El cártel de los Balcanes, el nuevo rey del tráfico de cocaína en España y el resto de Europa: este es el mapa actual

El trono del tráfico de cocaína en Europa tiene nuevo dueño. El cártel de los Balcanes, que engloba a las mafias albanesas o serbias, ha destronado a los colombianos y mexicanos para convertirse en el top 1 de los distribuidores a nivel mundial. Su reinado está aprovechando un notable aumento en la producción de cocaína, como ya se está constatando en países intermediarios en el tráfico de este estupefaciente como lo es España. El mejor detector es el precio del kilo, que en nuestro país ha caído de los 33.000 a los 18.000 euros en apenas un año, según fuentes policiales de la lucha antidroga.

Otro de las evidencias que tienen sobre la mesa las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado es la cantidad de cocaína incautada por los propios agentes durante el año. A falta de pocos días para el cierre de este 2023, la cifra supera en unos 20.000 kilos la del pasado 2022. “Vienen años duros”, afirman con convencimiento las fuentes, aunque resaltan que España es uno de los países que más y mejor trabajo hace contra el tráfico de drogas, sea cual sea el volumen de envíos y la actividad de los narcos.

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Nuestro país ha adquirido un papel clave en el mapa de la distribución de cocaína, especialmente hacia Europa, desde que la introducción de la cocaína a través de los puertos se asentó como el modus operandi más rentable para los narcos. El cártel de los Balcanes se ha expandido por y controla los envíos casi desde las plantaciones de coca en Colombia, que continúa liderando la producción del estupefaciente.

Sin embargo, las fuentes consultadas por Infobae España explican que Ecuador, por el momento de caos político y social que atraviesa, se ha convertido en la principal autopista de los cargamentos que llevan la cocaína hacia Europa. Los cárteles aprovechan un clima de inestabilidad que es el mejor caldo de cultivo para operar a sus anchas.

En concreto, el río Guayas, el entrante más grande del océano Pacífico en América del Sur, es el punto de partida de muchos de los envíos que llegan a los puertos europeos. Los de Amberes (Bélgica) y Rotterdam (Países Bajos) siguen liderando, con holgada diferencia, el ranking de los “agujeros” favoritos de los narcos para colar la cocaína en el Viejo Continente. Sin embargo, en el podio se alternan los embarcaderos españoles de Algeciras, Valencia y Barcelona.

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Ejemplo de ello son las dos últimas destacadas incautaciones de la Policía Nacional, en colaboración con el Servicio de Vigilancia Aduanera. Una de ellas tuvo lugar, precisamente, en el Puerto de Valencia. Allí, los agentes decomisaron 3,4 toneladas (3.400 kilos) de cocaína. Pero no iba a ser el éxito más grande de la lucha antidroga en este tramo final de año. En el Puerto de Vigo, los funcionarios descubrieron el mayor alijo de droga intervenido hasta la fecha en Galicia, tierra históricamente vinculada al tráfico de cocaína. La droga estaba entre lomos de atún congelado. El narco gallego no tenía nada que ver con el envío. Según los responsables de la investigación, la mafia albanesa, del cártel de los Balcanes, había actuado de nuevo.

Días después, el pasado viernes, una lancha rápida que intentaba cruzar el océano Atlántico fue interceptada en aguas internacionales, cerca de la isla de Cabo Verde, con más de cinco toneladas de cocaína a bordo. Las cuatro personas que iban en la embarcación fueron detenidas y trasladadas a España por orden de la Audiencia Nacional, que también decretó su ingreso en prisión provisional.

Y es que los meses de noviembre y diciembre son especialmente jugosos para el narco por el disparo de la demanda durante la Navidad. Los cárteles controlan a su antojo tanto el precio del kilo como el flujo de cocaína en el mercado. Lo que es casi inmóvil es el precio del gramo que paga el consumidor último: entre 40 y 70 euros según la pureza y calidad del producto.

En mitad de este panorama del tráfico de cocaína, surge la pregunta sobre el porqué de la sobreproducción del estupefaciente. Las fuentes de la lucha antidroga son tajantes: la prohibición de las fumigaciones aéreas con glifosato (un químico tóxico) en las plantaciones de coca ha disparado los cultivos. Esta circunstancia ha sido aprovechada por las organizaciones locales y las mafias balcánicas, que por el momento continuarán tiñendo de blanco España y el resto de Europa.