Pese a la moderación de la inflación general, los precios de los alimentos han seguido in crescendo durante este año, siendo de los insumos que más se han encarecido en los últimos meses. Los supermercados se enfrentaban así a una importante tesitura: subir precios para no perder sus márgenes, sin perder cuota de mercado por la fuga de clientes a otras marcas. Sin embargo, las tres grandes cadenas en España han capeado este temporal inflacionista con muy buenos resultados, elevando sustancialmente sus ventas.
Mercadona se ha coronado un año más como líder indiscutible en el mercado de la distribución. Tras un inicio de año titubeante, el anuncio de la rebaja de más de 500 productos básicos ha catapultado la cuota de mercado de la cadena valenciana hasta la cifra más alta de su historia, aglutinando el 27,1%. Según los expertos de la consultora Kantar -que recopila estos datos- la cadena de supermercados no sólo ha vuelto a ganar cuota en aquellas categorías involucradas en la bajada de precios, sino que ha experimentado un cambio de tendencia “más transversal” con este comportamiento en seis de cada 10 de sus categorías.
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Muy lejos de la cadena de Juan Roig, Carrefour ha consolidado su posición como la segunda cadena con más presencia en nuestro país. Sin embargo, en lo que va de año ha disminuido su peso en el mercado de la distribución: ha cerrado con una cuota de mercado del 9,9% -solo una décima más que la cifra con la que comenzó el año- pero lejos del 10% que consiguió alcanzar durante los meses de verano. Cierra el top tres del ránking de distribución Lidl, que aumentado cuatro décimas su cuota de mercado en el último año, hasta alcanzar el 6,4%.
Aumento de las ventas
“Hemos subido los precios una burrada” sentenciaba Juan Roig. El alza de costes generalizada se ha trasladado también a los supermercados, que han incrementado el precio de muchos de sus productos. Sin embargo, esta inflación -que en un primer momento podía suponer un desafío por el impacto que pudiese tener en el consumo- ha repercutido positivamente en las cuentas de las grandes cadenas, que esperan facturar 9.000 millones más que en 2022.
Las ventas del sector se elevarán hasta los 133.150 millones de euros durante el presente ejercicio, lo que supone un incremento del 7,3% en comparación con los 124.000 millones que ingresaron en 2022. Este aumento de la facturación es una consecuencia directa de la subida de los precios aplicada para afrontar el ascenso de los costes, tal y como apunta el estudio Distribución Alimentaria-Mercado Ibérico publicado recientemente por el Observatorio Sectorial DBK de Informa.
Ofertas más agresivas y más marca blanca
Grandes distribuidores como Mercadona, Carrefour o DIA, englobadas en la patronal Aecoc, señalan que en un contexto marcado por la inflación, la prioridad es recuperar el volumen y el margen de negocio perdido en los últimos años. Por este motivo, prevén que van a actuar en consecuencia, aumentando la actividad promocional durante el próximo año. Una estrategia que ya se ha visto muy acentuada en este ejercicio y en la que han entrado todos los distribuidores.
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Tras dos años de precios desbocados en el súper, la marca blanca se ha elevado con la gran beneficiada de esta situación -además de las promociones-, y en el tercer trimestre de 2023 se ha hecho con hasta el 56% del total de todo el volumen de compra en el gran consumo.
De acuerdo a las cifras de la consultora Circana, cerradas hasta octubre, se observa un mejor desarrollo de la marca de distribuidor a la de fabricante. Sin tener en cuenta los frescos, la evolución en volumen de la alimentación de la marca de fabricante ha caído hasta un 10,8%, mientras que la marca de distribuidor ha repuntado un tímido 0,3%. En términos absolutos del total de ventas de gran consumo, apenas crece un 1,5 en la marca blanca, frente a la caída del 5,3% en el caso de las de fabricante; en el caso de las bebidas, las enseñas de los distribuidores han avanzado un 5,3% y las de fabricantes han caído un 1,6%, en volumen.
Pese a los buenos datos de ventas y de cuota de mercado, la previsión de las grandes cadenas para 2024 conduce a un término: estancamiento. En torno a la mitad de las empresas de fabricación y distribución vaticinan que el año próximo no avanzará el negocio en volumen ni en valor, en un escenario que el 13% define como de “máxima incertidumbre”.