Es el director más importante que ha dado la cinematografía finlandesa contemporánea y uno de esos autores que siempre han sido fieles a su estilo, de manera que toda su obra se puede reconocer de forma inmediata gracias a una serie de características que lo identifican: el hieratismo gestual de sus personajes, el minimalismo expresivo de herencia ‘bressoniana’ y el ascetismo formal.
Desde sus inicios, sus películas siempre han sido críticas con el sistema, desarrollando querencia por los seres que se encuentran en sus márgenes, anónimos héroes de la clase trabajadora en los que late el desarraigo, la soledad y la penuria económica.
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Sin embargo, la desolación de sus primeras obras, como La chica de la fábrica de cerillas, fue dando paso a un universo un poco más amable y esperanzador a través del romanticismo. En ese sentido, Fallen Leaves, su última película, sería una condensación de todos los motivos del director a través de la relación emocional que se establece entre una mujer que acaba de ser despedida de su trabajo, y un alcohólico que encuentra en ella el poder para su salvación.
Un romance mudo que homenajea a Chaplin
En tan solo 81 minutos, casi de forma muda (la sombra de Charles Chaplin planea en todo momento), nos adentramos en el universo del director de la forma más pura, en la que se encarga de desplegar algunas de sus grandes pasiones, la música (desde el pop finlandés al tango) y el cine, ya que parte de los encuentros de la pareja se producirán en el entorno de una sala donde, al menos durante unas horas, pueden escapar de la realidad y soñar. Juntos verán Los muertos no mueren, la película de zombies de Jim Jarmusch, y se despedirán junto a un cartel de Breve encuentro, de David Lean.
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Fiel a su esencia del ‘menos es más’, Kaurismäki quizás es más autoconsciente que nunca aquello que domina a la perfección, aunque no encontremos ningún atisbo de impostura, tan solo de un total dominio de las herramientas que maneja a la hora de crear dosis de humanidad tan sincera que desarman, como si fuera consciente de que el valor de la empatía es cada vez más difícil de alcanzar en el mundo en el que vivimos.
Aunque se trate de una película de trasfondo romántico, la posición política del director se cuela por las rendijas, no solo a la hora de criticar el falso mito del bienestar en los países nórdicos, sino también con la introducción de un alegato contra la Guerra de Ucrania, cuyas consecuencias se escucharán por la radio mientras los personajes.
Fallen Leaves ganó el Premio del Jurado en el pasado Festival de Cannes y está nominada a dos Globos de Oro, mejor película de habla no inglesa y mejor actriz de comedia, Alma Pöysti. También parte como favorita en la shortlist de los Oscar.