Mientras Navantia se encuentra inmerso en la construcción de la primera de las cinco nuevas fragatas F-110 con las que contará España a partir de 2027, la Armada avanza en un de los más importantes aspectos de los que están llamados a ser sus buques de guerra más poderosos y avanzados: el armamento. En este sentido, la fuerza española ha sellado un acuerdo con la compañía Kongsberg, de origen noruego, para el suministro de misiles antibuque NSM, contrato valorado en 305 millones de euros.
De acuerdo a lo comunicado por la firma nórdica, el Gobierno de Pedro Sánchez seleccionó sus misiles en 2022 y los adquirirá a través de la Agencia de Adquisiciones y Apoyo de la OTAN. Además, la empresa noruega ha destacado que, en paralelo, firmará un acuerdo de colaboración con la Dirección General de Armamento y Material (Digam) del Ministerio de Defensa como base para desarrollar un plan industrial que maximice la cooperación e implicación de la industria nacional. El mismo incluirá la posibilidad de formar parte de la cadena de suministro global de los misiles de Kongsberg y una propuesta para el establecimiento de una capacidad de mantenimiento del ciclo de vida completo para los NSM en la Base Naval de Rota, en Cádiz, siempre en coordinación con la industria local.
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Entre los planes de la Armada no sólo está equipar con los misiles antibuque NSM a sus futuras embarcaciones, sino también a las actuales fragatas de las familia F-100, después de que estas sean sometidas a una modernización de mediana edad. El NSM tiene un alcance de hasta 200 km, llega a velocidades de Mach 0,9 y posee un sistema inteligente de identificación con cámara infrarrojas que lo posibilita a reconocer el objetivo y sortear obstáculos o señuelos.
Por otro lado, la cartera de Margarita Robles baraja igualmente la posibilidad de integrar el misil NBS en los submarinos S-80. Esto dado a que si bien el sumergible, desarrollado también por Navantia, cuenta con las preinstalaciones para el lanzamiento de misiles de crucero Tomahawk de diseño estadounidense, por el momento no se prevé que los submarinos españoles dispongan de esta capacidad.
El diseño de las fragatas F-110
Las cinco fragatas F-110, que sustituirán a las F-80 que están en el final de su vida útil, están concebidas para ser escoltas oceánicos multimisión con capacidades de guerra antisubmarina y pensados para poder operar en escenarios de alta intensidad próximos a las costas. De esta manera, serán el complemento de las F-100, de gran capacidad antiaérea. Ambas familias de embarcaciones serán las responsables de proteger al portaaviones Juan Carlos I.
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La dotación de las F-110 será de 150 personas, 65 menos que las F-80 como consecuencia de la alta automatización de sus sistemas, un requisito que había solicitado la Armada durante la concepción del proyecto. Los buques tendrán una eslora de 145 metros, una manga de 18,6 metros, un desplazamiento de 6.000 toneladas y una planta propulsora híbrida, más eficiente y silenciosa.
Las F-110 contarán con un amplio armamento compuesto por un cañón principal en la proa de 127 milímetros, desarrollado por la empresa italiana Leonardo, y estaciones remotas de 12,7 y 30 milímetros de la familia Sentinel, diseñada por la compañía española Escribano. Al mismo tiempo, tendrán instalado un sistema de lanzamiento vertical de 16 celdas desde donde despegarán misiles adquiridos. Por su parte, la empresa estadounidense Raytheon suministrará torpedos MK54.
Además, dispondrán de cubierta de vuelo, hangar para helicópteros, un espacio multimisión para portar drones, pequeñas embarcaciones y contenedores de material. Las nuevas fragatas incorporarán un mástil integrado con diferentes soluciones de sensores y antenas y estarán equipadas con el Scomba, el sistema de combate 100% español desarrollado por Navantia Sistemas, que a su vez incorpora un sofisticado sistema antiaéreo Aegis de origen estadounidense con capacidad de detectar y seguir más de 90 blancos a 500 kilómetros de distancia.
Una de las principales innovaciones de estas embarcaciones es el denominado gemelo digital: una réplica del buque en realidad virtual que recibirá datos en tiempo real de todos los sensores, lo que permitirá al personal en tierra conocer una amplia variedad de parámetros y realizar un mantenimiento predictivo para adelantarse a posibles fallos. Asimismo, serán las primeras unidades de la Armada en contar con un sistema integrado de ciberseguridad.