Todo el mundo habla de Saltburn y el FOMO (sigla en inglés que indica un miedo casi irracional a perderse cualquier evento comentado en redes sociales) nunca tuvo tantos adeptos. El segundo largometraje de Emerald Fennell (después de Una joven prometedora) está en todas partes, pero sobre todo en la red social predilecta de la generación Z: TikTok. Vídeos de reacciones, de explicaciones, de teorías que pretenden explicar el comportamiento de sus personajes y de retos asociados a las escenas más destacadas del largometraje.
Aquellos que todavía no han tenido el placer de disfrutar de sus controvertidas escenas, lideradas por las magnánimas interpretaciones de Barry Keoghan y Jacob Elordi, pueden hacerlo en Prime Video. Una de ellas, y cuidado que vienen spoilers, es la del cementerio. Tras la muerte de Felix (interpretado por Elordi), Oliver (Keoghan) se desnuda en su tumba e inserta su pene en la tierra húmeda recién removida para insertar el ataúd en la tierra.
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Tras el estreno de Saltburn hemos podido saber que dicha escena no estaba preparada y que fue una idea del propio Keoghan, que quiso ver hasta dónde podía llegar la obsesión de Oliver, su personaje, hacia Felix. “Para mí, no se trataba de follarme la tumba, sino más bien de que no sé qué hacer con esta obsesión, me está confundiendo y me está volviendo poco humano en cierto modo”, ha comentado el actor irlandés a Entertainment Weekly. “Creo que fue un descubrimiento total para él. Y fue triste. Fue muy, muy triste”, explicó la directora al mismo medio.
Inicialmente, el guión sólo preveía que Oliver tocara y besara la tumba recién cavada de su amado Felix, pero en el día del rodaje, Fennell cambió de opinión. “Hablé con Barry por la mañana y le dije: ‘No sé, Barry. Creo que... se bajaría la cremallera’”, recuerda con una sonrisa diabólica. “Y Barry dijo: ‘Sí’”, indica.
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“Ella planta semillas, ¿sabes lo que quiero decir?” Keoghan dice de Fennell. “Sabe que esas semillas van a crecer, sobre todo cuando las planta conmigo. Emerald tuvo esa idea y yo la acepté sin hacer preguntas. Estaba totalmente de acuerdo”, dice el intérprete sobre cómo la cineasta fue capaz de insertar la mentalidad pervertida de Oliver en su interpretación.
La directora de Saltburn ha admitido a Entertainment Weekly que, aunque la escena de la tumba es “chocante, divertida e incómoda” a partes iguales, en el fondo “tenía que ser un momento de profunda desesperación, un momento de dolor casi familiar por este amor no correspondido para siempre”.
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“No puedo ver más tumbas”
Saltburn ha sido lo más comentado en el universo cinéfilo de TikTok y Letterboxd. O la aman, o la odian. El gris no existe a la hora de perfilar las virtudes o defectos del segundo largometraje de la carrera de Emerald Fennell. Sus controvertidas, sensuales y lujosas escenas tampoco contaron con el consenso del equipo de producción, sobre todo con la del cementerio. “La duración es lo que la hace tan poderosa”, ha explicado la cineasta, que habilita la producción de un amplio abanico de emociones mientras Keoghan hace de las suyas.
“La gente decía: ‘Ya sabemos lo que va a pasar. ¿Por qué tenemos que verla? Y yo respondí: ‘¡Lo importante es verlo! Lo importante es no cortar. Tienes que sentirte incómodo, sólo puedes entenderlo si lo aguantas”, indica sobre las voces discordantes entre bastidores. “Es imposible que no apareciera en la película. No hay forma de que pudiera ver una actuación con esa dedicación -una expresión de dolor y amor tan intensa como esa- y no mostrarla”, dice orgullosa. “Fue lo más extraordinario que había visto nunca”. Con ella han coincidido miles de espectadores que la han considerado como uno de los pasajes más impactantes de la cinta.
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La escena también tuvo un impacto duradero en su protagonista, para bien o para mal. “Ya no puedo mirar las tumbas de la misma manera. ¿Sabes lo que quiero decir?”, indica cómico.“ En realidad, no me dejan entrar en los cementerios. Cuando me vean llegar me dirán: ‘No, no’. Sobre todo si voy sin ropa”, añade, haciendo referencia a la comentada escena.