Al año de la redención de Alonso con Aston Martin sólo le faltó la ‘33′: “No recuerdo algo así desde 2012”

El asturiano completó su temporada individual más óptima desde 2012 y la mejor en la historia de Aston Martin con ocho podios. El bajón en la segunda mitad sirve como aprendizaje para la siguiente campaña

Fernando Alonso durante el podio del GP de Brasil (EFE).

“No recuerdo algo así desde 2012″. Fernando Alonso no podía ocultar su felicidad y satisfacción personal tras despojarse del casco en Abu Dabi, después de nueve meses repletos de momentos mágicos en los que consiguió lo más difícil, que no era la 33, sino convencer a todo el mundo de que era posible. No sólo la tan ansiada victoria, sino ser competitivo a los 42 años. Arriesgó cuando decidió abandonar Alpine, cuarta escudería la temporada pasada, para recalar en Aston Martin, séptima. El cambio era comprometido e incluso tildado de errático, pero el tiempo dio la razón al asturiano.

Ha vuelto a sentirse fuerte con un monoplaza que le ha permitido bañarse en champán hasta en ocho ocasiones y certificar la mejor temporada en la historia de la escudería en general y su mejor actuación desde 2012 en particular. “Lo que Fernando nos ha aportado es simplemente impagable, nos impulsa y nos hace mejores, realmente, es así de simple. Es tremendamente ambicioso y quiere luchar por el podio cada fin de semana”, expresa Mike Krack, jefe del equipo británico. Abu Dabi fue el broche de una mediática temporada iniciada antes de que los motores de 2023 rugieran.

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Se descorcha la ilusión: seis podios en ocho carreras

Aún lo seguían haciendo los de 2022 cuando Aston Martin, de forma inesperada, anunció el fichaje del asturiano como relevo de Sebastian Vettel. Un cambio que revitalizó el ánimo de un box que salía de un periodo turbulento, tras pasar por distintas manos hasta la llegada del conglomerado liderado por Lawrence Stroll. En ese momento, el equipo de Silverstone, que ya había hecho varios fichajes de muchos quilates en el departamento técnico, resurgió en la segunda mitad de la temporada, para pasar del penúltimo puesto, cuando anunciaron a Alonso, a empatar a puntos con el sexto clasificado en la general de constructores.

El piloto español Fernando Alonso celebra su podio en el GP de Arabia Saudí (REUTERS).

Y la inercia que cogieron en esos últimos meses de 2022 fue un acicate para el inicio de 2023. Habían dado con la senda de desarrollo correcta. Los tests de pretemporada crearon grandes expectativas que Alonso se encargó de transformar en realidad desde el primer fin de semana en Baréin, donde le ganó la primera batalla a Hamilton y logró el primer podio del año. Vendría seguido de otros cinco en las ocho primeras carreras. Un sueño para Aston Martin que tan sólo sumaba uno hasta que Fernando se subió al monoplaza.

La 33 pasaba por Mónaco

“Mentiría si dijera que vengo no pensando en que puedo ganar. Voy a atacar más que cualquier fin de semana, no me importa que llueva o que no”, afirmaba un ofensivo Alonso nada más pisar el suelo de Montecarlo. El revirado trazado del circuito y la inercia en aquel momento de la temporada con cuatro podios en cinco carreras, impulsaban al AMR23 que ofrecía sus mejores prestaciones sobre asfaltos huérfanos de rectas y predominantes de curvas lentas demandantes de grandes cargas aerodinámicas. La dificultad para adelantar restaba importancia a la carrera del domingo y convertía la sesión clasificatoria del sábado en más de medio billete al triunfo para quien consiguiese la pole.

Fernando Alonso durante la ceremonia del podio del GP de Mónaco (REUTERS).

Alonso, consciente de ello, apuró al máximo los muros y logró marcar el mejor tiempo de la Q3. Con el crono a cero, tan sólo quedaba un piloto por marcar su tiempo: Max Verstappen. El neerlandés no conseguía mejorar los tiempos del asturiano ni el primer ni el segundo sector. El box de Aston Martin se ilusionaba, veían cerca su primera pole. Sin embargo, un tercer parcial descomunal en el que recuperó tres décimas, le restituyó en cabeza. 84 milésimas separaron a Fernando, segundo, del primer cajón de la parrilla. “En la última curva, antes de iniciar el último sector, sentí que iba más rápido que en las otras ocasiones, pero sabía que no sería suficiente. Era o hacer la pole o estrellarme contra el muro. Toqué varios muros y los besé un poquito, pero fue un sector precioso”, explica Max, que revela a la televisión de su país que “cuando salí el coche y me quité el caso, seguía temblando”, asegura.

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El piloto español y Aston Martin dejaron escapar las pocas opciones de victoria tras realizar dos pit stop en dos vueltas. El primero, ya con la lluvia sobre el asfalto, para cambiar de duros a medios; el segundo, para montar intermedios y solucionar el error en la elección de los neumáticos de la primera parada. En ese momento se desvanecieron las oportunidades de apretar a Verstappen que en una sola parada hizo lo que Alonso, y la mayoría de los pilotos, resolvieron en dos. A partir de ahí, Max tuvo el horizonte y la espalda despejada para gestionar las ruedas y llegar sin problemas hasta el final de la carrera. ¿Qué hubiera pasado si Fernando y Aston Martin hubieran acertado en la estrategia? Nunca se conocerá la solución, pero llegó a tener, literalmente, un pie en lo más alto del podio.

Bajón de rendimiento

La 33 no caía, pero Alonso la rondaba. La buscó en Canadá cuando, yendo segundo, soltó por radio sus intenciones. “Quiero ganar la carrera”. También se atisbó bajo el diluvio de Zandvoort, donde Alonso arrancó quinto, por detrás de Russell y Albon, que le habían arrebatado la tercera posición en el último intento de la clasificación, y en menos de dos vueltas ya rodaba segundo. Mantuvo el monoplaza dentro de los límites de la pista pese a los hachazos que sufridos en los primeros metros, aguantó el emparejamiento con Sainz y en cuanto vio el hueco en el óvalo, se lanzó. Sin pensárselo dos veces, decidió arriesgar con la pista en unas condiciones que no invitaban a ello. Se lanzó a la parte interior del óvalo, esa por la que se recorre menos metros y adelantó al mismo tiempo a Albon y Russell. Una vuelta más tarde superaría a Norris. Finalizó segundo a poco más de tres segundos de un Verstappen que sentía la sombra de Fernando.

La caída de rendimiento de Aston Martin en las últimas carreras ha hecho saltar las alarmas

No obstante, el llegó el parón veraniego y trajo consigo un cambio de papeles. Escuderías como Mercedes y, especialmente Mclaren que no habían conseguido sacar el rendimiento a su coche, evolucionaron mientras que Aston Martin se estancó. Los circuitos su sucedían al mismo ritmo que las expectativas bajaban. El AMR23 sufría en rectas, no lograba sacar el máximo partido al DRS. “Cada vez que lo abrimos, el coche de adelante se aleja, tenemos que mejorar”, aseguraba Fernando. “Todavía faltan pieza por venir”, declaraba el director técnico del equipo. Llegaron, pero tampoco funcionaron.

Así que Aston Martin decidió aprender para no tropezar con la misma piedra y pasaron los últimos grande premios cambiando las configuraciones del monoplaza e introduciendo mejoras para comprender el comportamiento del monoplaza de cara a un 2024 en el que confían dar el paso adelante. “Durante el final de la temporada hemos utilizado algunas carreras como sesiones de pruebas en muchos sentidos”, reconocía el jefe aerodinámico del equipo. Aston Martin en general y Alonso en particular habían realizado un gran trabajo durante todo el año, pero la sensación era amarga por el bajón de prestaciones. No obstante, el asturiano tenía guardado un último baile.

Brasil, el broche de oro

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ES UN ROBOT.
ES UNA MÁQUINA.
ES TERMINATOR.

DON FERNANDO ALONSO DÍAZ LO HA VUELTO A HACER.#BrazilGP@alo_oficial pic.twitter.com/hE2XgpiYuK

— F1 en Movistar Plus+ (@movistar_F1) November 5, 2023

En Brasil, donde nunca ha podido ganar, pero sí tocar el cielo en dos ocasiones, protagonizó una de sus mayores exhibiciones de siempre en la Fórmula 1. Durante quince vueltas aguantó a un Red Bull, el de Pérez, que era 20 kilómetros por hora más rápido y contaba con el plus del DRS. Su defensa numantina estuvo cerca de quedar en anécdota, pues el mexicano le consiguió adelantar a falta de dos vueltas, pero Alonso, fue de nuevo el más inteligente del circuito. Mágico, preciso y calculado. Alonso regaló al público de Interlagos un adelantamiento inolvidable sobre Pérez que valió por un podio y, especialmente, sirvió para devolver la ilusión a Aston Martin y el alonsismo tras seis carreras decepcionantes.

Quedaba una vuelta, tan solo tenía una oportunidad para devolverle la adelantada y lo consiguió en la frenada de la curva cuatro, pero comenzó a cocerlo desde el momento en el que Pérez le había arrebatado la posición. Se pegó al inicio de la recta, traccionó mejor en las primeras curvas, salió de las ‘Eses de Senna’ pegado al alerón del mexicano y clavó los frenos con agresividad. Sufrió en los últimos metros, pero pasó por meta 0,053 milésimas antes que Pérez. Menos de una décima. Un respiro para Alonso, un mundo para Checo.

“Tenemos una base muy sólida. El año que viene debería ser más fácil en términos de preparación y podremos centrarnos más en los detalles”, asegura Alonso. “Sabemos lo que queremos hacer en 2024 y la dirección que debemos tomar con el coche del próximo año”, avisa Aston Martin, una escudería entregada desde el primer momento a Fernando Alonso, principio y fin de un equipo que hace menos de un año parecía el patito feo y ahora viste de etiqueta como James Bond, su otro piloto.

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