Es momento de reencuentros. De besos y abrazos que ponen fin a la distancia de meses. De viajes. De fiestas que se alargan. De ciudades que brillan más que nunca. Y de que la rutina, al menos por unos días, no sea capaz de eclipsar el tiempo. Pero, a veces, en lugar de villancicos, en Navidad se escuchan discusiones y reproches. La lista de asuntos polémicos es infinita: ¿Qué opinas de la amnistía? ¿Tauromaquia sí o no? ¿Tienes pareja? ¿No queréis casaros todavía? ¿Y ser padres? Infobae España ha salido a la calle para preguntar a los ciudadanos cuáles son los temas que creen que no deben entrar en el menú de las comidas y cenas familiares que se van a celebrar a lo largo y ancho de España esta Nochebuena y Nochevieja.
Una amplia mayoría de personas coinciden al señalar el tema que hay que procurar evitar en las reuniones con seres queridos, en especial, si los comensales chocan o no hay plena confianza: “No hay que hablar de política”, dice tajante Magdalena. Una opinión que comparte Santos, para el que esto “no trae buena energía a la mesa”. Eso cobra ahora especial importancia, dada la proximidad del comienzo de la legislatura a las fiestas navideñas. Y, si hay un asunto estrella, es la amnistía a los independentistas catalanes, algo que “ni se nombra”.
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Hay quienes creen que la música es un buen aliado para favorecer la paz. “Lo mejor es cantar villancicos para que no haya malos rollos”, señala María. Esto permite dejar fuera las cuestiones que evidencian las diferencias ideológicas. Pero la mejor opción es hablar de temas que unen. “Hay que hablar de cosas bonitas, de la familia y de los buenos ratos que se pasan juntos”, manifiesta.
Ni política, ni feminismo… y poco fútbol

“Si queremos tener una cena en paz, en mi casa está prohibidísimo hablar de fútbol, sobre todo, si en la misma mesa se sientan del Madrid y del Barça”, afirma María. El deporte puede ser una cuestión divertida, siempre y cuando no aparezca el ‘forofismo’. Pero esto es prácticamente imposible cuando se discute sobre el Real Madrid y F.C. Barcelona o si es mejor Messi o Cristiano Ronaldo, lo que “puede desatar la guerra”.
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Es posible que la religión o el feminismo también sean motivo de disputa. “Hay cosas que en mi familia no entienden tan bien como mis hermanos”, explica Sara. Es entonces cuando se produce un “pequeño choque generacional con temas que, si hay que hablar, se hablan, pero mejor no”. Aunque hay quienes creen que esto “ya no debe ser un problema”, como sostiene Brilli.
Otro de los asuntos que es mejor no tocar son los laborales porque, según Magdalena, “a veces, uno tiene un trabajo bueno y otro no”. Por ello, no duda de que “lo mejor es ser un poco diplomático y no meterse en temas que puedan no sentar bien”.
Las preguntas clásicas, mejor en otro momento

El respeto debe ser la máxima de las reuniones navideñas. Esto implica evitar opiniones y preguntas que nadie ha pedido y, por ende, pasan a ser innecesarias. “¿Tienes novio? ¿Te vas a casar? ¿Quieres hijos? Nos ponemos un poco pesados porque son cosas que no les gusta a la gente joven”, reconoce Brilli. En este sentido, entra en juego la incomodidad que puede provocar en quienes son el epicentro de esas cuestiones. Asimismo, existe la posibilidad de que saquen a la luz trapos sucios y queden al descubierto cosas que no son precisamente convenientes.
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Sin embargo, mejor será hablar de la vida que de la muerte, un asunto que tampoco conviene tratar en las cenas navideñas, sobre todo, si se ha perdido a alguien recientemente. “Es una noche de celebración y alegría, por lo que no es bueno remover recuerdos que puedan generar tristeza o silencios incómodos”, declara María.
Ante una discusión, “me doy la vuelta y hablo con otra persona”
Que las discrepancias se queden fuera de los encuentros familiares. Es este el principal objetivo de buena parte de la población, ya que hay quienes hablan desde la experiencia porque, en alguna ocasión, les ha tocado presenciar una situación incómoda. “En una familia, puede ir todo bien y, en un instante, se desbarata todo”, garantiza Magdalena. Y, cuando esto sucede, hay una técnica infalible: “Me doy la vuelta y hablo con la persona que tengo al otro lado”, expresa Santos.
Otro factor que puede ser el detonante de un enfrentamiento es el efecto del alcohol en este tipo de celebraciones: “Suelta la lengua o, incluso, la agresividad”, declara Brilli. Por eso la mejor receta es beber con moderación ya que, de lo contrario, será más fácil iniciar una discusión si no se está sobrio. Además, este es otro de los ingredientes necesarios para que la Navidad cumpla su propósito y el menú de estos días solo lo compongan el amor, la familia y, por qué no, la paz.
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