Se llamaba Alexandra Elena Mozarowsky Ruiz de Frías pero, su nombre artístico era el de Sandra Mozarowsky. Siendo menor de edad llegó a rodar más de veinte películas, en su mayoría pertenecientes al género del ‘destape’ durante los años setenta. Sin embargo, ella quería ser una actriz de verdad, como su admirada Glenda Jackson y, por eso, había anunciado que quería estudiar interpretación en Londres. En 1977, con 18 años, apareció tirada en la calle, dicen que al caer de la terraza de su domicilio. Estaba embarazada de cinco meses y nunca se hizo pública la autopsia tras su muerte.
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La historia de Sandra Mozarowsky siempre ha generado mucha rumorología y todo un crisol de teorías conspiranoicas. ¿Realmente se cayó mientras estaba regando las plantas en su terraza? ¿Se suicidó o la asesinaron? Todas estas hipótesis se pusieron de manifiesto cuando empezaron a salir los trapos sucios del rey emérito que durante tanto tiempo estuvieron clasificados y, el nombre de Sandra, apareció como el de una de sus amantes.
Una joven con un sueño truncado
Borja de la Vega, leyó esta historia a través de un artículo que planteaba todas estas cuestiones y especulaciones. Aunque lo que más le tocó fue descubrir a Sandra a través de su última entrevista, que se publicó después de su fallecimiento, en la que afirmaba que quería cambiar el rumbo de su carrera, estudiar interpretación en Londres y que estaba harta de que solo la llamaran para hacer papeles en los que tenía que desnudarse.
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“Me sorprendió porque no era para nada la imagen que se podría tener de una actriz tan joven que trabajaba en el cine del destape. Y me gustó esa pureza que tenía en el fondo. Contaba que cuando participó en El árbol de Guernica, de Pedro Lazaga, con diez años, se enamoró del cine y esa vocación me generó mucha ternura, porque yo trabajo con actores”, cuenta Borja de la Vega, al frente de unas de las agencias de representación más importantes del país, Kuranda.
Se acabó obsesionando con su figura, vio todas sus películas y, aunque eran muy malas, ahí estaba esa chica con un sueño. Así que quiso reivindicarla a través de esas aspiraciones que se vieron totalmente truncadas. Así nació La última noche de Sandra M., en la que el director intenta reconstruir a través de la imaginación, cómo fue ese día antes de que ocurriera la tragedia.
“Nunca he pretendido hacer una película realista, sobre todo porque nunca sabremos lo que pasó de verdad. Así que, a través de una serie de encuentros que tiene con diferentes personajes, intenté armar un mecanismo de ficción en el que sí que palpitan muchos de los temas del momento y otros que quedan apuntalados para que el espectador los termine de completar. ”, continúa De la Vega.
La cosificación de la mujer en el ‘destape’
Entre esos temas, se encuentra, sin duda la cosificación de los cuerpos de las mujeres, de qué forma se utilizó la sexualidad en un momento de supuesta apertura que dio lugar a un cine extremadamente machista. “La paradoja es que ese tipo de cine del destape se entendía como un ejercicio de libertad después de la dictadura pero, ¿libertad para qué? ¿Para poder desnudar a las mujeres y esclavizarlas según la voluntad de los señores?
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En La última noche de Sandra M. nunca se nombra quién era esa persona de la que estaba embarazada Sandra y por la cual recibiría toda serie de amenazas para que abortara. “En realidad, no hay una certeza absoluta de quién fue. Podría haber sido Juan Carlos I, cierto, pero en este caso, cualquier hombre con poder puede tener el mismo efecto en una niña de 18 años de aquella época. En todo caso, mi intención era dejar a ese hombre en segundo plano, porque lo que yo quería era dar voz a Sandra y situarla en primer plano”.
En ese sentido, de la película se adueña en absoluto Claudia Traisac, que interpreta a Sandra Mozarowsky. La actriz se encarga de llevar las riendas de la función y lo hace a través de una rotunda honestidad. “Ha hecho un trabajo tan generoso... a veces veo interpretaciones que son muy celebradas y que están hechas claramente para lucirse y que son muy narcisistas, pero aquí no hay truco, todo está hecho con el corazón”.