Si hay una película que va a verse estas Navidades aparte de las típicas, ésa es Saltburn, el reciente estreno de Amazon Prime Video que está comentando todo el mundo y no está dejando prácticamente indiferente a nadie. La nueva película de Emerald Fennell tras Una joven prometedora cuenta la historia de un joven que llega Oxford y entabla amistad con uno de los chicos populares, quien lo invita a pasar el verano en su mansión familiar, Saltburn. Sin embargo, al llegar allí se encontrará con unas personas de lo más peculiares y su propio comportamiento se verá notablemente alterado.
Para dar vida a ese protagonista, Oliver Quick, está el actor Barry Keoghan, un joven irlandés que, como su personaje, se ha ido abriendo camino de los orígenes más humildes hacia la fama de Hollywood. A sus 31 años, el actor está en boca de todos como uno de los intérpretes más codiciados, ha trabajado ya con grandes cineastas e incluso ha recibido su primera nominación a los Oscar, la cual obtuvo este mismo año por su interpretación como secundario en el filme Almas en pena de Inisherin, en la cual acompañaba nada menos que a Colin Farrell y Brendan Gleeson. Keoghan está viviendo su mejor momento, aunque sus inicios no fueron del todo sencillos, por decir algo.
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Nacido en Dublín un 18 de octubre de 1992, Barry Keoghan creció en un centro de acogida junto a su hermano Eric, ya que su madre era una drogadicta que terminaría falleciendo cuando este tenía doce años. Keoghan pasó por hasta trece centros de acogida antes de irse a vivir definitivamente acogidos por su abuela y su tía. “Lo recuerdo, no fue agradable. Nunca es agradable que separen a los niños de sus padres. Nos llevaban... había una oficina en Mountjoy Square e ibas y esperabas allí. Recuerdo una pequeña sección de juguetes en la parte de atrás y una pequeña zona de juegos”, desvelaba el actor en una entrevista, en la que reconocía que en cierta manera le había servido para madurar antes que el resto y hacerse más fuerte a través de la desgracia de perder a su madre: “Mi niñera y mi tía nos lo contaron. No fue un buen día, fue el peor de mi vida. Tenía unos 12 años, pero había algo en mí que lo acepté y me hizo más fuerte”.
El papel que cambió su vida
Keoghan desarrolló su interés por la interpretación siendo solo un niño, a través de participar en pequeñas obras de teatro escolares en la O’Connell School de la North Richmond Street de Dublín, pero se lo prohibieron por “meterse en líos”. Una constante a lo largo de su vida pues también confesaría que buena parte de su educación cinematográfica procedía de colarse con sus amigos en Cineworld, unos cines cerca de su casa del que posteriormente le prohibirían la entrada. En 2011, Keoghan respondió a un anuncio de casting en un escaparate de Sheriff Street para la película Between the Canals, en el que se acabaría convirtiendo en su primer papel como actor profesional. Tras ello, Keoghan estudiaría interpretación en The Factory, una escuela local de arte dramático de Dublín.
Todo cambiaría en 2013, cuando obtuvo el papel de Wayne en la serie dramática Love/Hate, que le daría a conocer en Irlanda y le abriría puertas al mercado internacional, apareciendo al año siguiente en la película ‘71. No obstante, su gran año sería el 2017, en el que daría el salto definitivo trabajando con dos de los mejores directores de la actualidad, Christopher Nolan y Yorgos Lanthimos. Se puso a las órdenes del primero en Dunquerque, mientras que con el griego interpretó a uno de los protagonistas de El sacrificio de un ciervo sagrado. En ella daba vida a un joven que entablaba amistad con el cirujano al que daba vida Colin Farrell y que terminaba adoptándolo en su familia, sin saber el daño que iba a ocasionar. Su perturbador papel en el filme le valió a Keoghan sus primeras grandes críticas y alguna que otra nominación, pero lo mejor estaba por llegar.
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El papel de Keoghan en el thriller filosófico ya definiría en gran medida cómo vería la industria a Keoghan y el tipo de personaje al que se amoldaría en proyectos posteriores, el de chico de aspecto extraño y mirada perdida que sin embargo esconde un grande (y a veces muy oscuro) mundo interior. Un rastro que llega hasta el personaje de Oliver Quick, de nuevo un chico asocial y misterioso que sin embargo ve su oportunidad de escalar socialmente a través de Félix, por el que parece sentir además otro tipo de atracción. Un último papel que demostrado la especialidad de Keoghan con estos roles y que le está valiendo de nuevo grandes reconocimientos, mientras la película se acaba de estrenar en Amazon Prime Video.
Entre medias, el intérprete irlandés ha estado en el universo Marvel y en el de DC, algo que pocos actores pueden decir. En el primero apareció como Druida, uno de los Eternos de The Eternals cuyo poder, irónicamente, era el de poder manipular las mentes de los demás, en una película en la que lo acompañaban Salma Hayek, Angelina Jolie o Richard Madden, entre otros. Por su parte, en el DCEU tuvo un cameo, que a primera vista podría sonar a poco, pero era precisamente con uno de los personajes más importantes e icónicos de su universo. Se trataba de la escena final de The Batman de Matt Reeves con Robert Pattinson como el justiciero enmascarado, en cuya escena final podemos escuchar a un recluso al lado de la celda de Enigma (Paul Dano) reír a carcajada suelta, en una clara alusión al Joker que todos conocemos. No está confirmado que Keoghan regrese en una secuela, pero si esta se centra en el famoso villano de Batman lo más normal sería que le volviesen a llamar. Después de todo, nadie ha demostrado más ser el mejor en ese tipo de papeles.