Pareciera una reunión en Bruselas o Waterloo, pero lo era en Madrid, en el Congreso de los Diputados. Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno, cabe remarcar, acudió a una reunión en lugar que le exigieron y con el orden del día que le exigieron, y la cosa acabó con un mediador en el titular. Quien exigió fue Alberto Núñez Feijóo, largos días evitando un encuentro que finalmente tuvo lugar durante el sorteo extraordinario de la Lotería de Navidad, mientras los niños de San Ildefonso cantaban los premios, de modo que por poco la noticia ni cabía en un primer scroll en los periódicos digitales.
No era una reunión sencilla para el PP, meses apuntando al PSOE por la ley de amnistía y en las últimas fechas por el acuerdo que dará a EH Bildu la Alcaldía de Pamplona. La foto con Sánchez no era agradable. Pero salió bien, o no salió mal. No fue resonante y a estas horas la Comisión Europea valora de qué forma ejercer de observadora en la disputa del CGPJ. No obstante, cabía preguntarse si un rey no está para estas lides, constitucionalmente habilitado para “arbitrar y moderar el funcionamiento regular de las instituciones”, que es de lo que se trata.
El mensaje de Navidad de Felipe VI ya estaba escrito cuando Sánchez y Feijóo se despidieron, pero tan genérico y abierto a interpretaciones acostumbra que el monarca se ofreció en primera persona a participar en todo cuando se le requiera siempre que no incurra en una violación del “reina, pero no gobierna”. Dijo el jefe de Estado: “Debemos respetar a las demás instituciones en el ejercicio de sus propias competencias y contribuir a su fortalecimiento y a su prestigio”. En un momento posterior, unos párrafos después, subrayó su “deber” y más que eso, su “convicción” de trabajar por España.
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Consenso en el Senado
Debiera servir la voz del rey, que PSOE y PP dicen respetar, para desencallar disputas y engrasar los mecanismos constitucionales. El mensaje de Navidad como recordatorio. Pero este 25, jornada de reacciones, un partido y otro han hecho lecturas muy diferentes de un texto que en todas partes se vio y escuchó de la misma forma. En Ferraz leen o resaltan que don Felipe invitó a “preservar” la Carta Magna además de “defenderla”; a Génova, sus palabras le evocaron la amnistía. “En el momento en el que existe un claro objetivo de desbordamiento de nuestra reglas comunes, su majestad ha sido rotundo”, según Cuca Gamarra.
El independentismo cree que don Felipe “se podría haber ahorrado” este año el discurso y Vox lo encontró impecable, hasta el punto de hacer suyo un extracto al que no toca ni una coma. PSOE y PP han expresado su satisfacción y lealtad y pudiera ser la Navidad que algo se ha movido. No solo la aparente voluntad de desatascar el CGPJ. También, y por la vía rápida -y antes de 2024 habrá noticias-, se han propuesto eliminar el término “disminuidos” en el artículo 49 de la Constitución, materia en la que había consenso pero una incomprensible incompatibilidad de agendas o intereses.
Cuestión aparte es el consenso pétreo en la Mesa del Senado -información que ha trascendido en el día de Navidad- para subirse los sueldos hasta un 13%. Dirigentes conocidos como Javier Maroto, Guillermo Fernández Vara o Marimar Blanco van a cobrar bastante más. Fue el primero el que propuso y los demás, dispusieron. Hubo unanimidad sin necesidad de árbitro ni mediación.