Era miércoles, 13 de diciembre, cuando el equipo de la obra de teatro Qué difícil es confirmó que el ayuntamiento toledano de Quintanar de la Orden les había contratado para representar su función el próximo 27 de enero. Sería la vigésima tercera vez que los cuatro actores de esta función (Kino Gil, José Manuel Maciá, Pablo de Castro y Nico Seijo) saldrían al escenario, convertido en un camerino, ya que la trama trascurre mientras los personajes se están cambiando de ropa. Precisamente, ese hecho ha sido en el que el ayuntamiento de este municipio, gobernado por el PP y Vox, se ha escudado para censurarla. “Pensábamos que era una broma”, sostiene a Infobae España el coguionista, coproductor y uno de los actores de esta obra, José Manuel Maciá.
Y es que el proceso, al menos en un primer momento, era el habitual: su contrato ya estaba formalizado a través de la Red de Teatros de Castilla-La Mancha. Todo estaba casi en marcha, ya que al día siguiente finalizaba el periodo de contratación, pero, para su sorpresa y sin más explicación, su rastro desapareció totalmente. “Pensábamos que era un error técnico”, sostiene Maciá. Pero no era ningún error, lo que pudieron constatar a través de un correo electrónico del propio Ayuntamiento de Quintanar de la Orden.
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“El viernes nos despertamos con un email del propio Ayuntamiento que nos explicaba que no había ningún error, que la concejala había cancelado la obra”, detalla el integrante del equipo, aún sorprendido por este hecho, que no le había ocurrido jamás. Pero lo que más les escandalizó fue el motivo, que, según ha podido constatar este medio, era el siguiente: “Los actores aparecen en calzoncillos y la concejala pensaba que el público que se podía escandalizar”. “Pensábamos que era una broma, pero nos confirmaron que era real”, indica el actor albaceteño.
A pesar de las explicaciones de los actores, las compañías (Los 90 producen y La Mandanga Producciones) y todo el equipo, y obviando que la subvención para este tipo de obras las otorga la Junta de Castilla La-Mancha a los ayuntamientos, la concejala de Cultura, María del Carmen Vallejo Aparicio, llamó a la red de teatros y canceló la función. Y así es como los vecinos de Quintanar de la Orden se quedaron sin ir al teatro un 27 de enero porque los actores aparecían en calzoncillos en un camerino.
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“No sabemos si hay algo más”
Esto solo tiene un nombre: censura. Así es como lo recibe el equipo de ‘Qué difícil es’, que apunta a que el motivo de la cancelación es tan sorprendente que dudan de que sea el único. Al fin y al cabo, la obra trata muchos otros asuntos, como el bullying, el suicidio juvenil o la diversidad sexual. “No sabemos hasta qué punto la ropa interior es el pretexto o hay algo más. Es ridículo y estamos que no nos lo creemos”, aseguran, ya que la obra la han visto unas 3.000 personas sin que nunca haya suscitado ninguna queja, “es una obra muy blanca, no hay nada sexualizado ni ofensivo”, apunta el actor.
Y es que las consecuencias de esta censura toman tres vertientes. La primera es la moral: “Nos hacía ilusión, y moralmente es una censura, un veto político, un atentado contra la cultura, porque esta señora cree que su pueblo se puede escandalizar por cuatro hombres en calzoncillos”; la segunda es económica, ya que todo estaba prácticamente preparado a nivel logístico, con la furgoneta reservada, los viajes y los hoteles, además de perder los 3.000 euros que iban a cobrar por la representación.
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Por último, es un agravio para los vecinos de Quintanar, porque el dinero con el que se iba a sufragar su espectáculo provenía de una subvención de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, que no se ha podido asignar a ninguna otra actuación, ya que el plazo de contrataciones había finalizado justo después de anular su obra. En definitiva, los vecinos podrán ir al teatro a ver una obra porque “un gobernante se cree con el derecho de cancelar a unos técnicos porque ella no quiere ver y oír algo o no quiere que los demás lo vean y lo oigan”, apuntan desde el equipo.
Además, aseguran que la concejala de Cultura tenía acceso a la obra y sabía de qué trataba cuando accedió a la contratación, sin embargo, la canceló pocas horas antes de que se cerrase el portal de contratación. “Es una partida que se queda parada y es un dinero con el que no deberían jugar”, aseguran desde la productora de esta obra.
La cancelación de esta obra se suma a otras tantas promovidas por los gobiernos del PP y Vox, como la obra Orlando, de Virginia Woolf en Valdemorillo (Madrid), además de la proyección en un pueblo de Cantabria de la película Lightyear por un beso entre dos mujeres, o que los Teatros del Canal (Comunidad de Madrid) retirasen de su programación la obra Muero porque no puedo, sobre la figura de Santa Teresa de Jesús con una reflexión sociopolítica que, a ojos del PP y de Vox, no era la adecuada.