La amas o la odias, no hay punto intermedio. Saltburn se ha convertido en lo más comentado de las últimas semanas entre los centennials que son incapaces de sobrevivir a cualquier tipo de evento navideño en familia sin comentarlo en sus redes sociales. La segunda cinta de Emerald Fennell tras la oscarizada Una joven prometedora (2019) llegó a Prime Video el pasado 22 de diciembre y, desde entonces, su nombre aparece en cualquier publicación de TikTok.
Aquellos que todavía no han tenido el placer de disfrutar de sus controvertidas escenas, lideradas por las magnánimas interpretaciones de Barry Keoghan y Jacob Elordi, sufren de un severo grado de FOMO (siglas en inglés que hacen referencia al miedo a perderse algo o de no formar parte de la conversación). Saltburn está en todas partes, pero sobre todo en la red social predilecta de la generación Z. Vídeos de reacciones, de explicaciones, de teorías que pretenden explicar el comportamiento de sus personajes y de retos asociados a las escenas más destacadas del largometraje.
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Una de ellas, cuidado que vienen spoilers, es la de la bañera. Oliver (Keoghan) está obsesionado con Felix (Elordi). Tras presenciar cómo se masturba en la bañera de su palacio, al que ha sido invitado para pasar una temporada, Ollie espera a que su amigo se vaya del baño para beberse el agua que contiene su semen. “Yo estaba en plan, ‘Gracias a Dios, es mío’”, dijo Elordi a Variety sobre dicha escena gráfica. “Estaba muy orgulloso de tener a Barry engulléndolo así”, añadió cómico sobre su clímax cinematográfico.
Entre la sorpresa y el disgusto, muchos de los espectadores la han considerado como uno de los tramos más grotescos del filme. Para sorpresa de nadie, el agua que Keoghan ingiere en Saltburn se ha convertido en una vela. ‘Jacob Elordi’s Bath Water’, el agua de la ducha de Jacob Elordi, ya es el accesorio más solicitado de aquellos que han vibrado con la cinta de Fennell. Se puede comprar en Amazon por 36 dólares y en Etsy por 26, tal y como indica el medio Variety. Después del frenesí colectivo que se produjo con el lanzamiento de la vela que olía como el orgasmo de Gwyneth Paltrow (literalmente, la vela se llama ‘This Smells Like My Orgarsm’ y es de la marca de la celebridad, Goop), un nuevo sheriff ha llegado a la ciudad.
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Saltburn pretende, precisamente, explorar temas como el deseo y la lujuria. Qué mejor cierre para la película que la creación de una vela que refleja ese ímpetu desmedido de consumo de cuerpos que tan bien refleja el largometraje. Además, Elordi es uno de los caramelitos de la industria. Ya lo dijo Sofia Coppola antes de pedirle que fuera su Elvis en Priscilla. “Todas las chicas de la sala se giraron hacia él, gravitaron”, dijo la directora en una entrevista con The Hollywood Reporter. “Me dije: ‘Sí, tiene el carisma que imagino que tenía Elvis’”, añadió.
La película no sólo ha convertido su polémica en negocio, también ha conseguido que una canción de hace más de 20 años, Murder On The Dancefloor, de Sophie Ellis-Bextor, sea un fenómeno en las redes sociales. No en vano, podría volver a las listas de éxitos de Reino Unidos dos décadas después de triunfar en las emisoras y pistas de baile británicas.