introducida por la LOMLOE, y que tiene un currículo diferente al que había con la LOMCE.
Este curso, los exámenes deberán realizarse antes del 14 de junio y los resultados deberán publicarse antes del 28 de ese mismo mes. En el caso de la extraordinaria, las comunidades autónomas que decidan hacerla en julio, deberán hacerlo antes del día 12 y publicar los resultados antes del 19. Si escogen septiembre, las fechas límite serán el 13 y el 20 de ese mes.
¿Cómo será la nueva PAU?
Desde el Ministerio, señalan a Infobae España que el cambio en el modelo de aprendizaje que establece la nueva ley “adquiere un enfoque competencial” y “está alineado con los estándares de organizaciones internacionales como la OCDE”, y que para poder evaluar la adquisición de conocimientos a través de este nuevo sistema de aprendizaje es necesario un cambio en el sistema.
Una de las novedades es la mayor homogeneización de las pruebas y los criterios de evaluación, una demanda constante de los alumnos. “Se establecerá un marco a partir del cual se construirán modelos que, sin ser iguales, sentarán las bases que permitirán evaluar con los mismos criterios el grado de adquisición de las competencias específicas de las materias objeto de examen”, explican, y también recuerdan que “no es posible establecer una prueba única, ya que iría en contra de lo establecido por la Ley en materia de reparto de competencias”.
Cambian los currículos de las materias y también la forma de evaluarlas. “La LOMLOE da más valor a la capacidad de saber movilizar una serie de conocimientos para resolver una necesidad que a la memorización de conceptos presentados de manera parcelada y lo que se trabaja en el aula debe tener reflejo en lo que el alumnado debe hacer en la prueba de acceso”, defienden, y por ello, aseguran que las pruebas se ajustarán a un “enfoque competencial”, lo que se traduce en menos memorización y más destreza a la hora de aplicar conceptos.
En marzo de 2023, se hizo una prueba piloto con un modelo de exámenes de la PAU. En ellos no hay un cambio radical respecto a los que se han hecho hasta ahora, pero sí se ven diferencias en una menor necesidad de recordar conceptos y más de aplicarlos o realizar análisis más exhaustivos. Por ejemplo, en el caso de Lengua y Literatura se omite el ejercicio de análisis sintáctico de oraciones, y por el contrario, se incluye la redacción de textos. Las preguntas sobre literatura no son tan extensas, sino que se centran en detallar las características de los distintos movimientos literarios, como la poesía de posguerra.
Un ejercicio novedoso que se incluyó en la prueba fue en análisis conjunto de tres textos (una copla de Jorge Manrique, un artículo periodístico y un cartel del Ministerio de Sanidad sobre el edadismo) de épocas y características muy diferentes en relación con el tratamiento que se ha hecho a lo largo de la historia del tempus fugit. Solo es una prueba piloto y no significa que este tipo de ejercicios vayan a aplicarse, pero sí muestra las intenciones de este nuevo modelo de evaluación.