Francisco Matorras, el científico más citado de España: “El negacionismo pone en duda cosas que aprendes en el colegio”

Este físico lleva treinta años en el análisis de resultados del acelerador de partículas de Suiza y atiende a Infobae para hablar de su trabajo, muy distinto a cómo se ve en las películas y de la inversión de España en ciencia

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Imagen de archivo de Francisco
Imagen de archivo de Francisco Matorras.

Francisco Matorras Weinig (Santander, 1966) es investigador del Instituto de Física de Cantabria (IFCA, CSIC-UC) y este año se ha convertido en el científico español más citado según el listado de Google Académico (Google Scholar). Matorras es físico y lleva más de treinta años involucrado en trabajos e investigaciones ligadas al acelerador de partículas que la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) tiene en Suiza.

En su conversación con Infobae, Matorras habla de la inversión de España en la ciencia, del auge del negacionismo o de cómo se percibe su trabajo, muy distinto a cómo lo retratan las películas. Además, el científico destaca cómo su trabajo y el de sus compañeros deriva en beneficios directos para la medicina, gracias a los avances que produce su sector en la tecnología.

P: ¿En qué está trabajando? ¿Tiene nuevas investigaciones abiertas para publicar próximamente?

R: Bueno, mi trabajo es un poco continuo. El trabajo que estamos haciendo, sobre todo, es para entender la estructura subatómica de la materia por debajo de los átomos. Cómo funcionan, digamos, los componentes más básicos de la materia. Lo que hace el acelerador es hacer colisionar protones e interpretar lo que se produce, compararlo con distintos modelos y a partir de ahí, entender cómo funciona la estructura de la materia al nivel más mínimo.

P: Dice que sus investigaciones tienen efectos colaterales que pueden verse en el campo de la medicina o el medioambiente. ¿A qué se refiere?

R: En temas médicos hay varias salidas. Para hacer estos experimentos hay que desarrollar mucha tecnología y esa tecnología, al final, tiene aplicaciones bastante directas en temas de médicos, en diagnóstico... Por ejemplo, las terapias de partículas que usan en los hospitales para curar cierto tipo de cánceres, son versiones de los aceleradores que se desarrollaron hace unos años. El TAC y otros aparatos que sirven también para diagnóstico de muchas enfermedades vienen de desarrollo de experimentos que hemos hecho nosotros hace unos años. Hablo de la comunidad en general, no pretendo atribuirme todo ni mucho menos. Hay un conjunto de aplicaciones muy grande que ya está utilizándose en los hospitales y, probablemente, dentro de unos años aparecerán otras tecnologías de las que estamos utilizando ahora.

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En otro sentido, también se trasladan las herramientas porque hacemos análisis de datos, tenemos unos volúmenes de datos brutales y muchas veces que es buscar una aguja en un pajar. No analizas miles de millones de colisiones, intentas encontrar un puñado que te interesan, que son las que te pueden explicar algo desconocido.

Para eso se han desarrollado técnicas que ahora se viene a llamar inteligencia artificial. Yo he hecho alguna cosa, aunque bastante marginal, pero gente de mi grupo aplican cosas de estas a temas de imagen médica. Al final, reconocer una imagen médica no es muy distinto en la parte matemática, de lo que de lo que estamos haciendo nosotros. Permitiría un diagnóstico más rápido y en algunos casos, analizar casi de forma automática, cualquier imagen de diagnóstico.

P: Hace unos años, el acelerador de partículas entró de lleno en la cultura popular, incluso ha habido películas en las que se ha mencionado, y eso llevó a cierto pánico porque se decía que creaba microagujeros negros que podían engullir la Tierra y teorías del estilo. Habrás oído todo tipo de historias.

R: Bueno, todo tiene su lado bueno y su lado malo. Hay gente que piensa que es un trabajo de película, y bueno, la vida diaria es un poco más normal. No dejamos de ser gente normal. En cuanto a los bulos que se transmitieron, recuerdo que nos tocó vivirla hace unos años, sí que recuerdo en una charla divulgativa que había gente muy preocupada por esto.

Te sale un poco la sonrisa cuando ves cómo una película explica las cosas, que parece que es una herramienta mágica para explicar todo tipo de catástrofes o soluciones. Pero bueno, eso es la ciencia ficción, puede ser divertido, pero tampoco hay que hacerle más caso de lo que es.

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P: Durante los últimos años han florecido posiciones negacionistas con mucha fuerza, especialmente tras la pandemia. Gente que no cree en la ciencia, en las vacunas. Está el terraplanismo también... como científico, ¿cómo vive este incremento de gente que ve la ciencia como una opinión?

R: Es una cosa que a mí me asombra. No sé si es está muy extendido o simplemente es que tenemos Internet como amplificador y basta con que haya un profeta de la catástrofe para que se oiga por todas partes. Por otro lado, me asombra la falta de cultura y de educación científica. Hay veces, como esto, de que el acelerador de partículas iba a acabar con el mundo, que al final se basa en una ciencia y modelos que no tienes por qué entender, pero es que hay veces que se ponen en duda cosas evidentes que las habíamos aprendido en el colegio. ¿Y las está contando un iluminado en una página web y te las crees? Eso me sorprende.

Es algo que no llego a entender, como lo de la teoría de la conspiración, que parece que hay alguien malvado moviendo los hilos de todo. La realidad es que la ciencia no es una herramienta para controlar, es todo lo contrario. La ciencia es muy abierta, tiene sus métodos y cualquiera puede decir, dicho con todos los respetos, la mayor locura, pero tendrá que aportar argumentos o pruebas. A veces llegan teorías inesperadas, pero resulta que no son ciertas y se descartan. Creo que eso es lo que no entiende la gente. A veces también hay un cierto victimismo, pero es que a veces se defienden ideas que se han comprobado como falsas. No puedo ponerte en igualdad de condiciones con una teoría que no está probada. La ciencia pone las cartas sobre la mesa, trata de aportar pruebas.

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P: Durante años se criticó la inversión de España en la ciencia, hace una década hubo una bestial fuga de cerebros de gente que marchaba a otros países. Ahora, el ministerio de Diana Morant hace muchos anuncios de nuevas inversiones para becas de formación, pero ¿cómo es la inversión en la élite en la que usted trabaja?

R: Esa es una pregunta difícil. Valoro el esfuerzo que se hace en España por la investigación, pero cuando miras a países de nuestro entorno, estamos en inferioridad de condiciones comparado con prácticamente cualquier país de Europa. No podemos compararnos con Francia, Alemania o Italia en cuanto a la inversión. Además, una cosa que tenemos aquí en España es que casi toda la inversión en investigación viene unida a una montaña de burocracia. A veces uno dedica más tiempo a hacer el papeleo que a investigar. En otros países he percibido mucha más confianza en la libertad para gestionar los asuntos de forma continua. Aquí es una carrera de obstáculos.

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