Durante sus primeros años de reinado en Roland Garros, la dieta de Rafa Nadal se basaba en rebanadas de pan untadas de Nutella, copiosos platos de pasta y entrecots acompañados de varias Coca Colas diarias. “Solía comerse un bote de Nutella y beber tres litros de Coca Cola al día”, llegó a decir el tenista Janko Tipsarevic. Nadal estuvo muchos años comiendo sin mirar la etiqueta de los alimentos. Sin embargo, el paso de los años le ha hecho entender que mantener una dieta equilibrada es clave para el rendimiento a largo plazo de cualquier deportista de élite.
Hace una década mejoró su relación con la nutrición. Contrató a una nutricionista para que le ayudara a mejorar su alimentación y reportara beneficios. “Soy una persona que se ha ido concienciando con los años. A día de hoy el mundo está más enfocado en cómo cuidarse. Cuando yo empecé, cuando tenía 12 o 13 años, el conocimiento de salud, alimentación y suplementación era muy inferior al de ahora”, decía el propio Nadal hace unas semanas durante un acto en Madrid.
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Dieta reajustada
“Yo me he dado cuenta de la importancia de la alimentación mucho más tarde. Cuando alguien se acostumbra a hacer las cosas de pequeñito es una cosa que evoluciona de manera natural. A mí me ha costado mucho esfuerzo. A día de hoy soy muy consciente de que cuidarse, cuidar tu cuerpo, es vital. No solo para practicar deporte, sino para tener una salud y una vitalidad necesaria para ser feliz”, añadía el manacorí. Actualmente, su nutricionista y dieta han cambiado de la mano de Nuria Granados, responsable del área de nutrición del RCD Mallorca desde hace un lustro. Granados ha ayudado a mejorar al tenista balear que, tras una temporada en el dique seco, reaparece a principios de 2024 en Brisbane.
“Sabiendo la dificultad que entraña realizar cambios en la dieta de cualquier persona, el hecho de que Rafa siga estando dispuesto a aceptar cambios cuando ha ganado todo comiendo de una determinada manera, es otra muestra más de su humildad y grandeza”, declara en una entrevista a Relevo. “No se trata de cambiar de forma radical nada de lo que ha hecho, sino de ir haciendo reajustes, sustituyendo algunos alimentos por otros que también le gusten pero que sean mucho más nutritivos, de incrementar o reducir cantidades, de ajustar la ingesta en pista… Algunos cambios requieren mucho más esfuerzo que otros o incluso un tiempo previo de mentalización, pero no le cuesta nada aceptar los cambios”, añade.
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Regreso a las pistas
“Actualmente, la base de la alimentación de Rafa consiste en pescado, verduras, ensaladas, arroces, patata y frutos secos”, indica Nuria Granados. “Los alimentos no recomendables para Rafa son los mismos que para la población general: alimentos con muy poca densidad nutricional o incluso, con ingredientes que restan más que suman. Él no come ni carne, ni embutido, ni queso”.
Once es el número exacto de meses que han transcurrido desde que Rafa Nadal afrontó su último torneo. Protagonizaba el partido de segunda ronda ante el americano Mackenzie McDonald en el Open de Australia. Un dolor en el psoas ilíaco izquierdo le obligó a abandonar el primer Grand Slam de la temporada y a mantenerlo alejado de la competición durante todo 2023. En mayo anunció su parón de manera indefinida hasta una total recuperación. En junio pasó por quirófano. Los meses siguientes fueron de una recuperación lenta, gimnasio, entrenamiento y paciencia. Días antes de finalizar un año amargo para el balear y en vísperas de afrontar el que puede ser la revancha para él, Nadal ha aterrizado este jueves en Brisbane, para competir en el ATP 250 como debut de su calendario 2024.