Dos militares murieron la semana pasada mientras realizaban unas maniobras del Ejército de Tierra en el Cerro Murciano. La autopsia ha determinado que los miembros de las Fuerzas Armadas, un hombre de 34 años, condecorado, y un cabo, de 24 años, que se alistó el pasado mes de mayo, murieron ahogados.
Los militares se encontraban en un embalse, dentro de la base de Cerro Muriano, para realizar unos ejercicios de flotabilidad en el agua cuando el grupo se dispersó por causas que aún se desconocen. Dos de ellos desaparecieron y fueron encontrados muertos horas después. El ejercicio consistía en atravesar una zona del pantano con el equipamiento.
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Esta actividad forma parte de las diferentes maniobras que realizan los miembros de las Fuerzas Armadas como base para su preparación con el objetivo de encarar las misiones que se les encarguen en el futuro. Las maniobras del Ejército de Tierra, por lo general, se componen de una parte física y de información.
Las maniobras físicas buscan el dominio del terreno, tanto terrestre como aéreo y electromagnético. La agilidad operativa y la capacidad de maniobra son fundamentales para lograr ventaja frente a un enemigo. En este contexto estratégico y táctico, resulta vital el desplazamiento de los elementos de control y las unidades en el campo de batalla. La finalidad es obtener una posición dominante que permita controlar la situación frente al oponente. La aplicación del poder de fuego, tanto de medios indirectos como los morteros, en los medios directos y en los misiles, es crucial para lograr la superioridad durante los enfrentamientos armados.
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En este marco de operaciones, es imprescindible la integración tecnológica de los medios de combate, por lo que las armas que producen fuego indirecto y directo de las unidades tácticas deben estar en conexión constante con los Sistemas Aéreos Pilotados Remotamente. Esta coordinación juega un papel esencial en la identificación precisa de objetivos y en la optimización del ataque.
Para ejercer un control efectivo del espacio de operaciones se debe alcanzar el dominio en todas las esferas de la maniobra terrestre. Esto incluye no solamente la superficie, sino también los componentes aéreos y subterráneos del terreno. La ventaja táctica no se limita al aspecto físico; además, debe haber un dominio en los ámbitos tecnológicos, que forman una parte determinante en las operaciones militares contemporáneas.
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La anticipación, tanto en lo estratégico como en lo táctico, es un factor clave en este campo de batalla. Cuando la anticipación no resulta suficiente, se recurre al uso de fuego efectivo o provocar un choque directo como último recurso. De esta manera, las fuerzas terrestres necesitan estar equipadas y preparadas para intentar lograr el control. Es por esta razón por la que se preparan por medio de maniobras.
En términos de movilidad y contramovilidad, es esencial disponer de recursos y medios que faciliten el cruce de barreras naturales o artificiales, como pueden ser zanjas o ríos. Asimismo, los efectivos deben contar con equipamiento adecuado para la desactivación de minas y la neutralización de artefactos explosivos. La capacidad de limpiar y rehabilitar rutas es igualmente vital, permitiendo el establecimiento o restablecimiento de las vías de comunicación, lo que en definitiva se traduce en mantener las líneas logísticas y operativas esenciales para la consecución de los objetivos de la misión.