No se ha celebrado ninguna convención ideológica del Partido Popular desde que Alberto Núñez Feijóo llegó a su presidencia, y no es algo que vaya a ocurrir a corto plazo porque “no corresponde”, señalan fuentes de la Dirección Nacional del PP. No corresponde ahora revisar el ideario del partido, pese a que acaba de ser renovada su cúpula. Tiene mucho que ver estar en la oposición y con una ley de amnistía socialista tramitándose en el Congreso de los Diputados. No es el momento de dar la batalla ideológica, ni de abrir el melón de las costuras rotas o que hay que reforzar.
De hecho, la reciente remodelación del partido tiene mucho que ver. Ahí están representados varios sectores con voces discordantes, como las del portavoz nacional, Borja Sémper, y la portavoz adjunta en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo. Hay un “yin-yang”, tal y como ha sido bautizado por los propios populares. Esa dualidad puede resultar efectiva para hacer oposición, pese a sacar a flote circunstancialmente las diferencias internas. Por eso, las disputas en el pasado han quedado atrás. Como la de Álvarez de Toledo y Sémper (la portavoz le acusó de tibieza y el diputado vasco de caminar sobre “mullidas moquetas”), que hoy conviven en un partido con una indefinición que no le otorga a ninguno de los dos la medalla del acierto en su tono.
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Sémper así lo entiende y, dejando atrás el pasado, asegura que el PP es un partido amplio, que tiene como objetivo ocupar un espacio político cada vez más ancho en el que “todo el mundo tiene juego”. “La capacidad de análisis político de Álvarez de Toledo está acreditada y su discurso político, y eso es algo que a nosotros nos enorgullece, tener gente de esa capacidad y esa valía”, sentenció Sémper, sobre la también portavoz del partido, en su caso, parlamentaria. Y es que si el PP convoca una convención ideológica, diversos perfiles tropezarían con varios escollos para seguir defendiendo su argumentario.
Por eso, Feijóo ha organizado la oposición para que en Génova convivan los perfiles más propositivos, que respondan también a los grandes temas que plantea el Gobierno con sus ministerios, de hecho, por primera vez, el PP cuenta con una vicesecretaría de Igualdad, y otorga espacio propio a Sanidad y Educación. Desde esta esfera de los populares, creen que es necesario tener una posición clara en estos asuntos y no entregarle la bandera política directamente a la izquierda. Pero también ha dado oxígeno al ‘ala dura’, que cohabita en el Congreso de los Diputados, donde se desenvuelven perfiles como Miguel Tellado, Cayetena Álvarez de Toledo o Rafa Hernando. “Feijóo es circular, quiere un partido circular que comparta valores”, señala un barón territorial. La traducción viene siendo la misma: la indefinición ideológica, que descarta de facto una convención para salir de la misma.
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Vox posiciona al PP
Vox es un escollo en ese camino de indefinición. De hecho, causa dudas entre las filas populares, sobre todo en estos últimos días en los que es especialmente beligerante con Núñez Feijóo. Hay un sector que cree que hay que marcar la posición de diferencia con los de Abascal cuando sea necesario, como ya hicieron con las declaraciones sobre “colgar de los pies” a Sánchez, y no prestarles demasiada atención para que no sean un “problema”.
Pero también hay otro sector del PP que cree que el “paso perdido” de Vox sí estorba al PP, que tiene que agrupar a la mayoría de la gente que en estos momentos clama contra la amnistía. “Cuando privas a Vox de autoridad, eres capaz de ganarte su electorado, pero es un trabajo arduo”, señala una voz territorial del partido.