La sierra de Madrid esconde multitud de atractivos que son todo un tesoro. Desde valles, cascadas y pozas naturales hasta bellos pueblos que ofrecen multitud de actividades y puntos de interés. Muchos de ellos guardan secretos que muy pocos conocen y mantienen la esencia tradicional gracias a su arquitectura típica y los monumentos que albergan. Una de las localidades más curiosas que el viajero puede encontrar en la Comunidad de Madrid es Fresnedillas de la Oliva.
Incrustado en la sierra oeste de Madrid, esta villa cuenta con una de las mejores vistas de la vertiente sur de la sierra de Guadarrama: desde el Yelmo, en la Pedriza, hasta la Almenara, en Robledo de Chavela. Igualmente, también es un mirador privilegiado de la ciudad de Madrid y de los Montes de Toledo. Pero esto no se queda aquí, pues el entorno que le rodea se sitúa en su totalidad bajo la protección europea de la ZEPA 56 (Zona de Especial Protección de Aves).
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Esto lo convierte en un área clave para la conservación de diversas especies de aves singulares como el águila imperial ibérica, águila real, halcón peregrino, buitre negro y cigüeña negra. Pero más allá de esto, durante casi 20 años, en este pueblo se instaló la sede de la Estación Apolo de la NASA en Europa, ayudando así a la llegada de los humanos a la luna. Ahora cuenta con un museo donde se rinde homenaje a los hombres y mujeres que colaboraron en esta hazaña histórica.
“Houston, Base Tranquilidad aquí. El águila ha aterrizado”
Durante los años 1967 a 1985, Fresnedillas de la Oliva se convirtió en uno de los puntos más importantes para la carrera espacial a la luna. En este pueblo madrileño, se asentó la sede de la Estación Apolo de la NASA en Europa, instalándose una de las tres antenas de seguimiento para mantener el contacto continuo entre la nave espacial del programa Apolo y el Centro de Control de la NASA en Houston.
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Así, junto con las estaciones del el Complejo de Comunicaciones del Espacio Profundo Goldstone, en California, y el Complejo de Comunicaciones del Espacio Profundo de Canberra, en Australia, se convirtieron en puntos fundamentales para este hito. Pero estas localizaciones no fueron al azar, pues las antenas de 26 metros de altura y 300 toneladas formaba un triángulo equidistante en el mapa que podía recibir comunicaciones del Apolo 11 las 24 horas del día.
Así, la estación de Fresnedillas de la Oliva fue la primera en escuchar aquel 20 de julio de 1969 la famosa frase del comandante Neil Armstrong: “Houston, Base Tranquilidad aquí. El águila ha aterrizado”. Ya en 1983, el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial se hizo cargo de sus instalaciones y su antena gigante fue trasladada a Robledo de Chavela, donde permaneció en uso hasta 2008.
El Museo Lunar
A día de hoy y para conmemorar el trabajo que se hizo en esta estación, la localidad cuenta con el impresionante Museo Lunar. Fue creado por el Ayuntamiento de Fresnedillas de la Oliva debido a la buena acogida que tuvieron los actos de conmemoración del 40 Aniversario de la misión Apolo 11 de la NASA. De esta forma, el viajero puede contemplar una colección de objetos originales usados durante los casi 20 años que la estación estuvo operativa y conocer la historia de todo lo que se gestó para lograr la llegada a la luna.
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En cuanto al precio y el horario, se debe saber que el museo solo abre al público en general los sábados y los domingos de 11:00 h a 14:00 h, a excepción de visitas escolares que se hacen entre semana. Por su parte, el precio es gratis hasta 3 años, 2 € menores de entre 4 y 14 años, y 4 € la tarifa general. Además, no se necesita reserva para visitarlo.
Un pueblo museo
Pero esto no se queda aquí, pues la localidad tiene mucho más que ofrecer. Y es que, además, es también un museo al aire libre, pues en sus calles se pueden contemplar infinidad de murales que son una maravilla. Esto fue una iniciativa llevada a cabo por el ayuntamiento en 2015, cuando con el fin de dar una nueva imagen a la localidad, decidió convocar un concurso en el que diferentes artistas presentaron sus proyectos para pintar las casas abandonadas de la villa.
Uno de ellos fue Elena Parlange, la cual convirtió las casas abandonas en ‘Casas con vida’, nombre que le dio al proyecto. Su objetivo fue representar la historia de la gente que vivió allí, fomentando la tradición y los productos locales. De esta forma, dando un paseo por sus calles y siguiendo la ruta establecida, el viajero puede encontrar murales y pinturas que representan el oficio que antaño se desempeñaba en esa casa.
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Una carnicería, una panadería o incluso una barbería son algunas de las obras de arte que decoran las ventanas y las puertas. A este se le suman gran cantidad de animales, ya sean burros, caballos, pájaros, perros y gatos, seres sin lo cuales no se puede entender la vida del pueblo. De todos ellos, uno que es imposible perderse es la pintura de la plaza del Ayuntamiento. Es la más grande de todas y representa la fiesta de la vaquilla, la fiesta más importante del pueblo y que ocupa toda la esquina de la plaza.
Cómo llegar
Desde Madrid, el viaje hasta Fresnedillas de la Oliva es de alrededor de 50 minutos por la carretera M-503. Por su parte, desde El Escorial el trayecto tiene la misma duración, pero en este caso circulando por la vía M-505.