El año pasado Asiya vivió su peor Nochebuena. El 24 de diciembre de 2022, con 19 años, esta joven pakistaní que reside en Cataluña se vio obligada a casarse “vía online” con un hombre mucho mayor que ella al que ni siquiera conoce. Un año después, él sigue en Pakistán y solo se han visto en alguna ocasión a través de videollamadas, pero Asiya (nombre ficticio) teme que pueda presentarse en cualquier momento en España. “Solo se ha casado conmigo para poder tener los papeles”, dice con impotencia a Infobae.
En Pakistán es habitual contraer matrimonio con parientes o personas cercanas a la familia y, en el caso de Asiya, el hombre con el que se ha casado forzosamente es el primo del novio de su propia madre y, aunque quiere divorciarse, asegura que no se lo van a permitir. “Cuando supe que él solo quería casarse por los papeles, le dije que quería divorciarme, pero ni él ni mi madre quieren. Mi madre me pegó y me cortó el pelo como castigo y ahí decidí irme de casa”, cuenta al otro lado del teléfono en una Navidad que está siendo tan triste como la anterior, por lo que ha recurrido a ACESOP, la asociación cultural de mujeres pakistaníes de Barcelona que las asesora ante este tipo de situaciones.
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El de Asiya no es ni mucho menos un caso aislado, pues muchas jóvenes de origen pakistaní residentes en España se casan en contra de su voluntad. De hecho, la Policía logró liberar a mediados de este mes de diciembre a una mujer a la que sus padres querían casar con un desconocido en Pakistán, aunque en esta ocasión la víctima había sido trasladada al país asiático y, tras negarse a la boda, le prohibieron volver a España. La investigación se inició en septiembre a raíz de una denuncia y los agentes pudieron localizar a la joven, que explicó por videoconferencia cómo su padre y su madrastra ejercían “un control férreo sobre ella”, lo que permitió el arresto de ambos familiares.
Además, en muchas ocasiones las jóvenes en Pakistán no solo son víctimas de los matrimonios concertados por los padres. Si se niegan a esa boda, se divorcian o tienen una relación extramatrimonial, pueden ser asesinadas por su propia familia en los mal llamados “crímenes de honor”, tal y como les ocurrió en mayor de 2022 a las dos hermanas de Terrassa (Barcelona), Arooj y Aneesa Abbas, que fueron asesinadas a manos de sus familiares en Pakistán tras negarse a traer a España a sus maridos, con quienes se habían casado obligadas años atrás. Ambas tenían menos de 25 años.
“Enamorarse en Pakistán no está bien visto”
Huma Jamshed, fundadora de ACESOP, asegura que prácticamente a diario recibe a jóvenes de origen pakistaní, principalmente mujeres, que acuden desesperadas a la asociación en busca de ayuda porque sus familias las quieren casar con algún pariente o desconocido del que no están enamoradas. Y es que enamorarse, explica, no está bien visto en Pakistán “porque aumenta las posibilidades de que fracase el matrimonio”. “Los padres piensan que los hijos son de su propiedad, deciden por ellos y creen que los matrimonios concertados tienen más garantías de éxito”, aclara la presidenta de esta asociación que ofrece información y asesoría jurídica en casos de violencia de género, divorcio y matrimonios concertados, así como clases de catalán y castellano, entre otras actividades.
Los padres tratan primero de casar a sus hijas con algún familiar -normalmente primos- o alguien del entorno, y si no es posible, se valora entonces la casta y la profesión del futuro marido, que tenga recursos económicos. Muchas mujeres, explica Jamshed, también son engañadas a través de las redes sociales por hombres pakistanís que están trabajando en países como Emiratos Árabes Unidos o Arabia Saudí, pues mientras “ellas creen estar enamoradas y tener una relación”, cuando el objetivo principal de ellos es poder llegar a Europa. “Muchas de estas chicas son solo adolescentes, muy manipulables, pero también sería muy difícil para ellos venir a España porque necesitan un trabajo, una casa, y pasar por muchos trámites, así que si de verdad están enamorados, les aconsejo que esperen unos años porque todo eso requiere tiempo”.
Jamshed trata siempre de “abrir los ojos, de informar de todas las consecuencias” a quienes acuden a ella, porque también admite que es muy difícil casarse por amor y romper al mismo tiempo los lazos familiares. A pesar de que trata de darles “herramientas y coraje”, en la mayoría de los casos la decisión de los padres termina imponiéndose y las jóvenes se casan obligadas en Pakistán, “aunque después, cuando vuelven a España, muchas solicitan el divorcio” y es también ahí cuando la activista les echa una mano con los abogados.
Abusos sexuales
El caso de Asiya es especialmente grave, porque no solo se ha casado en contra de su voluntad. La joven se atrevió a denunciar al novio de su madre por abusar sexualmente de sus hermanas, por lo que fue detenido y actualmente se encuentra en prisión. A finales de noviembre, tras una fuerte discusión porque la madre la culpa de lo ocurrido y como castigo por querer divorciarse, la cortó el pelo, y Asiya decidió irse de casa.
La joven, que vive en Cataluña desde hace cuatro años y actualmente trabaja en un supermercado, no dispone de suficientes recursos para hacer frente a esta situación, dice angustiada, y no sabe qué le deparará el futuro. De momento solo tiene claro que no regresará a su casa.
Aunque en España las mujeres de origen pakistaní a las que obligan a casarse suelen tener entre 18 y 20 años, en Pakistán, según datos de Unicef, una de cada seis mujeres son casadas durante su infancia, situando en 19 millones los matrimonios infantiles, de los cuales 4,6 millones corresponden a casamientos previos a los 15 años.
La última encuesta demográfica y de salud de Pakistán de 2017-2018 muestra que el 29% de las mujeres se casaron a los 18 años, en comparación con el 5% de los hombres, y que el 34% son madres antes de cumplir los 20.