El pasado mes de junio Rafa Nadal pasaba por quirófano para revisar su lesión del psoas izquierdo, lo mismo que le obligó a retirarse en el Open de Australia y no poder regresar a la pista en este 2023. Aprovechando la intervención, solucionaron un problema de cadera que arrastraba desde hacía un largo tiempo. En todo momento, el objetivo del balear ha sido volver a la competición. Con incertidumbre constante sobre qué pasaría en el futuro, hace unas semanas confirmó que regresaría a la competición a finales de año, antes de lo esperado. Las mirabas estaban puestas en el primer Grand Slam de la temporada en Australia, pero finalmente será en un torneo previo, el de Brisbane, cuando el ganador de 22 grandes esté de vuelta en la pista.
Con altas expectativas en el regreso del español, y con la esperanza de que pueda recuperar el alto nivel al que Nadal tenía acostumbrado a su público, su entrenador, Carlos Moyá, atendió a la ATP para reflexionar sobre la etapa más difícil en la carrera del mallorquín. “Él siempre tuvo claro que deseaba volver, y quería que su despedida fuera en la pista”, asegura su compatriota, quien lo acompañó en todo momento, antes, durante y después de la operación.
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— Tiempo De Tenis (@Tiempodetenis1) December 14, 2023
Un día menos para volver a ver a Rafa Nadal ⌛️pic.twitter.com/uMNaXtrLUO
Tras la operación, la recuperación fue lenta. Nadal se marchó de vacaciones, a la vez que realizaba la rehabilitación necesaria antes de poder volver a entrenar. “A finales de agosto, empezamos a entrenar. Nada, muy suave. Hacíamos dos días a la semana, veinte minutos. Una progresión muy lenta, íbamos hacia atrás un poco, volvíamos…”, relata Carlos, quien recuerda esos inicios como “duros”. “Hay momentos que lo ves complicado porque no acababa de mejorar. Siempre tuvimos tranquilidad por el constante contacto médico, con pruebas, para asegurarnos que la evolución era totalmente normal”, recuerda sobre los primeros entrenamientos postoperatorios, aunque asegura que ahora está “prácticamente preparado para poder ir a Australia a intentarlo”.
“No ha sido un camino de rosas, ni mucho menos. Ha sido un camino bastante virado y tortuoso, con muchas curvas”, confirma sobre el proceso de recuperación, sin embargo, asegura que “entrar al quirófano es el último clavo ardiendo al que te agarras para intentar volver y retirarte en la pista”.
“Cuando entra a pista es un animal competitivo”
No han sido momentos sencillos para Nadal, quien en todo momento ha sido consciente de las limitaciones y no aseguraba su presencia en Australia. Mucho menos este mes de diciembre en Brisbane. “La vida útil de un deportista de élite tiene su fecha de caducidad, y él se va acercando a ella. Uno nunca es consciente de cuándo es ese momento, pocas veces lo es. Uno siempre sigue intentándolo. Y creo que en ese aspecto todos hemos tenido nuestras dudas de que pudiera llegar a ir a Australia, y él era el primero”, apunta Moyá, quien asegura que aunque intentan reducir la autoexigencia del balear “cuando entra a pista es un animal competitivo”.
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Nadal se ha estado preparando en Kuwait junto a Arthur Fils. Su entrenador aseguraba que “Rafa llegó allí pensando que no iba a ser competitivo, que no iba a estar a la altura y sale convencido de que puede ser que sí”. “Para ir completando tu mejor nivel, las dificultades deben ir siendo mayores. [...] Cada vez se va poniendo un poco más difícil, pero tu nivel como jugador también va subiendo. Creo que la progresión que estamos siguiendo es la correcta”, aseguró después de estos días en el país árabe.
“Roland Garros siempre ha sido su torneo fetiche”
La temporada de tierra batida es la parte favorita de todo el circuito para Nadal. ¿Su sueño? Volver a ganarlo. “Roland Garros siempre ha sido su torneo fetiche y en este caso no cambia nada. También está claro que faltan seis meses, hay que ver cómo llega, hay que ver los partidos que ha jugado, su nivel, su competitividad. Hay muchas incógnitas que el tiempo van a ir despejando, pero está claro que Roland Garros es un torneo que le hace muchísima ilusión, como toda la temporada de tierra batida, que es su época favorita del año”, apunta Moyá.