Un nuevo análisis de las pruebas de muchos suplementos nutricionales y dietas que se cree que mejoran los resultados de la fecundación in vitro (FIV) ha llegado a la conclusión de que la adopción de una dieta mediterránea durante el tratamiento ofrecería un único “enfoque directo” con buenas pruebas de beneficio en contraste con el de una dieta occidental.
Las terapias auxiliares para ayudar a las mujeres infértiles a concebir mediante FIV, especialmente a aquellas cuyos tratamientos no han tenido éxito en el pasado, son ahora una característica común tanto antes como durante el ciclo de tratamiento. Los resultados de los estudios sobre nueve suplementos nutricionales de uso común resultaron incoherentes y no siempre de buena calidad, según el análisis, realizado por el profesor Roger Hart, de la Universidad de Australia Occidental, y City Fertility, de Perth (Australia), publicados en la revista Reproductive Biomedicine Online.
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Hart explica que se desconoce en gran medida hasta qué punto se utilizan suplementos nutricionales en la FIV. Por lo general, los suplementos nutricionales no se prescribe, sino que se compran por Internet o sin receta. Se automedican y es imposible determinar datos sólidos sobre su uso.
Los suplementos nutricionales analizados en el estudio fueron la dehidroepiandrosterona (DHEA), la melatonina, la coenzima Q10 (CoQ1O), la carnitina, el selenio, la vitamina D, el mio-inositol, el Omega-3, las hierbas chinas y varias dietas (así como la pérdida de peso).
Muchos se revisaron como coadyuvantes para la mala respuesta al tratamiento previo de FIV, entre los que DHEA y COQ10 parecían en los estudios tener más beneficios que las terapias de control. Del mismo modo, hubo algunas pruebas del beneficio de la melatonina, pero sigue sin estar claro qué grupos de pacientes podrían beneficiarse, ni en qué dosis.
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Sin embargo, las pruebas a favor de una dieta mediterránea son mucho más sólidas e incluyen varios ensayos clínicos aleatorios bien diseñados, que muestran beneficios tanto en el desarrollo embrionario como en el resultado del embarazo (incluso a partir de un programa de intervención de seis semanas).
El profesor Hart explica que las características comunes de estas dietas favorables eran un alto consumo de frutas y verduras, cereales integrales, legumbres, frutos secos, pescado y aceites monoinsaturados o poliinsaturados, pero con una ingesta limitada de alimentos muy procesados. “Estas dietas son ricas en vitaminas B, antioxidantes, ácidos grasos poliinsaturados omega-3 y fibra, y bajas en grasas saturadas, azúcar y sodio”, afirma.
Los ácidos grasos omega-3, que suelen tomarse como preparados combinados, son los ácidos grasos dietéticos más estudiados en la bibliografía sobre FIV, en gran parte, según el profesor Hart, por sus beneficios percibidos en la salud general y la reproducción. Las pruebas sugieren que los ácidos grasos omega-3 “pueden ser beneficiosos” para mejorar los resultados clínicos de la FIV y la calidad embrionaria.
Del mismo modo, los antioxidantes suelen tomarse como combinaciones de suplementos, pero las pruebas de una importante revisión (de 63 estudios sobre antioxidantes en reproducción) los calificaron de baja calidad y no pudieron demostrar ningún beneficio en cuanto a la tasa de nacidos vivos.