La OCDE no quiere juzgar la pertinencia de la reforma del sistema de pensiones en España que se aprobó este año, pero sí que advierte de que los nuevos ingresos “sólo cubren parcialmente el aumento del gasto” que viene, sobre todo, del restablecimiento de la revalorización con la inflación. En su informe bienal sobre las pensiones públicas, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) lanza ese aviso basándose en las proyecciones financieras que ha hecho la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) sobre el impacto de la reforma.
En concreto, recuerda que las diversas medidas para dotar al sistema de fondos adicionales, como el aumento de las bases máximas de cotización a un ritmo superior a la inflación, la “cuota de solidaridad” que abonarán los salarios más altos y el incremento del “mecanismo de solidaridad intergeneracional”, sobre todo a cargo de las empresas, aportarán el equivalente de un 1,3% de PIB en 2050. El problema es que al mismo tiempo los gastos en pensiones van a crecer en un 2,4% del producto interior bruto (PIB), y eso principalmente por la indexación con la inflación.
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La OCDE señala que no cuenta con medios para hacer proyecciones presupuestarias o de déficit para evaluar la sostenibilidad de una reforma como la española, una cuestión para la que sí que aportará elementos de respuesta el estudio que publicará la Comisión Europea el próximo mes de junio. Los autores del estudio insisten en que corresponde a cada país decidir qué es sostenible o aceptable socialmente, y también destacan que gastar más en pensiones en lugar de hacerlo en otras partidas es una decisión política en la que no quieren entrar. Su trabajo consiste en comparar la situación de los países miembros y evaluar los cambios de las reformas que se producen en cada uno de ellos.
Un aumento limitado del peso de las pensiones
El gasto en pensiones en España, que supone actualmente el 12,3% del producto interior bruto (PIB), está ya de forma clara por encima de la media de la OCDE (8,9%), y más todavía de la Unión Europea (8,5%), aunque hay algunos países europeos que están muy por encima, en particular Francia (14,8%) e Italia (15,4%).
Las proyecciones de la Comisión Europea anticipan que ese gasto en España va a aumentar de aquí a 2050, pero de forma moderada, hasta el 13%. La subida será más pronunciada en el conjunto de la OCDE (al 10,2%) y sobre todo en el de la UE (al 13,2%), y eso que se espera una contención tanto en Francia (14,3%) como en Italia (16,2%). En términos relativos, las pensiones españolas son (y serán con la reforma) unas de las más generosas de la OCDE.
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La llamada tasa de reemplazo, que mide el nivel de pensión en relación al salario bruto durante la vida activa para los trabajadores que entran en el mercado laboral a los 22 años y cubren el periodo de cotización, será del 80,4 % en España, frente al 50,7 % de media en la OCDE.
Sólo un país de la organización, Grecia, presenta una tasa de reemplazo más generosa en términos relativos, con una pensión equivalente al 80,8 % del sueldo bruto. Los porcentajes son notablemente inferiores en Francia (57,6%), Alemania (43,9%), el Reino Unido (41,9%) o Estados Unidos (39,1%). Las reformas previstas en los países de la organización van a aumentar la edad media de jubilación para los que cubran el periodo completo de jubilación si empezaron a trabajar a los 22 años de 64,4 años a 66,3. En el caso de España, son 65 y no va a cambiar.
Hay que tener en cuenta que actualmente la edad a la que los españoles se jubilan (en lo que pesan factores como las prejubilaciones u otras formas de jubilaciones anticipadas) está muy por debajo, 62 años para los hombres y 61,8 para las mujeres, frente a una media de 64,4 en la OCDE.