La COP28 de Dubai ha finalizado de forma decepcionante para las organizaciones ecologistas y sin cumplir las expectativas iniciales que tenían muchos países, entre ellos España. El objetivo de alcanzar un acuerdo que prometiese el fin de los combustibles fósiles no ha llegado y se ha optado por un lenguaje mucho más laxo e inconcreto, aunque renueva sus compromisos y promete potenciar las energías renovables, cosa que también hace con el gas y las nucleares.
El ecologista Juan López de Uralde, exdiputado y actual líder del partido Alianza Verde, atiende a Infobae después de hacerse públicos los acuerdos de la Cumbre del Clima. Su compromiso con las políticas climáticas y el cambio de rumbo para evitar el calentamiento global le convierten en voz autorizada para sacar conclusiones.
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Pregunta: ¿Cómo valora el acuerdo final de la COP28?
Respuesta: A estas alturas y con la que está cayendo en términos climáticos, cuando las temperaturas más altas de lo normal se han convertido en el día a día, calificar como gran éxito la mención a los combustibles fósiles es estar fuera de la realidad. En absoluto se puede calificar de gran éxito el resultado de esta cumbre. Si estuviéramos hace 40 años, pues a lo mejor, pero decir que los combustibles fósiles son la causa del calentamiento lo sabemos desde hace mucho tiempo y, por lo tanto, me parece que es engañar a la opinión pública el tratar de transmitir que esto ha sido un gran éxito. Forma parte de la dinámica de las COP, en el sentido de que una cosa es la realidad de los que están dentro negociando y que cuando consiguen pequeños avances, siendo como son tan difíciles de conseguir, sienten que estamos avanzando.
P: El acuerdo hace una mención explícita a potenciar la energía nuclear, es una posición que cada vez gana más peso.
R: Este acuerdo tiene de bueno la referencia a multiplicar por tres las energías renovables y duplicar la eficiencia energética. Son dos puntos realmente positivos. Pero luego introduce referencias sin concreción y referencias a la energía nuclear como posible alternativa a las energías renovables. También habla del gas como combustible de transición o aprueba la captura de carbono para facilitar la continuidad del carbón. Está dando cierto apoyo a soluciones que son falsas, que no son reales y que ya desde hace mucho tiempo sabemos que no son reales. Si el gas es un combustible fósil, ¿cómo es posible que estés hablando de eliminar los combustibles fósiles al mismo tiempo que estás impulsando el gas como combustible de transición? Así lo dice en la declaración final. Es una declaración con un titular muy forzado. Para no hablar de la eliminación de combustibles, habla de la “transitar lejos”... Está lleno de agujeros por los cuales se va colando que las cosas continúen como están. Me da la sensación de que, año tras año, se va perdiendo el objetivo central de todo este convenio, que era el que los gobiernos, no las empresas, dicten una serie de normas para garantizar la transición energética para salir de los combustibles fósiles. Pero cada vez los gobiernos pintan menos y las empresas pintan más.
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P: La Cumbre de Madrid hace unos meses tuvo la intención de crear un frente común contra aquellas potencias que se negaban a señalar en esta COP28 la desaparición total de los combustibles fósiles, pero al final no ha sido así.
R: El papel de la Presidencia en estas cumbres es muy importante, y no hay que ser muy ducho para saber que si la presidencia estaba manos de un jeque petrolero, no iba a haber una declaración dura contra los combustibles fósiles. Estaba cantado, ¿no? La declaración hace referencia a que hay que hacer un proceso de transición fuera de los combustibles fósiles, pero es que eso ya lo estamos haciendo.
P: Y la intención de contar con la energía nuclear como una alternativa para el medioambiente, ¿qué le parece?
R: La energía nuclear está descartada como alternativa para el cambio climático, en primer lugar, por su alto precio; en segundo lugar, porque no es posible un despliegue nuclear a la velocidad que es necesario para hacer frente a las emisiones contaminantes; y en tercer lugar, porque es peligrosa y porque genera residuos radiactivos. Hay muchos factores que descartan la energía nuclear. Lo que pasa es que yo sí que he percibido un lobby muy fuerte. Lo vi, por ejemplo, en una reunión que tuvimos en Suecia con parlamentarios sobre la transición energética. La presencia del lobby nuclear era brutal. Francia está haciendo un trabajo diplomático muy fuerte porque para ellos es una prioridad muy grande recuperar la energía nuclear y está teniendo cierto éxito en declaraciones, pero no en el crecimiento real de la energía nuclear. Al final, el problema más importante es el coste. Por lo que tú inviertes en una nuclear, puedes invertir todo ese dinero en energías renovables que ya son tecnológicamente eficientes y en mucho menos tiempo. Cada vez es mayor la penetración de las energías renovables en el sistema eléctrico y las nucleares son, cada vez, menos necesarias. Durante unos años realmente la nuclear estaba totalmente noqueada, pero se han agarrado a la tabla del cambio climático como su tabla de salvación y es lo que están utilizando para intentar recuperarla.
P: Decía Teresa Ribera que este acuerdo es el principio del fin. ¿Estás de acuerdo?
R: El principio del fin es desde hace mucho y a estas alturas no se puede hablar del principio del fin. Estamos ya muy cerca de aumentar la temperatura en 1,5 grados centígrados, el límite marcado en los Acuerdos de París. Tendríamos que estar hablando de la puesta en marcha de medidas concretas, específicas y urgentes, que fueran vinculantes para los países. Entonces sí que estaríamos hablando del principio del fin. Hablar del principio del fin por una declaración que no tiene absolutamente ningún mandato para los países me parece que es una broma de mal gusto.
P: Como persona que ha estado en primera línea política y conoce la COP desde dentro, se percibe que la Cumbre del Clima da síntomas de agotamiento, que hay frentes encontrados y parecen irreconciliables. ¿Cómo se resuelve el problema?
R: No hay otra salida al cambio climático que un proceso multilateral. Hay que repensar el proceso de tal manera que se eliminen las trampas que tienen las Cumbres actuales. Por ejemplo, la primera trampa es que el Acuerdo de París tiene un objetivo vinculante que es no subir más de 1,5 grados, pero no tiene ninguna capacidad de hacer vinculantes los compromisos de los países. Eso es una debilidad. Y si no abordas eso, y es muy difícil porque no hay voluntad política para abordarlo, ¿cómo puedes conseguir el objetivo si los países no tienen absolutamente ningún castigo por incumplirlo? La segunda trampa es que la toma de decisiones por consenso siempre es una toma de decisiones que lleva a mínimos. Y eso hay que cambiarlo. Si se sigue intentando conseguir decisiones por consenso, al final lo que se hace es que siempre vamos a la baja. Es urgente repensar eso. Habría que ir a un sistema de mayorías. Yo sé que es complicado, que es muy complejo, pero desde 1992, cuando se crea la COP, las emisiones no han parado de subir.
P: En plena COP28, varios miembros de Futuro Vegetal fueron interrogados por presunta participación en organización criminal y hay juicios pendientes por acciones que denuncian la crisis climática.
R: Sin duda hay una criminalización del activismo contra el cambio climático. Hay una criminalización, que la vimos también con la acción de Rebelión Científica en el Congreso, cuando intentaron acusarles de atentar contra las instituciones del Estado porque acusaban a los activistas falsamente de interrumpir el Pleno y ahora piden cárcel para ellos.
La criminalización empieza con la condena de acciones, que puedes estar de acuerdo o no estar de acuerdo, pero desde luego no han supuesto ningún daño a obras de arte ni nada. Es todo bastante simbólico y creo que es imprescindible el apoyar el activismo climático, apoyarles y pelear contra esa criminalización, porque ya lo hemos vivido. Yo mismo lo viví en Copenhague en su momento. Si se permite que esto vaya para adelante, vamos a ver a muchos activistas climáticos en la cárcel y eso tiene un único objetivo desincentivar la movilización, desincentivar el movimiento de lucha contra el cambio climático. Es imprescindible tratar de impedir esa criminalización que se está llevando adelante.