El líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, no protagonizará este domingo ningún acto contra la amnistía. Esta vez, la capital de Navarra acapara su agenda dominical, en concreto, una concentración convocada por UPN contra la moción de censura presentada en el Ayuntamiento de Pamplona contra el pacto de los socialistas navarros y EH Bildu para hacerse con la Alcaldía. Vox también estará en la plaza Consistorial, aunque unos y otros exprimirán de forma muy diferente su apoyo al partido que todavía ostenta el bastón de mando en Pamplona.
Mientras que para Santiago Abascal, la asistencia a la movilización en Pamplona forma parte de su estrategia nacional, el PP tiene la mirada puesta en las elecciones en Euskadi, con las que pretende reforzarse en una plaza donde los socialistas les sacan una ventaja determinante. La cúpula del PP vasco se renovó el pasado 13 de octubre, a través de un cambio tranquilo en el Carlos Iturgaiz dejó de ser candidato a lehendakari para dejar paso a Javier de Andrés. Lo que buscan los populares es espacio en Parlamento que siempre se les ha resistido, pero que ahora les da una oportunidad gracias a un panorama político nacional que les conviene, por lo que aprovecharán cada uno de los cabos sueltos que deje el PSOE, en este caso, el acuerdo con Bildu en Pamplona.
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Además de para cargar contra el PSOE por pactar con Bildu, el Partido Popular también utiliza la moción de censura en Pamplona para ir contra el PNV y acaparar su espacio político. Les sitúan del lado del PSOE y Bildu, llamándoles el “tripartito” o el “tres en uno” que dirige Sánchez desde Madrid. “Jamás hubiera imaginado al PNV poniendo un alcalde de Bildu en Pamplona”, señaló el presidente del PP vasco en un acto desde Bilbao junto a Cuca Gamarra. Para la secretaria general de partido, Sánchez reproducirá en el País Vasco lo que ya ha hecho en Pamplona, y tirará al PNV como un ‘kleenex’ cuando no sea necesario.
Los socialistas aseguran que esa moción de censura se circunscribe al ámbito local debido al “bloqueo” existente en el Ayuntamiento de Pamplona, pero en el PP insisten: el PSOE, Bildu y el PNV son un tripartito ‘de facto’, y en las elecciones vascas será el PNV el menos necesario en esa ecuación. De esta forma también consiguen amedrentar a los jeltzales para azuzarles y que hagan oposición a su izquierda, un extremo que, de momento, no ha tenido ningún éxito, ya que los nacionalistas vascos defienden la moción de censura en la capital navarra.
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En cualquier caso, situando al PNV del lado de los socialistas y abertzales, el PP ya define su hueco en el tablero político vasco. La última encuesta sobre intención de voto del Gobierno vasco sitúa al PNV aún a la cabeza, pero en retroceso y con Bildu recortando cada vez más distancias. El PSOE subiría y tendría la llave de la Lehendakaritza, pero también lo haría el PP, que podría lograr un escaño más que en las elecciones de 2020. Con estos mimbres, los populares ven posibilidades.
Por eso juegan la baza de la ética, o “suelo ético”, tal y como lo apodan los populares vascos, que, con la moción de censura en Pamplona “se ha derrumbado como un terremoto”. Ahora, el PP se erige como única formación éticamente confiable y la única alternativa constitucionalista en Euskadi.
Este domingo, Alberto Núñez Feijóo sellará la posición del PP de cara a las elecciones vascas, pero utilizando el escenario de la capital de Navarra, donde las calles clamarán en contra de un acuerdo entre el PSOE, Bildu y Geroa Bai (Geroa Socialverdes y el PNV).