Para muchas personalidades mediáticas, estas Navidades no están siendo las deseadas, pues por diversas circunstancias vivirán una época festiva de una forma completamente diferente a las anteriores. Uno de los casos son Rodolfo Sancho y Silvia Bronchalo, quienes han estado viajando a Tailandia para visitar a su hijo Daniel Sancho, encarcelado y acusado de haber matado a Edwin Arrieta en la isla de Koh Phangan, en Tailandia.
La íntima vida familiar que solían mantener cambió drásticamente hace cuatro meses. El pasado 6 de agosto el joven de 29 años confesó haber asesinato y desmembrado al cirujano colombiano con la idea de poner fin a la relación que ambos mantenían. Una amarga noticia que llegó a la vida del famoso actor en su momento más complicado, pues el 8 de agosto su padre, Sancho Gracia, cumplía once años de haber fallecido.
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Hasta entonces, el rostro y el nombre de Daniel Sancho era apenas conocido, más allá de su vinculación con el mundo cinematográfico gracias a su padre y a su abuelo. Sin embargo, en cuestión de horas su imagen empezó a copar la prensa nacional de internacional. Poco a poco fueron saliendo a la luz más detalles de su vida, tanto personal como profesional. Y, en mitad de esta vorágine mediática, comenzó a tomar relevancia su entorno, sus vinculaciones y, en definitiva, su día a día.
Mientras avanzaba el caso, que ha sido seguido al detalle por los medios de comunciación, salían a la luz nuevos detalles que ponían como protagonista principal de los hechos al youtuber culinario. De esta manera, los primeros restos de Edwin Arrieta fueron encontrados en el vertedero de la isla asiática, donde bolsas de plástico contenían partes seccionadas de su cuerpo.
De acuerdo con la reconstrucción que el chef hizo a la policía tailandesa sobre los hechos, además de esparcir los restos del colombiano por los vertederos, compró un kayak por 1.000 dólares para arrojar al mar parte de los restos de Edwin Arrieta.
No obstante, la pista fundamental en el caso fue el ticket de compra de una tienda de Koh Phangan donde el hijo del actor había ido a adquirir bolsas de basura grandes, guantes de goma, detergente, esponjas, nanas de acero y un cuchillo de picar carne. Las cámaras del local grabaron al joven pagando los utensilios en las cajas, pero la policía descubrió su identidad cuando este se subió a una motocicleta que había alquilado y que, gracias a la matrícula, pudieron vincular con él.
A la espera del juicio
Tras una larga investigación, y varios giros inesperados en el caso, las autoridades tailandesas determinaron que Daniel Sancho había cometido un asesinato premeditado perpetuado en solitario. Y, además de este cargo, se le ha imputado la ocultación del cuerpo y la destrucción de documentación ajena.
Casi tres meses después de estar encarcelado en la prisión de Koh Samui, Daniel Sancho tuvo su primera vista ante el juez, a quien negó dos de los cargos que se le imputan. El hijo de Silvia Bronchalo se declaró no culpable del asesinato premeditado de Edwin Arrieta y de hacer desaparecer su pasaporte. Lo que sí admitió fue haber ocultado las partes de su cuerpo.
Para el detenido, la muerte del cirujano fue un accidente en el marco de una pelea en la que, aparentemente, la víctima intentó agredir sexualmente al chef. De acuerdo con la defensa de sus abogados españoles, afirmó que Arrieta falleció al golpearse la cabeza con uno de los muebles del baño y, tras ello, descuartizo su cuerpo y se deshizo de él.
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Sea como fuere, lo cierto es que el destino del hijo de Rodolfo Sancho y Silvia Bronchalo se conocerá tras el juicio que tiene previsto celebrarse entre el 9 de abril y el 3 de mayo de 2024. La vista, que se llevará a cabo en el tribunal de Samui, contará con 57 testigos y en ella Daniel Sancho podría enfrentarse a la pena de muerte, de acuerdo con las leyes tailandesas. Hasta entonces, la familia del joven se encuentra viajando constantemente al sur de Tailandia para visitar a su hijo en la cárcel, mostrarle su apoyo y ayudarle en todo lo que esté en sus manos.