Así es Alájar, el desconocido pueblo andaluz que promete amor eterno a los enamorados

Esta localidad ofrece al visitante multitud de atractivos y actividades que favorecen tanto el disfrute como el descanso

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Vista de Alájar (Ayuntamiento de Alájar)
Vista de Alájar (Ayuntamiento de Alájar)

Ubicado en lo más alto de Huelva y distinguiéndose por ser uno de los pueblos más idílicos de toda la Sierra de Aracena y de los Picos de Aroche. Alájar da nombre al puerto de montaña más alto de la provincia, con 837 metros de altitud. Así, y según describe el diario El País, se trata de “una de esas postales sacadas de un libro de grabados costumbristas”.

El pueblo llegó a contar en el siglo XIX con ocho aldeas, pero actualmente están pobladas únicamente cuatro de ellas: El Calabacino, El Collado, El Cabezuelo y Los Madroñeros. En este sentido, y ubicándose en pleno corazón de la serranía onubense, Alájar presume de tener un sinfín de recursos culturales, patrimoniales y gastronómicos. Por ello, y a pesar de su pequeño tamaño, Alájar ofrece a la visitante multitud de atractivos y actividades que no sólo embellecerán la visita al pueblo, sino que también favorecerán la desconexión plena de los turistas.

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Qué ver en Alájar

El entorno natural que rodea a Alájar es razón suficiente para visitarlo. El paisaje destaca por sus frondosos bosques de encinas y castaños, así como por los montes de baja altitud que lo caracterizan. Por otro lado, en lo que respecta al núcleo urbano, sus calles estrechas evocan una influencia árabe y sus edificaciones históricas representan un elemento distintivo que completa a este panorama. En este sentido, en el año 1982 el casco antiguo de Alájar fue catalogado conjunto Histórico-Artístico. Por otro lado, estos son algunos de los lugares más destacados de la zona:

  • Iglesia de San Marcos: Originaria del siglo XVI y marcada por la influencia del devastador terremoto de Lisboa, esta iglesia experimentó una meticulosa reconstrucción a finales del siglo XVIII. Destaca su imponente torre eclesiástica, que se erige como la más alta de toda la provincia de Huelva. Esta torre consta de tres cuerpos y culmina majestuosamente con un pináculo.
  • El Caserío tradicional: la arquitectura civil de Alájar tiene un gran interés histórico. Posee casas de los siglos XVI, XVII y XVIII repartidas por los alrededores de la Iglesia de San Marcos, sus calles empedradas, estrechas e irregulares hacen que sea considerada la parte más antigua de la villa.
  • Ermita Nuestra Señora de los Ángeles: fechado en el siglo XVI, este monumento se alza majestuosamente en la cúspide de la Peña de Arias Montano, el enclave más icónico de Alájar.
  • El arco de los novios: este es uno de sus lugares más icónicos. Se trata de un antiguo arco de estilo almohadillado renacentista que en tiempos anteriores sirvió como entrada a los antiguos jardines. No obstante, más allá de su apariencia, este sitio atesora una fascinante historia. Según la tradición local, aquellos que cruzan bajo este arco de la mano, sellan su amor para siempre y llegarán a casarse. Está situado en la Peña Arias Montaño, frente la ermita de l Nuestra Señora de los Ángeles. Además, cuenta con la siguiente inscripción: “Si quieres que tu dolor se torne en alegría, no pasarás pecador sin alabar a María”.

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La ruta por las aldeas de Alájar: una actividad recomendada

Explorar las rutas que conectan las aldeas de Alájar es un auténtico viaje al pasado, una oportunidad para sumergirse en la forma de vida de antaño. De esta forma, al oeste se encuentran Los Madroñeros, al este, El Calabacino y al sureste se hallan El Collao y El Cabezuelo. Estas cuatro aldeas se presentan como auténticas estampas de la más pura y tradicional belleza.

El acceso a la aldea de El Calabacino se realiza a través de una senda que parte del pueblo y que conduce, en primer lugar, a una fuente típica, para luego atravesar las dispersas viviendas de esta encantadora aldea. Esta localidad se integra de manera armoniosa en su entorno natural, y en su seno alberga la ermita de la Santísima Trinidad, cuyos orígenes se remontan a 1749.

En el extremo este del pueblo, se encuentra la aldea de Los Madroñeros, a la que se llega siguiendo un sendero que se extiende por aproximadamente dos kilómetros. Esta aldea no ha cambiado de aspecto desde el siglo XIX y carece de servicios de alcantarillado, suministro eléctrico, calles urbanizadas u otros adelantos modernos.

Por último, las aldeas de El Collado y El Cabezuelo exhiben en la actualidad un modelo de asentamiento anárquico y una arquitectura popular.

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