Cruella, Loki, Succession, The Boys, El menú, La casa del dragón, Balada de pájaros cantores y serpientes, ahora Saltburn... Basta con echar un vistazo rápido a las ficciones de los últimos años tanto en cine como en televisión para darse cuenta de algo: los malos han vuelto, y ahora molan más que nunca. Desde Estados Unidos con las reinterpretaciones de sus clásicos Disney y Marvel con sus villanos carismáticos a cierto sector del cine de autor europeo que se ha empeñado en hacernos ver a los locos como genios y a los maltratadores como incomprendidos (Otra ronda, La casa de Jack...), la pantalla se ha llenado en los últimos años de personajes moralmente cuestionables pero con los que sin embargo al público les resulta más fácil empatizar. Es un mundo cínico el que nos ha tocado vivir y este tipo de personajes el que ahora toca adorar.
Una tendencia a cuyo carro parece haberse subido definitivamente España, que para todo tenemos que ir con algo más de demora pero que en este caso puede que ese tiempo haya merecido la pena. Porque ahora llega a Netflix Berlín, el esperado spinoff de La casa de papel en torno al personaje más diabólico pero también más carismático de toda la serie, el Berlín de Pedro Alonso. Otro malo que mola que, como descubriremos en esta serie precuela, tiene motivos de sobra para comportarse así, pues la serie indagará en los orígenes del personaje al tiempo que narra un gran atraco anterior a asaltar la Casa de la Moneda y Timbre junto a Tokio (Úrsula Corberó), El Profesor (Álvaro Morte) y compañía.
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En realidad en España siempre habían gustado mucho este tipo de personajes, pero ha sido Pedro Alonso el que ha terminado de poner voz y rostro a este maquiavélico arquetipo. Un hombre que cree que el fin justifica los medios, pero que no le importa pasárselo bien en el proceso, aunque para ello tenga que cabrear a enemigos y amigos a su paso. Existían dudas de si Berlín podía ser protagonista de su propia serie o solo funcionaba como villano en el telón de fondo, pero su auge en La casa de papel terminó por darle la razón a los productores que ahora lanzan la nueva serie, y de paso al propio Alonso, quien se ha ido labrando poco a poco una gran carrera a base de trabajo y esfuerzo cuya recompensa empieza a llegar ahora con más fuerza que nunca.
Doctorándose en villanía
Vigués de nacimiento y criado en los años 70, aquella década que alumbraría otros benditos malvados como el Alex de La naranja mecánica, el Sonny de Al Pacino en Tarde de perros o el Travis Bickle de Robert De Niro en Taxi Driver, Alonso se curtiría como actor en la televisión gallega, que como muchos saben ha sido también el nido de otros grandes de nuestro país como Luis Tosar o Luis Zahera. Allí haría carrera en series como Rías Baixas (2003-2005), o Maridos e mulleres y sobre todo en Padre Casares, en la que durante 136 episodios daría vida al protagonista, un sacerdote amable e idealista que tendría que rebajar sus expectativas de grandes obras humanistas para irse a predicar al pequeño pueblo costero de San Antonio de Louredo. Uno no llega a Papa en un día, y en el caso de Alonso este fue el punto de inflexión para pasar de actor desconocido a reconocido, y de paso también de santo a demonio.
Porque el siguiente gran papel del actor gallego no sería otro que el de antagonista en la serie de época Gran Hotel, en la daría vida al malo malísimo Diego Murquía, director y posteriormente dueño del Hotel por el que transitaban Amaia Salamanca, Yon González, Adriana Ozores o la gran Concha Velasco. Este papel, aparte de suponer un salto de nuevo a la televisión nacional por parte del actor, sería el primer indicio de que Alonso había nacido para interpretar mejor que nadie a los villanos, aunque aun faltaría por dar matices para hacerlo más humano y por ende más cercano al público.
Su desarrollo llegaría al punto álgido en 2017, cuando fichó para una nueva serie de Atresmedia llamada La casa de papel, y que inicialmente no tuvo una gran repercusión. Fue poco tiempo después, con su incorporación a la plataforma de streaming Netflix, cuando la serie obtuvo una segunda oportunidad. Una vida extra que ahora ha conseguido también el propio Pedro Alonso, quien tras ganarse al público encarnando a Berlín, ahora puede continuar la aventura de su personaje a pesar de que este perdiese la vida en la serie.
Un ‘nuevo’ viejo Berlín
Porque aunque la nueva serie no será un paso adelante sino dos hacia atrás en lo cronológico, supone la confirmación de Pedro Alonso como uno de los actores más importantes ya no solo del país, sino también fuera de él. La popularidad que ha obtenido La casa de papel fuera de nuestras fronteras le ha permitido aventurarse en otras producciones internacionales como la serie mexicana Diablo Guardián o la coproducción con Estados Unidos para Amazon Prime Video Awareness. Todo ello como antesala de una serie que llega in extremis a finales de 2023, pero ya sabemos que lo bueno siempre se hace esperar.
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En Berlín nos reencontraremos con Pedro Alonso, pero estará flanqueado por un nuevo elenco en el que están Michelle Jenner, Julio Peña, Tristán Ulloa o Begoña Vargas, además de viejas conocidas como Itziar Ituño o Najwa Nimri recuperando sus papeles de La casa de papel. Ellas dos tendrán que detener el gran golpe de un Berlín que, como ya ha avisado el propio Alonso, será algo diferente al que pensábamos conocer. ¿Quizá aún más canalla, más irónico, más cruel? Habrá que comprobarlo desde este viernes en Netflix, pero si algo tenemos claro es aquello que decían en el famoso anuncio: “Cuanto mejor es el malo, mejor es la película”. O quizá ahora deberíamos decir también la serie.