Independientemente del país de destino y de las condiciones de cada persona, migrar siempre es un proceso complicado. Sin embargo, es especialmente difícil para las mujeres, pues el género afecta todos los aspectos de la experiencia migratoria, desde el motivo por el que dejan su país de origen hasta los obstáculos que encuentran en el tránsito y una vez llegan al destino. Así lo recoge el informe Invisibilizadas. Mujeres migrantes en el proceso de fronteras, elaborado por varias organizaciones de derechos humanos con motivo del Día Mundial de las Personas Migrantes que se celebra el 18 de diciembre.
El informe, que pone el foco en los flujos de Centroamérica hacia Estados Unidos y la frontera entre España y Marruecos, indica que las mujeres migrantes sufren más violencia por el simple hecho de ser mujeres y corren más riesgo de ser víctimas de trata. También señala que tanto las violencias estructurales vinculadas a la discriminación y a la falta de acceso a derechos, como las políticas migratorias que priorizan el enfoque de seguridad nacional al de protección de vidas “sitúan a las mujeres en una mayor vulnerabilidad y perpetúan las violencias directas en toda la ruta migratoria”.
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“El objetivo del estudio es visibilizar que las violencias basadas en género tienen diferentes manifestaciones y una lógica de continuidad temporal y espacial, sobre todo en aquellas mujeres que se ven obligadas a migrar, por lo que las violencias se pueden ver desde el momento en el que emprenden un proyecto migratorio, durante el viaje, en el cruce de fronteras, cuando solicitan protección internacional o cuando llegan al país de destino”, explica a Infobae España Clara Esteban, técnica de Incidencia Política de la ONG Entreculturas, una de las organizaciones que ha elaborado el informe junto a Alboan, el Servicio Jesuita a Migrantes de España (SJM), la Fundación Ignacio Ellacuría y Loiola Etxea.
El momento del tránsito, destaca el informe, es especialmente complejo para las mujeres, pues debido a las violencias basadas en género “están expuestas a muchos más riesgos durante el camino, como extorsiones o violencia sexual, además de discriminación por parte de las autoridades”, añade la experta. Por ello, las ONG hacen un llamamiento de responsabilidad al norte global, pues “tiene mucho que ver tanto en el origen de las crisis migratorias como en que las personas se vean obligadas a migrar por vías irregulares que acaban con sus vidas en muchos casos”.
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Y es que independientemente de los motivos que empujan a las mujeres a migrar, ya sea un conflicto armado, una crisis económica o un desastre ocasionado por el cambio climático, “son ellas las que siempre se llevan la peor parte”. “Es el cuerpo de las mujeres el que se utiliza como arma de guerra y las que están condenadas a ocupar los puestos de trabajo peor pagados y más expuestas a explotación”, añade Esteban, que también recuerda que en caso de crisis socioeconómicas ellas asumen las cargas familiares y la responsabilidad financiera.
Políticas migratorias que prioricen vidas
Las organizaciones de derechos humanos, que critican que las políticas de control migratorio en la frontera sur española “continúan priorizando la seguridad de la Europa Fortaleza sobre la protección de vidas”, piden al Gobierno español que la cooperación internacional aborde las causas que provocan la migración forzada, en vez de basarse en “soluciones parche”, y con un enfoque de género para “pensar en cómo afectan a las mujeres específicamente estas dinámicas”. Esa cooperación internacional, indica el informe, también debe promover el protagonismo y fortalecimiento de organizaciones sociales locales.
En España, asegura Esteban, las mujeres migrantes encuentran numerosos problemas en el proceso de petición de asilo debido a la falta de perspectiva de género, ya que en muchas ocasiones han sufrido violencia y “necesitan información y un acompañamiento que no se está dando”, pues las entrevistas se realizan de forma inmediata, “sin darles un momento de reflexión”. Además, añade, sería conveniente que las entrevistas fueran realizadas por “trabajadores sociales formados en género y antirracismo” en vez de agente de policía para no volver a revictimizar a las mujeres migrantes.
Por ello, las organizaciones también recomiendan al Gobierno de España dedicar mayores esfuerzos de financiación a programas y servicios de prevención, mitigación de riesgos y respuesta a las violencias basadas en género a lo largo de todo el proceso migratorio.
Según datos de la Organización de Naciones Unidas, unos 280 millones de personas viven fuera de su país de origen, de forma que la migración internacional ha aumentado considerablemente en los últimos años. De esa cifra, alrededor del 49% son mujeres y su migración “crece a un ritmo mayor que la de los hombres”.
En España, las llegadas de migrantes de forma irregular han batido récords, con más de 47.000 en lo que va de año, y la gran mayoría ha desembarcado en las islas Canarias.