Lance Armstrong revela su truco para doparse sin peligro de dar positivo: “Salía del cuerpo muy rápido”

El que fuera ciclista más laureado de todos los tiempos en el Tour de Francia ha expuesto a las claras cómo era posible que sus trampas pasasen desapercibidas en los controles antidoping

Lance Armstrong en una imagen de archivo (Gail Oskin/Getty Images)

El paso de héroe a villano de Lance Armstrong no deja de impactar a día de hoy. El estadounidense llegó a ser considerado un ejemplo de superación tras dominar el Tour de Francia como nadie, con siete triunfos, después de haber ganado su particular batalla contra el cáncer. Sin embargo, acabó descendiendo a los infiernos para siempre tras confirmarse que las sospechas que le rodearon durante toda su carrera eran ciertas: se había dopado para conseguir sus triunfos.

Ha pasado una década desde que la Agencia Antidopaje de Estados Unidos levantó la liebre y Armstrong lo admitió todo. Una vez que se sinceró con Oprah Winfrey, no ha tenido problemas en poner sobre la mesa sus trampas sin tapujos. Ha vuelto a hacerlo ahora en el pódcast del presentador de televisión Bill Maher, Club Random.

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“Sí, puedes enmascarar el uso de sustancias dopantes, pero no consiste en eso. En ese sentido, frustrarías el sistema, pero como siempre he dicho, y no intento justificar que lo digo como algo que quisiera volver a repetir… Una de las frases era ‘me han hecho 500 controles y nunca he dado positivo por dopaje’”, asegura Armstrong.

Armstrong en el Tour de Francia de 2000 (John Pierce Owner PhotoSport Int/Shutterstock)

“No es mentira, es la verdad”, afirma también. “No había forma de saltarse el test. Cuando meaba en el vaso y ellos revisaban el vaso, no había nada”, reitera. ¿Cómo era posible que sus muestras estuviesen limpias? “La realidad y la verdad de todo eso es que alguna de esas sustancias, principalmente las más beneficiosas, tienen una vida media de cuatro horas”, explica Armstrong.

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El motivo por el que Armstrong podía beneficiarse de la EPO sin ser cazado

Lo que ocurre es que, en palabras del tejano, “otras sustancias, como el cannabis o los anabolizantes, tienen vidas medias más largas”. Y ejemplifica: “Podías fumar un porro y conducir tu tractor… y en dos semanas seguirías dando positivo. Su vida media es mucho más larga”. Algo que no sucedía con la EPO que tanto le ayudó a potenciar su rendimiento en las carreteras.

“La EPO, que era el combustible para cohetes que cambió no sólo nuestro deporte, sino todos los deportes de resistencia, tenía una vida media de cuatro horas, así que salía del cuerpo muy rápido. Con una vida media de cuatro horas, podías hacer las cuentas”, aclara Armstrong.

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“La verdad es que tenías una droga que era indetectable, que te mejoraba el rendimiento y la recuperación. Ambas cosas son importantes, pero en especial el rendimiento… Y como nos hicieron creer, y con lo que no estoy en desacuerdo, es que si se toma bajo la supervisión de un médico, es segura”, asevera, además. Eso sí, esto no es ninguna invitación para seguir sus pasos: “No quiero animar a nadie a hacer algo que no tiene por qué hacer”.

Lance Armstrong celebra una victoria en el Tour (Getty)

Una vez que se supo que se había aprovechado del dopaje para poder triunfar, los resultados de Armstrong quedaron anulados desde el 1 de agosto de 1998 hasta su retirada en 2011. Esto le supuso perder sus siete maillots amarillos y la medalla de bronce olímpica obtenida en contrarreloj en Sídney 2000. Por tanto, su palmarés oficial se limita al Mundial de 1993, dos victorias de etapa en el Tour, la Clásica de San Sebastián de 1995, la Flecha Valona de 1996 y el Campeonato de Estados Unidos en Ruta del 93.

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