El presidente del Gobierno y el líder de la oposición inauguran este miércoles sus duelos en las sesiones de control al Ejecutivo en el Congreso. Estas rutinas parlamentarias suelen convertirse en un ring político, centrando la actividad política a nivel estatal. La primera se producirá en un momento en el que Alberto Núñez Feijóo sigue escurriendo el bulto tras la llamada de Moncloa para reunirse con Pedro Sánchez.

Por ello, el secretario general del PSOE aprovechará su primer cara a cara en la Cámara Baja para abroncar al presidente del PP. Según comentó en una conversación informal con los periodistas en la copa de Navidad ofrecida en el Palacio de la Moncloa, Sánchez volverá a hacer un llamamiento este miércoles para que Feijóo acuda al encuentro, ya que su actitud rompe con las prácticas habituales en las relaciones entre el Gobierno y la oposición.

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En este encuentro, el líder socialista quiere abordar tres temas de Estado “fundamentales”: la financiación autonómica, la reforma del artículo 49 de la Constitución y la renovación del Consejo de General del Poder Judicial (CGPJ). El gabinete del presidente del Gobierno contactó hace nueve días con el del líder del PP para ofrecerle hasta tres fechas (el 18, el 22 y el 29 de diciembre) con el fin de encajar agendas, pero el PP aleja la posibilidad de reunirse con el jefe del Ejecutivo.

Los populares afean que, antes de fijar el día, quieren tener el orden del día de esta reunión sobre el papel a pesar de que los temas son públicos y notorios desde hace más de una semana. Y es que, ya el día de la Constitución, Sánchez avanzó en una conversación informal con periodistas su intención de llamar a Feijóo para reunirse con él antes de final de año, una propuesta que fuentes populares aceptaron: “Si el presidente llama, irá”, señalaron desde Génova.

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El presidente del Gobierno añadió que el propósito de su llamada no era solo buscar un acuerdo sobre la renovación del CGPJ, el principal asunto que copó el 45 aniversario de la Carta Magna, sino además abordar la “financiación autonómica” y la reforma del artículo 49 de la Constitución para suprimir el término “disminuido”. “Quiero que sea una negociación de verdad”, agregó Sánchez en este espacio.

En las filas populares son reticentes a aceptar esta oferta en un momento en el que el presidente del Gobierno afirma que se reunirá “varias veces” con el expresidente de la Generalitat fugado a Bélgica, Carles Puigdemont, así como con el líder de ERC, Oriol Junqueras, “en coherencia con su política de normalización” en Cataluña. Recientemente, los socialistas dieron un paso cualitativo en sus relaciones con EH Bildu al presentar una moción de censura para desbancar a Cristina Ibarrola (UPN) de la alcaldía de Pamplona y convertir al candidato de la coalición abertzale, Joseba Asiron, en primer edil.

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Sánchez cree que las largas de Feijóo a verse con él es síntoma de que todavía no ha “aceptado” el resultado de las elecciones generales. Y es que, Feijóo se ha convertido en el primer candidato más votado que se ha quedado sin ser presidente al no tener una mayoría suficiente en el Congreso, algo que sí logró Sánchez en su sesión de investidura. Por ende, el líder del PSOE considera que el dirigente gallego fue “derrotado” en las urnas.

Sobre la renovación del CGPJ, cuyo mandato lleva caducado cinco años, Sánchez alegó que, en caso de no abordar este asunto en una eventual reunión con Feijóo, estudiará alterativas al bloqueo. Insistió en su rechazo a impulsar un cambio de mayorías en el Parlamento para elegir a sus vocales y apostó por estudiar la propuesta de su presidente suplente, Vicente Guilarte, que recomendó recortar las competencias del órgano de gobierno de los jueces para que no pueda firmar nombramientos discrecionales de altos cargos judiciales, algo que aceleraría su renovación.

Otras fuentes de Moncloa desdeñan la petición de que el Gobierno entregue por escrito al PP el orden del día de la reunión entre Sánchez y Feijóo porque es algo que ya se conoce e incluso, se ha trasmitido a los populares que pueden incluir todos las cuestiones que estimen oportunas. Desde el entorno del presidente del Gobierno creen que esta excusa sirve para “enredar”. “¿Hay que pactar un reglamento?”, ironizan estas voces.