El término polarización se ha convertido en la palabra del año para la FundéuRAE. Se ha impuesto al resto de las candidatas debido a su “gran presencia en los medios de comunicación y a la evolución de significado” que ha experimentado. En los últimos años, “se ha extendido el uso de esta voz, que está recogida desde 1884 en el diccionario académico, para aludir a situaciones en las que hay dos opiniones o actividades muy definidas y distanciadas (en referencia a los polos), en ocasiones con las ideas implícitas de crispación y confrontación”, justifica la Fundación del Español Urgente, promovida por la Real Academia Española y la Agencia EFE.
La polarización, aplicada a la política y al ámbito ideológico, al mundo deportivo, al debate en las plataformas digitales y, en general, a cualquier escenario en el que sea habitual el desacuerdo, “se ha extendido a lo largo de 2023″, apunta la FundéuRAE acerca de la palabra del año 2023, una distinción que en su día tuvieron escrache (2013), selfi (2014), refugiado (2015), populismo (2016), aporofobia (2017), microplástico (2018), los emojis (2019), confinamiento (2020), vacuna (2021) e inteligencia artificial (2022).
Te puede interesar: El día en el que una propuesta de Errejón puso de acuerdo a PSOE y a Vox
En lo relativo al ámbito político, un estudio reciente del Grupo de Investigación CEMOP de la Universidad de Murcia (UMU) reflejó que “la polarización afectiva del electorado sigue creciendo en nuestro país”. Y es que, el indicador utilizado para el cálculo de este fenómeno, API, es superior en 2023 (4,56) al obtenido en 2022 (4,40) y este era a su vez superior al obtenido en 2021 (3,98).
‘Caso Ortega Smith’ vs ‘caso Viondi’
Lo cierto es que en 2023, un año marcado por las citas electorales, el aumento de la polarización de los últimos años ha traspasado varias líneas rojas. En este sentido, además de registrarse de manera reiterada más escenas de tensión y confrontación verbal, tanto en el Congreso y el Senado como en otras asambleas autonómicas y plenos municipales, la polarización, agitada especialmente por la derecha y la ultraderecha, se ha canalizado incluso a través de la violencia física.
Te puede interesar: Pedro Sánchez fía la aceptación de la amnistía a sus “efectos balsámicos” tras devolver al independentismo al tablero constitucional
En este contexto, destaca sin duda la reciente agresión del portavoz de Vox en el Ayuntamiento de Madrid, Javier Ortega Smith, al concejal de Más Madrid, Eduardo Fernández Rubiño. El también diputado nacional del partido de extrema derecha golpeó con los papeles que llevaba en la mano una botella de plástico hacia el concejal del grupo de la izquierda durante el Pleno celebrado el pasado viernes.
Más allá de su acción, la actitud del presidente del Pleno, Borja Fanjul (PP), también está en el punto de mira, ya que no solo no expulsó del hemiciclo al portavoz de Vox, sino que ni siquiera le llamó al orden, como exige el artículo 79 del reglamento. De hecho, su actuación contrasta con la expulsión del exconcejal socialista Daniel Viondi tras tocarle la cara al alcalde, José Luis Martínez-Almeida, en el Pleno el pasado mes de septiembre.
Te puede interesar: Ortega Smith pudo ser expulsado y no fue ni avisado: qué dice el reglamento sobre su agresión a Eduardo Rubiño
Después de que el primer edil abroncara este comportamiento, pidiendo a Reyes Maroto que tomara medidas, Fanjul no dio la palabra al ya exconcejal (dejó su acta y pidió disculpas). Ante los intentos de hablar sin estar en el uso de la palabra y con el micrófono apagado, Viondi fue interpelado por el presidente del Pleno en varias ocasiones y, tras tres llamadas al orden, el presidente del Pleno le expulsó del hemiciclo. En el caso del último Pleno, aunque Almeida pidió la dimisión de Ortega Smith, el alcalde ve “sobreactuación” por parte de Más Madrid por pedir la dimisión del presidente del Pleno.
Ataques a las sedes del PSOE
Desde las elecciones generales del 23 de julio, a raíz de las negociaciones y posteriores pactos de Pedro Sánchez con los partidos independentistas, que incluyen la ley de amnistía y otorgan a Carles Puigdemont un papel destacado en la gobernabilidad del país, PP y Vox han convertido este asunto en su principal caballo de batalla, trasladando su oposición a la calle.
Te puede interesar: Neonazis, periodistas y agitadores de la ultraderecha: radiografía de los detenidos en las protestas de Ferraz
Más allá de las manifestaciones multitudinarias pacíficas contra la amnistía en las diferentes plazas del país, las protestas junto a la sede del PSOE en Madrid, ubicada en Ferraz, han desembocado en noches de disturbios y violencia. Estas acciones han acumulado al menos 78 arrestados por delitos de desórdenes públicos, resistencia y desobediencia a la autoridad y atentado, además de 52 heridos y 1.978 identificaciones. Si bien, cabe esperar más detenciones en el marco de la investigación de la Policía Nacional dirigida contra los agitadores ultra de las concentraciones.
En el marco de estas protestas en Ferraz, el propio Ortega Smith “amenazó” y “coaccionó” a dos agentes de las Unidades de Intervención Policial, “abusando de su condición de diputado”, para tratar de “dirigir y coaccionar las actuaciones policiales para acomodarlas a sus intereses”, tal como denunció un sindicato policial. “Ni antes éramos los ‘piolines’ de Jorge Fernández Díaz, ni ahora somos los esbirros de Fernando Grande-Marlaska”, rezaba el comunicado.
No solo la sede de Ferraz ha sido objeto de la protestas. También otras casas del pueblo del PSOE han sido atacadas ante el rechazo del PP a expresar su condena de manera rotunda y la justificación de Vox. El propio líder de la extrema derecha, Santiago Abascal, llamó a los policías a rebelarse contra “órdenes ilegales” después de que las fuerzas de seguridad contuvieron a un grupo de manifestantes ultras que intentaron asaltar Ferraz rompiendo el cordón policial al grito de “¡A por ellos!”.
Te puede interesar: Pedro Sánchez ve de “extraordinaria gravedad” las palabras de Abascal sobre “colgarle de los pies”: “Aquí hay insultadores e insultados”
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, acusó este miércoles a la derecha y la ultraderecha de promover la “polarización”, tildando de “inaceptable” el nivel de “descalificaciones e insultos al que se ha llegado por parte de la oposición” en las últimas semanas. ”Hay gente que insulta y gente que somos insultados, gente que asedia sedes y gente que somos asediados. No es aceptable”, remarcó para referirse a la existencia de la “polarización asimétrica”.
Cabe recordar que ya habló de este fenómeno para responder a las palabras de Abascal sobre “colgar de los pies” al presidente, unas declaraciones en las que el líder ultra pretendía evocar la muerte del dictador fascista italiano, Benito Mussolini. De hecho, los socialistas llevaron estas palabras ante la Fiscalía por delito de odio. Contra Vox también presentó una denuncia por “acoso, amenaza y ataque” a las sedes socialistas, entre ellas la de Ferraz, donde continúan las protestas diarias más de 50 días después (aunque con mucha menos afluencia).
Te puede interesar: Nochebuena en Ferraz: 130 personas protestan ante la sede del PSOE por la amnistía también en Navidad
El secretario general del PSOE se refirió además al insulto vertido por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, durante la sesión de investidura en el Congreso. Más allá de admitir llamarle desde la tribuna de invitados “hijo de puta” y justificarlo, Ayuso ha bromeado posteriormente con este episodio diciendo “Me gusta la fruta”. “Me parece absolutamente deleznable y que demuestra el bajo nivel al que ha llegado la política, en este caso por parte de la oposición”, subrayó Sánchez durante su comparecencia en la Moncloa para hacer balance político del 2023.
En el plano de los insultos, de cara a la moción de censura en el Ayuntamiento de Pamplona que se celebra este jueves, PSN-PSOE ha denunciado que “los señalamientos y ataques” constantes de UPN y la alcaldesa saliente, Cristina Ibarrola, han provocado que Tomás Rodríguez no tome posesión como concejal del consistorio, en sustitución de la ministra de Seguridad Social, Elma Saiz.