Cuando se viaja, una de las cosas que más se buscan es vivir experiencias únicas e inolvidables en los destinos que elegimos. Así, existen destinos que se alejan un poco de lo convencional y que permiten al viajero experimentar sensaciones nunca vistas. Además, son espacios donde la historia y la curiosidad van de la mano, ya que en la mayoría de ocasiones no cuentan con un origen claro.

Este hace referencia a los lugares misteriosos y abandonados que salpican todos los lugares del mundo y que configuran un tipo de turismo enfocado a un público muy concreto. Estos lugares remotos van desde fenómenos sin explicación alguna a parajes que son digno de estudio científico por su peculiaridad. En este sentido, se ha elaborado una selección de diez de los destinos más misteriosos de la Tierra que dejan con la boca abierta a cualquiera que los visite.

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La Isla de Pascua es el hogar de uno de los misterios más fascinantes del mundo: los moáis. Se tratan de gigantescas estatuas de piedra de forma humana cuyo diseño incluye no solo la cabeza y el torso, sino también cuerpos enteros que se extienden bajo la superficie, como han revelado excavaciones arqueológicas. Más de cien figuras ancestrales se erigen sobre las laderas y la costa insular, vigilando el paisaje desde tiempos remotos.

El enigma de cómo fueron trasladados los moáis a sus emplazamientos actuales persiste, sobre todo considerando que al momento del contacto con exploradores europeos en 1722, los habitantes locales, los rapanui, no disponían ni de animales de carga, ni de la tecnología de la rueda.

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Con alturas que varían entre uno y diez metros y pesos que pueden alcanzar hasta 80 toneladas, el origen y desplazamiento de estas imponentes construcciones continúan siendo un rompecabezas para la comunidad científica. Las leyendas rapanui ofrecen su propia interpretación, sugiriendo que los moáis representan a los ancestros y eran capaces de moverse por sí mismos. Así se les atribuyen características físicas como un vientre prominente y una base en forma de ‘D’ que, según estas creencias, facilitarían su equilibrio y movimiento.

Las esferas de piedra de Costa Rica, reconocidas como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, destacan a nivel mundial por su gran número, tamaño y la precisión en su tallado. Desde su descubrimiento en 1939, durante la deforestación del delta del río Diquís por parte de una empresa bananera estadounidense, han generado gran interés, convirtiéndose rápidamente en objeto de misterio y fascinación.

Estos monumentos precolombinos han sido tema central de investigaciones destinadas a desentrañar su propósito original, dando lugar a una variedad de teorías y especulaciones. Una de las más codiciadas fue la creencia de que contenían oro o gemas en su interior, lo que resultó en la destrucción de algunas de las esferas en la búsqueda de estos tesoros.

En la actualidad, tanto las esferas de piedra como la región en la que se ubican gozan de protección. En Costa Rica, son consideradas un elemento representativo de la herencia cultural del país y un símbolo de identidad nacional.

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La Antártida cuenta con uno de los lugares más misteriosos y macabros del planeta, y que cuyo origen no tuvo explicación durante más de cien años. Se trata de las conocidas como Cataratas de Sangre, un fenómeno natural que tiñe las aguas de este enclave de un intenso color rojo haciendo honor a su nombre. El origen de este peculiar fenómeno a día de hoy se desconoce, pero su descubrimiento tuvo lugar en el año 1911.

Desde ese momento, las Cataratas de Sangre atrajeron a multitud de curiosos que querían descubrir el lugar, convirtiéndolas en uno de los puntos más investigados de todo el planeta. Tras infinidad de estudios y exploraciones, se llegó a una conclusión inicial que explicaba que el color rojizo de las aguas se debía a una serie de algas que estaban presentes en la zona. Estas creaban un complejo efecto visual que hacía que el ojo humano viera el agua roja. Sin embargo, esta teoría fue desbancada en 2017, cuando finalmente se descubrió el motivo real del color de las cascadas.

Científicos de la Universidad de Alaska Fairbansk, junto con los del Colorado College explicaron que la causa del color rojo de estas aguas tiene su origen en una fuente de agua natural que se localiza debajo del glaciar. Esta cuenta con la singularidad de que alberga una gran acumulación de partículas de hierro, por lo que en contacto con el aire se oxida, dando lugar a ese color rojizo.

La base militar Área 51, situada en el estado de Nevada, es centro de un sinfín de especulaciones y teorías relacionadas con la vida extraterrestre, alimentando la curiosidad de entusiastas y fanáticos de los ovnis. Este recinto, caracterizado por su alto nivel de confidencialidad, ha dado origen a numerosos mitos y leyendas, con miles de personas intentando descifrar sus secretos.

El gobierno estadounidense reconoce la existencia de la base y la describe como una instalación militar aérea. No obstante, persisten teorías que postulan su uso como lugar para experimentos y almacenamiento de evidencia sobre vida fuera de nuestro planeta. Aunque se ha desarrollado una comunidad enfocada en las actividades de Área 51, lo que realmente sucede en su interior continúa siendo todo un misterio.

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Conocidas como menhires, estas imponentes piedras verticales incrustadas en el suelo de la región de Bretaña, en Francia, constituyen uno de los conjuntos megalíticos más extensos del mundo. Esto es gracias a que cuenta con aproximadamente 3.000 piezas distribuidas en cuatro áreas principales. A pesar de su fama y el flujo constante de turistas que acuden a admirar su grandeza anualmente, el propósito real de estos alineamientos prehistóricos, erigidos entre el siglo V y el III a.C., permanece envuelto en un misterio.

A lo largo del tiempo, se han formulado múltiples teorías sobre la función de los menhires: desde vestigios de asentamientos romanos hasta marcas de navegación, vías que conducían a antiguos templos e incluso necrópolis asociadas a ritos funerarios. Sin embargo, ninguna de estas hipótesis ha conseguido imponerse definitivamente como explicación a su origen y significado, manteniendo intacto el enigma de los alineamientos de Carnac, que siguen cautivando y desafiando la comprensión de historiadores y arqueólogos.

En Japón se encuentra Aokigahara, conocido como el bosque de los suicidios y considerado uno de los lugares más enigmáticos del mundo. Envuelto en leyendas y mitos de la cultura nipona, este espeso y vasto bosque situado al pie del monte Fuji es reconocido por su inquietante silencio y la ausencia de todo tipo de comunicaciones.

Además de su naturaleza densa y su atmósfera opresiva, Aokigahara ha ganado notoriedad por ser el escenario de más de 100 suicidios anuales, convirtiéndose en uno de los puntos con mayor incidencia de estos trágicos sucesos en el mundo. Aunque las causas específicas de esta macabra estadística son objeto de especulación, el fenómeno ha contribuido a que muchas personas eviten adentrarse en sus dominios, manteniendo así el aura de misterio que rodea a este “mar de árboles”.

La Estructura de Richat es también conocida como el Ojo del Sáhara. Esto se debe a su característica forma circular, la cual recuerda a un ojo gigante y puede ser apreciada desde el espacio. Se trata de una formación geológica que se extiende casi 50 kilómetros de diámetro en el desierto del Sáhara. Su origen ha constituido un enigma que despertó múltiples hipótesis.

Inicialmente, se especuló que la Estructura pudo haberse originado tras el impacto de un meteorito, debido a su singular disposición concéntrica. Sin embargo, esta teoría se descartó ante la ausencia de evidencias que fortaleciesen la idea de un evento de tal magnitud.

La teoría actualmente aceptada por la comunidad científica y respaldada por la NASA postula que el fenómeno se debe a un proceso de erosión natural. Se indica que las cuarcitas paleozoicas, que conforman una capa más resistente, han ayudado a perfilar esta inusual estructura a lo largo de miles de años, dando forma al paisaje que hoy despierta el asombro de científicos y entusiastas de la geología.

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En el desierto peruano de Nazca es donde podemos encontrar estas líneas que a día de hoy levantan multitud de preguntas sin respuesta. Se tratan de unos geoglifos que han captado la curiosidad científica durante siglos, pues muestran representaciones antropomórficas, zoomórficas, fitomórfas y geométricas, solo visibles desde cierta altura. Realizadas por la cultura nazca, estos diseños se materializaron al retirar las piedras rojizas del suelo, dejando al descubierto la arena blanca subyacente.

Estudios indican que estos geoglifos podrían haber tenido un propósito ceremonial o de adoración, extendiéndose a medida que aumentaba la población local. Un distintivo característico de estas líneas es que, dentro de un mismo dibujo, no se cruzan, permitiendo recorrer cada figura sin pisar dos veces el mismo tramo.

La mayoría de las líneas de Nazcas se localizan en la ruta hacia Cahuachi, y los geoglifos más antiguos datan de un periodo comprendido entre los años 400 y 200 a.C. Reconociendo el valor histórico y cultural, la región ha sido designada como zona protegida, y desde 1994, estas líneas son Patrimonio de la Humanidad.

Perú es reconocido por destinos emblemáticos como Cusco y el monumental Machu Picchu; sin embargo, alberga enigmas aún por descifrar. Este es el caso de Moray, un yacimiento arqueológico próximo a Cusco que sorprende a sus visitantes. Se trata de en una serie de terrazas naturales de forma circular, y aunque su origen específico es incierto, se le atribuye una función agrícola durante el periodo inca, según indican los expertos.

Estos sugieren que estas terrazas estaban destinadas a un tipo específico de cultivo debido al microclima del área. A pesar de las hipótesis científicas, Moray está envuelto en numerosas historias y mitos que realzan su naturaleza enigmática, atrayendo a miles de viajeros cada año que se aventuran a explorar sus misterios.

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La región conocida como el Triángulo de las Bermudas, delimitada por las islas de Bermudas, Puerto Rico y la ciudad de Miami, ha sido protagonista de uno de los grandes misterios de las últimas décadas. A partir de 1945, con la desaparición del primer avión y el comienzo de una cadena de incidentes similares involucrando barcos y aviones, la atención mundial se ha centrado en este corredor del océano Atlántico.

Durante años, la comunidad científica ha investigado estas desapariciones, proponiendo diversas explicaciones. Entre las teorías examinadas, se sugiere la posible incidencia de explosiones submarinas de gas metano que podrían alterar la navegabilidad del área. Sin embargo, recientes observaciones llevadas a cabo por satélites de la NASA han aportado una nueva perspectiva, identificando en la atmósfera del Triángulo de las Bermudas nubes hexagonales.

Estas formaciones podrían ocasionar microcombustiones, actuando como violentas bombas de aire y generando vientos que superan los 270 kilómetros por hora, así como olas de más de 14 metros de altura. Fenómenos que podrían estar relacionados con los misteriosos sucesos reportados en la zona.