La crispación y la polarización son cada vez más habituales en la política española. Los líderes de los principales partidos intentan —al menos, de palabra— mantener el traje limpio y no enfangar las instituciones. La hemeroteca, sin embargo, no dice lo mismo. Los discursos faltones, las acusaciones y los insultos han mancillado el libro de sesiones del Congreso de los Diputados. Los últimos datos del CIS son, cuando menos, reveladores: ocho de cada diez españoles reconocen estar preocupados por la hostilidad de los representantes políticos. El despliegue policial —más de 1.600 agentes— para blindar el hemiciclo durante la investidura de Pedro Sánchez es solo uno de los últimos capítulos de un 2023 que ha dejado eslóganes y descalificativos sin precedentes.
Hace unos días, Alberto Núñez Feijóo apelaba durante una de sus intervenciones parlamentarias a la “política para adultos”. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, respondía incrédulo desde la tribuna: “Me resulta curioso lo que dice, la política para adultos no es regalar cestas de fruta ni jugar al escondite”. Las extravagantes protestas de Ferraz, con banderas franquistas, muñecas hinchables y manifestantes rezando el rosario, chocan de lleno con las pretensiones de ambos dirigentes.
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El bullicio, no obstante, viene de lejos. Hace tiempo que los candidatos han bajado al barro, de hecho, la última campaña electoral ha dejado imágenes y lemas que rozan el bochorno. El “que te vote Txapote” fue solo el pistoletazo de salida. La polémica frase que la derecha hizo eslogan sin contar con las víctimas del terrorismo se ha dado cita con las acusaciones de “golpista” y los cánticos de “Puigdemont, a prisión”. La guinda del pastel la ha puesto Isabel Díaz Ayuso con su última ocurrencia —”me gusta la fruta”— para tapar el “hijo de puta” que le propinó al presidente del Gobierno desde la tribuna de invitados del Congreso. Hacemos un recorrido por las consignas que han marcado, con o sin razón, el curso político.
La semilla del “que te vote Txapote”
El eslogan favorito de la derecha y la extrema derecha ha cumplido un año el pasado mes de septiembre. La historia de la polémica frase se remonta hasta 2022. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, visitaba el barrio de Pino Montano (Sevilla) para participar en un acto del PSOE. El mitin se desarrolló con normalidad, hasta que una imagen eclipsó todo lo demás. El candidato socialista, con camisa rosa y sonrisa floja, posa charlando con un grupo de mujeres. Dos filas por detrás, un hombre de mediana edad posa con una pancarta blanca en la que se puede leer “que te vote Txapote”. La mecha no había hecho más que prenderse.
Pocos meses después, otro espontáneo aprovechaba su minuto de gloria en TVE para dirigirse al presidente del Gobierno y difamarlo en directo con la misma consigna. La frase no tardó en cuajar y pronto se popularizó entre los votantes de derechas, que la utilizan para atacar al PSOE por sus acuerdos parlamentarios con la izquierda abertzale. Francisco Javier García Gaztelu, más conocido como Txapote, fue militante de la banda terrorista ETA y cumple condena como autor de varios asesinatos. Las asociaciones de víctimas del terrorismo han reiterado en numerosas ocasiones su indignación con el desafortunado eslogan.
Vox tira al contenedor el feminismo y los derechos LGTBI
La precampaña de las últimas elecciones generales arrancaba fuerte. La extrema derecha colocó en pleno mes de junio una lona enorme con postulados machistas, homófobos y racistas en el centro de Madrid. Bajo el lema Decide lo que importa, una mano con la pulsera de España tiraba a la basura la bandera del colectivo LGTBI, los símbolos feministas y las señas de identidad del movimiento okupa. La pancarta llevaba la firma de Vox y profundizaba en los conceptos de “libertad, seguridad, familia y campo”. El líder del partido, Santiago Abascal, manifestó en numerosas ocasiones su disconformidad con todo lo referente a lo que el denomina “ideología de género”. El candidato ultra tampoco dudó a la hora de secundar protestas en las que se proferían cánticos como “Marlaska, maricón” y calificó de lobby el Día del Orgullo LGTBI.
Puigdemont y la cruzada contra el independentismo
Las protestas contra la amnistía frente a la sede nacional del PSOE también han dejado descalificativos de todo tipo. La derecha y la extrema derecha han desfilado durante varias semanas consecutivas por Ferraz con banderas franquistas y pancartas contra el independentismo. Los actos han estado organizados por las Juventudes de Vox y han contado con la participación de muchos votantes del Partido Popular. Los gritos que más se repetían no dejaban lugar a dudas: “Puigdemont, a prisión”, “Pedro Sánchez, hijo de puta” y “puto rojo el que no vote”.
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Los grupos ultra que se concentraban frente a la sede de los socialistas no solo repetían cánticos e insultos contra las formaciones progresistas, sino que la prensa también ha sido víctima de sus ataques. La polémica se desató cuando una veintena de manifestantes llegó a Ferraz con muñecas hinchables al grito de “No es una sede, es un puticlub” o “Estas son las ministras del PSOE”. Las críticas en las redes sociales ante esta retahíla de ataques machistas no tardaron en llegar. La condena de la derecha y la extrema derecha, en cambio, todavía no ha trascendido.
La derecha se enfadó con ‘Felpudo VI’
La indignación entre los votantes conservadores ha llegado a salpicar al propio Felipe VI. En la derecha, no ha sentado nada bien que el monarca haya designado a Pedro Sánchez como candidato a la investidura —tras el fracaso de la de Feijóo—, aunque más que una decisión fue un acatamiento constitucional. La Zarzuela se puso la venda antes de la herida y emitió una justificación pública nada más comunicar el cometido del candidato socialista, pero la batalla estaba servida. Los usuarios más radicales no tardaron en difundir imágenes del rey bajo el mote de Felpudo VI, mientras los manifestantes de Ferraz coreaban “Felipe, masón, salva tu nación” y tachaban al monarca de “cobarde”. El líder de los populares, Alberto Núñez Feijóo, tuvo que pedir “respeto” para la actuación de Zarzuela “fuese la que fuese”.
El auge de los perfiles “macarras”
El nombramiento de Óscar Puente como ministro de Transportes también ha dado que hablar. El diputado por Valladolid se encargó de dar réplica al discurso de investidura de Alberto Núñez Feijóo en representación de la bancada socialista. Puente no empezó con buen pie su nueva andadura y tuvo que lidiar con el acoso de un ultra nada más subirse al tren que lo llevaba directo al pleno de investidura —fallido— del candidato popular. El individuo tenía antecedentes y ha sido detenido en varias ocasiones. Los principales líderes políticos condenaron los hechos, pero hubo un diputado que salió en defensa del acosador: Miguel Tellado.
El popular puso en duda el testimonio de Puente y aseguró que no había sido “víctima de ninguna agresión”. Dos meses después, Feijóo lo nombró portavoz parlamentario del partido. Néstor Rego, diputado del BNG, calificó de “mamporrero” al diputado gallego y se mostró tajante con su nombramiento: “Pasamos de Gamarra a macarra”. Tellado no ha sido el único en disparar contra el nuevo ministro de Transportes. El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, calificó al vallisoletano como un “macarra de la política” y criticó su actividad en la red social Twitter. Puente es bastante activo en la plataforma y presume de haber bloqueado a cientos de usuarios.
El “me gusta la fruta” como excusa para todo
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha sido la encargada de darle forma al nuevo eslogan de la derecha. La sesión de investidura de Pedro Sánchez contó con la presencia de la dirigente autonómica en la tribuna de invitados del Congreso. Las cámaras del hemiciclo le jugaron una mala pasada y la enfocaron justo cuando se refería como “hijo de puta” al recién elegido presidente del Gobierno. En ese momento, el candidato socialista hablaba de la corrupción del Partido Popular mientras ponía como ejemplo la trama de las mascarillas que salpicó al hermano de la presidenta madrileña.
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En un primer momento, su gabinete esparció el rumor de que Ayuso había dicho “me gusta la fruta”. Las redes sociales no tardaron en hacerse eco de esta inverosímil versión que ahora ronda por las calles, camisetas y escaparates de la capital. Negar lo evidente era misión imposible y el equipo de comunicación de la presidenta argumentó más tarde que el descalificativo lo había dicho “para sí misma”, pero era “lo mínimo que se merecía” el candidato socialista. Hace unos días, la líder regional regaló varias cestas de fruta en la cena navideña de los populares como broche final para terminar de convertir otro insulto en la mofa del momento.
Ortega Smith y la política del ‘botellazo’
La extrema derecha tiene una salida de tono para cada día de la semana. El portavoz de Vox en al Ayuntamiento de Madrid, Javier Ortega Smith, golpeó con una botella en la cara al concejal Eduardo Rubiño (Más Madrid) durante el pleno de este viernes en el Ayuntamiento de Madrid. El alcalde de la ciudad, José Luis Martínez-Almeida, pidió su dimisión, pero el partido ultra niega cualquier tipo de ataque. Las imágenes han quedado grabadas y acumulan miles de reproducciones en las redes sociales. La televisión autonómica, controlada por PP y Vox, puso en duda la agresión. Santiago Abascal, que hace unos días proponía “colgar de los pies” al presidente del Gobierno, salió en defensa de su camarada y no dudó en revictimizar a la víctima.